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Enterramientos y ritos funerarios en la necrópolis de Valencina

Conferencia de Rosario Cruz-Auñón en la V Candelá del Solsticio de la Asociación Los Dólmenes.
Vocalía de Comunicación. 01/07/2009

Evidencias, teorías y cuestiones sin resolver se entremezclan en torno a la extensa necrópolis calcolítica de Valencina, dentro de un campo de conocimiento en continuo avance gracias a los hallazgos que deparan las excavaciones arqueológicas.

La segunda de las ponencias de la noche de la V Candelá sirvió para exponer resumidamente algunas de las investigaciones que se están llevando a cabo sobre la necrópolis valencinense, así como las conclusiones de otros análisis específicos realizados sobre los enterramientos prehistóricos. No en vano, la charla fue expuesta por Rosario Cruz-Auñón, profesora del Departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Sevilla, y autora de varios estudios y publicaciones sobre el yacimiento de Valencina en general y sobre las prácticas funerarias de la Edad del Cobre en particular.

Tras una breve alusión al actual marco normativo municipal, que permite re-excavar terrenos que ya se habían liberado anteriormente, la ponente entró de lleno en la temática central de la charla preguntándose por las pautas de los pobladores a la hora de realizar los ritos funerarios. Por ejemplo, si se trataban de enterramientos comunitarios o en grupos, si eran por familias o generaciones. "¿A qué corresponden?", se cuestionaba Cruz-Auñón para a continuación comparar justificadamente las estructuras funerarias con los actuales panteones familiares.

En ese sentido, valoró positivamente la realización de análisis para la obtención de los grados de parentesco, si bien criticó que la falta de medios con la que se emprendían las excavaciones pudiera costear un gran número de estos estudios, que llegan a alcanzar fácilmente los 3.000€ por individuo. Para hacerse una idea de la repercusión que podría tener en el presupuesto, la excavación arqueológica en la parcela privada de la Calle Dinamarca ha reunido hasta la fecha a unos 50 individuos. No obstante, comentó que se están buscando alternativas más económicas para este tipo de análisis.

En cuanto a Valencina, destacó dos grandes áreas diferenciadas: la zona de necrópolis, específica o exclusiva para los enterramientos, y la zona intermedia, donde se mezclan poblado y sepulturas. El espacio donde se producen estos solapamientos presentan enterramientos con distintas disposiciones, sin embargo, cuando se trata de una ubicación elegida especialmente para la sepultura, no se entremezclan los tipos, como sucede con los de grandes corredores y cúpulas.

No faltaron los datos estadísticos, así como la enumeración de tipologías constructivas y estudios sobre las relaciones con los ajuares funerarios. Entre los tipos de enterramientos según su construcción, se pueden distinguir los realizados con lajas, los de mampostería, los de lajas de forma puntual como los encontrados en las excavaciones de Roquetito o los enterramientos en cuevas artificiales y los de estructuras siliformes como los encontrados cerca del Bobito.

El momento álgido de la noche se produjo al comentar algunas referencias al Dolmen de Ontiveros, al argumentar la ponente que el conocido atrio semicircular es en realidad la cámara en la que culmina el corredor que ahora se pierde bajo la hacienda. Más aún, afirmó que el citado dolmen es cliente de otro gran enterramiento megalítico que se encuentra sin excavar bajo el túmulo de Ontiveros.

Rosario Cruz-Auñón avanzó en la ponencia haciendo alusión a los modelos de tumbas, que podían ser individuales (1-2 individuos, en corredor sin cámara), unifamiliares (3-4 personas), colectiva simple (10-14, Roquetito y Señorío), colectivas complejas (> 20 individuos). También destacó algunas singularidades, como las tumbas preventivas, que se construyeron pero no llegaron a usarse, o como los enterramientos reutilizados.

Para terminar, la ponente concluyó su exposición con algunas consideraciones generales, como es el hecho de que los enterramientos fueran el resultado de una intencionalidad social determinada que es la que explica y fundamenta estas prácticas funerarias, apreciándose una génesis en la sociedad clasista inicial en lo que vino a denominar como "emergencia del estado". Por último, destacó las cronologías del asentamiento, que vino a situarlo en torno al 2.772 +50 y el 2575 +50 a.n.e.

1 comentario:

Anónimo dijo...

la verdad es que es super complejo, esta señora ha hecho un gran trabajo de tipificación porque son tantas y diversas que... Ahora bien
1) análisis de ADN tiene que se el ADN mitocondrial (si queda algo es en algún diente por ser lo más recóndito y protegido)y las muestras posibles dependerá del modo de conservación (de las inhumaciones directas en tierra que se olvide)
2) el ADN mitocondrial solo proporcionaría la matrilinealidad, y todo parece indicar que no estamos en un matriarcado, luego no unificaría al clan-familia, aunque ¿qué quiso decir con que lo de montelirio no es lo que parece?
3) la intencionalidad de las estructuras funerarias no es de apartar a los muertos y olvidarse de ellos, para eso no hace falta tales espacios, la presenciao representación contínua de los muertos en la conciencia de los vivos es cotidiana, el tener los mismos muertos identifica y unifica el clan ¿pero quienes son los que abandonan el clan para evitar la endogamia ellas o ellos?