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En lo que se refiere a la gestión, debemos incidir en lo imprescindible de estimular la conciencia ciudadana y su interés por el patrimonio heredado, realzando la rentabilidad social y cultural que proporcionan los trabajos realizados con garantía científica y de difusión pública. Así, prestaremos atención a la divulgación de los resultados de las excavaciones arqueológicas que se realizan en nuestra comunidad autónoma, que pueden tener en las tecnologías de información y comunicación (TIC) el nexo de unión necesario entre profesionales, administraciones públicas, visitantes, estudiantes y gobiernos municipales.
Tendremos que debatir sobre de la tutela del patrimonio arqueológico prehistórico y sus implicaciones en proyectos de desarrollo rural o turístico, de desarrollo sostenible o de cooperación internacional. De las realidades que origina la práctica de la Arqueología de urgencia, tanto urbana como de rescate y los ya conocidos problemas de distanciamiento entre la investigación y la gestión, del aislamiento entre los y las profesionales y la sociedad en la que trabajan, o la valoración de todos estos aspectos en una dimensión económica. Todos estos elementos han cambiado de manera drástica las oportunidades de empleo generadas por la arqueología, que se ha emancipado del ámbito académico para instalarse, por un lado, en el mercado como una profesión liberal, y, por otro lado, en la Administración pública, desde la que se ordena y regula. A los y las profesionales de la arqueología se les requiere su participación directa en actividades relacionadas directamente con el desarrollo, la revitalización y la gestión de los recursos patrimoniales; han empezado a ser participantes y colaboradores activos en el desarrollo regional y comunitario y en las negociaciones de los recursos turísticos y patrimoniales.
En este contexto es necesario que reconozcamos la importancia de la transdisciplinariedad, no sólo en los aspectos técnicos y analíticos de la disciplina, sino también en los aspectos interpretativos y divulgativos de la misma, realzando por ejemplo las conexiones entre arqueología prehistórica y antropología o los nexos entre la arqueología y la didáctica o la educación. Pero además, la arqueología moviliza un saber práctico-moral, regulado por normas, que funciona socialmente e implica la puesta en juego de unos valores. Por tanto, presenta una dimensión jurídica, una dimensión socio-política y una dimensión ética. La investigación acerca de estos aspectos no es exclusivamente arqueológica, sino que moviliza los campos del derecho, de la sociología y de la filosofía. Por otra parte, la protección de este patrimonio no puede basarse únicamente en la aplicación de determinadas técnicas, sino que exige un fundamento más amplio de competencias y conocimientos profesionales y científicos, no sólo en lo que se refiere a soluciones técnicas, sino también porque forma parte de tradiciones vivas de la población autóctona que pueden participar a través de grupos locales de carácter cultural. Por tanto, la protección del patrimonio arqueológico prehistórico debe basarse en una colaboración efectiva entre especialistas de múltiples y diversas disciplinas y exige también la cooperación de las instancias de la Administración, de profesionales, de empresas privadas y del público en general.
En conclusión, la Prehistoria además de la imprescindible aportación al conocimiento de las sociedades del pasado, está siendo utilizada en los últimos años para propósitos educativos, de cohesión de la comunidad, de entretenimiento y desarrollo económico o como creadora de modelos de valoración social, esto ha sido la consecuencia natural de la aceptación de que la arqueología consiste en algo más que en implementar métodos científicos para obtener e interpretar datos y estas nuevas dinámicas son las que pretendemos analizar y comprender en nuestra reunión.
Fuente: Memorial Siret
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