Francisco José Ortega. Valencina (Sevilla)
Cartas al Director. El Correo de Andalucía 25/09/08
Escribo con motivo de la significativa falta de conciencia histórica de esta nación de naciones, lo cual repercute en la difusa identidad social, factor decisivo para la estabilidad institucional. En concreto aquí sólo me referiré a la falta de nociones respecto a la importancia del yacimiento calcolítico de Valencina. En los medios aparecen noticias sobre restos romanos en Turquía, las tumbas precolombinas de Bogotá,...
Se realizan inversiones millonarias en la puesta en valor de yacimientos inamortizables (aunque por sí mismo cualquier resto arqueológico es avalorable) como en el teatro de Sagunto, el edificio de Bolonia, las inversiones de las administraciones en Egipto, Siria... Pero resulta que el poblado más impresionante del primer bronce está aquí, en suelo andaluz, en la Sevilla Prehistórica. El conjunto dolménico más importante por su relevancia y monumentalidad no está en Irlanda, en Inglaterra o en Bretaña, está a cinco kilómetros de Sevilla. ¿Cuánto se han gastado las Administraciones en él?
Independientemente del valor arqueológico, de ser los dólmenes más grandes de Europa, de la riqueza de sus restos con ajuares en ámbar, colmillos de marfil, puntas de flecha de cristal de rocas,... Sólo desde un punto de vista estrictamente crematístico y económico ¿se puede hacer una puesta en valor del yacimiento de los Millares que tiene una afluencia aproximada de 3000 personas, o del yacimiento de Antequera con catorce millones? ¿y en el de la Sevilla Prehistórica sólo el Ayuntamiento de Valencina (en regulación de empleo) hace una pequeña inversión que le viene de la Comunidad Europea? ¿con un potencial de ciento de miles de visitas anuales entre el mercado exterior, el nombre de Sevilla de por sí vende, y el propio mercado interno, ciudad y zona metropolitana? Verdaderamente cualquier urbanista se pondría las manos en la cabeza diciendo: no saben quienes son y por lo tanto no saben lo que tienen. Sevilla sólo es Barroco y Semana Santa, y a lo sumo también Itálica.
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