NIEVES SANZ. Arcadas de una de las galerías del Monasterio de San Jerónimo, donde se aprecia el pésimo estado de conservación de este monumento del siglo XV. |
07/11/2010. ABC. A. Estrella Yáñez
Son auténticas joyas. La declaración de Bien de Interés Cultural (BIC) no hace más que reconocer oficialmente el valor de unos inmuebles que conforman y enriquecen a una ciudad que debe, al menos, asegurarse del correcto mantenimiento de sus mejores monumentos.
En Sevilla no es siempre así y pese a que el Ayuntamiento anuncia planes de rehabilitación, que hasta en algunos casos incluyen presupuestos y plazos de ejecución, son muchos y valiosos los BIC que se encuentran en estado degradado o lamentable, pese a que la sociedad civil—asociaciones de vecinos y organizaciones conservacionistas— no dejan de reclamar las actuaciones necesarias a las administraciones competentes: Ayuntamiento y Junta de Andalucía.
La ciudad puede ofrecer un desastroso catálogo de BIC abandonados o infraconservados, como la Fábrica de Vidrio de La Trinidad, la Casa Palacio del Pumarejo, la Real Fábrica de Artillería, el Museo Arqueológico, el Monasterio de San Jerónimo y el Templete de San Onofre, el antiguo convento de San Hermenegildo y la Iglesia de Santa Catalina.
Fábrica de Vidrios
La Ley dicta que al ser declarado Bien de Interés Cultural es obligatorio redactar un plan especial o proteger a estos monumentos con cualquier otra figura del planeamiento, pero pese a los reiterados anuncios que Ayuntamiento y Junta han realizado con los años, estas joyas siguen detereriorándose y su estado es lastimoso.
La Fábrica de Vidrios La Trinidad, ubicada en la avenida de Miraflores ha sido incluso ocupada por indigentes y vándalos, lo que llevó a la plataforma «Salvemos la fábrica de vidrios» a presentar una denuncia ante la Fiscalía de Medio Ambiente, Urbanismo y Patrimonio Histórico por ocupación ilegal y expolio, pues los vecinos comprobaron que el edificio había sido saqueado y aludían a la «sustracción de bienes públicos catalogados como bienes inmuebles comprendidos dentro de un inmueble declarado Lugar de Interés Etnológico». En la iniciativa judicial la plataforma dio cuenta de la desaparición de «cuatrocientos moldes de piezas de vidrio, cañas de soplar, utensilios y herramientas catalogados por la Dirección General de Bienes Culturales de la Consejería de Cultura para su protección y conservación».
También allí se asentó durante meses un colectivo ocupa para reclamar que se diera a las instalaciones un uso cultural, pero fue desalojado el pasado mes de abril por orden judicial. La declaración de Bien de Interés Cultural del complejo se refiere a la nave principal, la chimenea y los hornos. En la zona no protegida, la propiedad proyecta la edificación de 200 viviendas, aunque los vecinos del Retiro Obrero reclaman al Ayuntamiento que en el solar se haga un centro cívico. La plataforma no ha parado de denunciar ante la delegada municipal de Cultura, Maribel Montaño, y el delegado provincial de la Consejería, Bernardo Bueno, el estado de este BIC e, incluso, ha presentado alegaciones al proyecto de reparcelación del recinto proponiendo la creación de un museo del vidrio artesanal, que recupere la historia de este espacio.
Museo Arqueológico
El abandono hace mella también en el Museo Arqueológico, donde es el Gobierno de Rodríguez Zapatero el que posterga la necesaria reforma integral de unas instalaciones que pese a estar ya adjudicadas al arquitecto Guillermo Vázquez Consuegra no cuentan con consignación presupuestaria. La demora en esta rehabilitación ha sido reconocida este mismo verano por la ministra de Cultura, Ángeles González Sinde, en una visita realizada al Archivo de Indias, donde reconoció que en los presupuestos de este año sólo hay consignado un millón de euros para el proyecto básico e, incluso, dijo que «la voluntad del Ministerio es que Sevilla tenga un museo arqueológico extraordinario, aunque sea a otro ritmo». Y aún así, en los presupuestos para el año próximo, en el capítulo del Museo Arqueológico de Sevilla, la cifra aparece aún más reducida y queda en 317.000 euros.
Palacio del Pumarejo
Hace algo más de un año el Ayuntamiento anunció a bombo y platillo el cierre de un acuerdo para la rehabilitación integral de la Casa Palacio del Pumarejo, un edificio protegido del siglo XVIII, en el que a día de hoy no se han comenzado los trabajos, según se quejan los vecinos, que este mismo mes se han personado en la sede de la Gerencia de Urbanismo para denunciar la mala situación del inmueble en el que viven 200 familias. Los residentes advierten que el edificio sigue deteriorándose, lo que dificulta su habitabilidad y merma la calidad de vida de los vecinos que, además, en su mayoría son personas mayores.
Ante la desidia del Ayuntamiento, los propios vecinos se proponen buscar financiación por su cuenta para acometer los arreglos más urgentes, mientras se preguntan qué pasa con los 5,6 millones que se presupuestaron para la rehabilitación integral del monumento de dos plantas con dos patios centrales, que ocupa 1.892 metros cuadrados, que ya contaba con el visto bueno de la Comisión Provincial de Patrimonio.
