Hallan en una excavación cercana a París los restos de un hombre al que amputaron el brazo hace más de 6.900 años.
Fue anestesiado, le cortaron el antebrazo con un escalpelo de sílex y lo curaron con salvia. Sobrevivió a la operación.
20 Minutos. 26/01/2010
Medía cerca de dos metros, se dedicaba a la caza, probablemente sufrió un accidente o le atacó un animal, por lo que quedó malherido y tuvieron que cortarle el brazo por debajo del codo. Lo anestesiaron con alguna planta y le desinfectaron y curaron la herida con salvia. Sobrevivió a la operación. La amputación había sido limpia, probablemente realizada con un escalpelo de sílex, y se desarrolló en condiciones asépticas. Los cuidados posteriores permitieron que en varias semanas pudiera reincorporarse a su tribu, que lo aceptó, a pesar de su discapacidad.
Vivió hace más de 6.900 años y sus restos han sido descubiertos en la excavación de Butiers-Boulancourt, a 65 kilómetros al sur de París, según informa el Inrap (Institut nacional de recherches arqueologiques préventives).
La importancia de este hallazgo radica en que es una prueba consistente de que en Europa meridional, durante el Neolítico, existían conocimientos médicos suficientes para realizar una operación de este tipo (la limpieza y cuidado del corte evidencia una operación, y no un desgarro accidental). Esta prueba, unida a otros dos hallazgos de cadáveres neolíticos amputados en Alemania y la República Checa, refuerza la teoría de una o varias escuelas de ‘cirujanos’ en la Edad de Piedra.
Los restos de este ilustre manco fueron hallados dentro de una tumba junto con los restos de una oveja pequeña y un hacha de sílex, lo que sugiere que tenía un estatus alto. Aunque vivió cierto tiempo más después de la operación (como han demostrado las pruebas realizadas con escáner), sufrió artrosis en la columna y perdió todos sus dientes antes de morir a una edad anciana.
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