El Mundo. 21/05/2010
Sr. Director:
Desde la antigüedad, los cruces de caminos han sido lugares en los que el diablo se podía llevar el alma de los extraviados. Los cruceiros y los humilladeros servían para orientarnos y apaciguar los espíritus inquietos. De un tiempo a esta parte, las rotondas se multiplican en los cruces de caminos. La urbanización de todo lugar para financiar los fastos municipales hace que se necesite ordenar el tráfico caótico y creciente para así seguir urbanizando. Ayuntamientos en crisis se gastan los dineros del Plan E de Zapatero y los propios en monumentos horteras y megalómanos.
Es fácil ver rotondas con olivareros de bronce allí donde no dejaron ni un olivo. Todo el patrimonio que se va destruyendo acaba musealizado en una rotonda. Es el lugar donde los políticos locales lavan su imagen y su mala conciencia, por no haber sabido hacer planes integrales y preferir el dinero fácil del ladrillo. En mi pueblo, Valencina se han gastado 200.000 euros en dos rotondas; y en una de ellas han colocado un trilito, un pastiche imitando a prehistórico de muchos metros de altura. Es lo que los políticos llaman con orgullo la 'puesta en valor' pero para muchos es la confirmación de que el yacimiento calcolítico más importante de Europa se deshace bajo tierra y que ya no harán nada por salvarlo.
Eduardo Pablo Apellaniz Bastero. Valencina de la Concepción
1 comentario:
Pues si. Como siempre acertado, aunque al menos servirán, no pasado mucho tiempo, para el despliegue de la creatividad artística de grafiteros con buen criterio.
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