Santa Catalina
En el caso de la Iglesia de Santa Catalina, las obras del templo mudéjar han comenzado por el tejado, aunque en esta ocasión la expresión no tiene connotaciones negativas. Aunque el edificio, cerrado al culto en 2004 debido al peligroso estado en que se encontraba, cuenta con el compromiso económico del Ayuntamiento, ni la primera fase de obra que corresponde a la cubierta sigue los plazos marcados, ni la partida dirigida a la rehabilitación integral es suficiente, por lo que la única posibilidad es que el equipo de Sánchez Monteseirín busque apoyo económico en el Gobierno central. Los trabajos en el templo comenzaron en noviembre del año pasado con un acto cargado de personalidades en el que los representantes de la Junta y de la Iglesia se pedían compromisos económicos unos a otros, ante la gran inversión que exigirá la rehabilitación integral, cifrada en cuatro millones de euros de los que, hasta ahora, la Gerencia de Urbanismo sólo ha ofrecido 300.000 euros.
Mientras, la reparación de la cubierta lleva ya acumulado un retraso de cuatro meses, pues estaba previsto que acabara en junio, su conclusión no permitirá la reapertura del templo pues los muros, llenos de grietas, se han desplazado en algunos casos hasta 60 centímetros. La rehabilitación de Santa Catalina necesita de una apuesta firme y decidida de las autoridades, que sigue en el aire.
San Hermenegildo
La delegación de Edificios Municipales preveía en sus presupuestos del año pasado destinar 1,6 millones de euros a la rehabilitación de la bóveda de la antigua iglesia de San Hermenegildo, en estado alarmante desde hace años y que amenazaba con dañar las pinturas y yeserías atribuidas a Herrera el Viejo. Este edificio, catalogado como BIC desde 1959 y que fue la primera sede del Parlamento andaluz, lleva cerrado desde mayo de 2006 y sigue esperando cerrado a la espera de su restauración.
Convento de San Agustín
El Convento de San Agustín, situado en la Puerta de Carmona data del siglo XIII y es otro de los inmuebles de titularidad municipal que se encuentra en desuso, pese a que el Ayuntamiento lo ofreció a la Universidad Internacional de Andalucía y a la Fundación Lara, sin éxito. Tampoco se instaló en él el Archivo Histórico Provincial, como anunció en su momento el alcalde, quien llegó a afirmar que «no podemos tener un edificio de esa potencia sin restaurar, y su uso es prioritario para la ciudad». La restauración del monumento se cifró en 6 millones de euros y a falta de un proyecto que los aporte, el antiguo convento sigue deteriorándose sin perspectivas de futuro.
Fábrica de Artillería
En pocas semanas la Delegación de Defensa abandonará las dependencias que ocupa en la Real Fábrica de Artillería, un complejo de 20.000 metros cuadrados, con 18.000 de ellos construidos y que ahora pasa a ser propiedad de la ciudad. La riqueza de la Real Fábrica de Artillería se encierra en su propia arquitectura, donde conviven estilos diferentes al haberse construido en fechas sucesivas y especialmente por haber sido su actividad parte de la historia viva de la ciudad y de España, por lo que cuenta con reconocimientos tan importantes como el del Comité Internacional para la Conservación del Patrimonio Industrial y es BIC desde 2001. En los últimos años, el Ayuntamiento ha anunciado distintas iniciativas para dotar de contenido al complejo, pero el coste de su rehabilitación, cifrado en 70 millones de euros, parece frenar cualquier propuesta. Ahora el edificio está siendo objeto de un plan director para definir su posible utilidad y lo único seguro es que el Instituto de la Cultura y las Artes de Sevilla se mudará a la primera crujía de fachada, lo que significa un 7% del total.
San Jerónimo y San Onofre
Tanto en el Monasterio de San Jerónimo de Buenavista, como en el Humilladero de San Onofre, ambos del siglo XV, la dejadez es absoluta, según vienen denunciando desde hace años las asociaciones conservacionistas como Adepa, quienes además pusieron de manifiesto que la edificación de un edificio adjunto para un centro cívico incluso ha empeorado el estado del monasterio, puese durante la obra se han demolido elementos como escalones y pavimentos de la puerta Norte, además de las jambas de este acceso para permitir la entrada de la maquinaria. La asociación advierte que ni un sólo elemento arquitectónico o artístico del BIC está debidamente protegido.
Sobre el Humilladero de San Onofre o Templete del Empalme, la asociación Ben Basso ha pedido a la delegación de Cultura su traslado a otro emplazamiento, como única forma para evitar daños irreparables.
Conservadores
ADRIANO
Qué puede pensarse de una ciudad que no es capaz de conservar su patrimonio, a pesar de que éste la hace tan singular; una ciudad que no consigue dar uso a grandes edificios históricos para garantizar su pervivencia. Este reportaje es un catálogo incompleto de grandes edificios en riesgo, deshabitados. Hay muchos más. Y su titularidad pública parece un lastre para una Administración incapaz de gestionarlos, pero que admite gastar más de cien millones en el proyecto privado de la Encarnación, que consideran progresista.
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