28/12/2010. El Correo. Antonio Zoido.
Los trabajos arqueológicos que se llevan a cabo en torno a la arquitectura dolménica del Aljarafe han alimentado la hipótesis de que esos yacimientos estuvieran engarzados a la legendaria ciudad de Tartessos, una meta desde que Schulten recorriera nuestras marismas en los años veinte del pasado siglo. Poco después Maluquer de Motes rastreaba ese territorio y, tras él, siguieron las especulaciones hasta nuestros días. De la abundante correspondencia entre éste y García y Bellido (B.N. Ins. 13.827) podrían sacarse muchas sugerencias. Allí hay largos párrafos dedicados a los tres cerros “gemelos” que dominan el paisaje entre Castilleja de Guzmán y Santiponce.
Su extraña alineación indicaría, según ellos, promontorios artificiales con tumbas en su interior como las de las pirámides. Esta posibilidad y raros hallazgos de Itálica les llevó a plantearse que Escipión escogiera este emplazamiento para sus veteranos por encontrar restos visibles de lo que había sido una gran población. Así pues, la ciudad cabecera del reino de Argantonio podría estar bajo el solar de la patria de Trajano y Adriano: así cobraría sentido lo que en el epílogo de su libro sobre Tartessos escribía Maluquer: “en este territorio (los romanos) transforman sus ciudades en núcleos con gran desarrollo urbano que enmascara cuanto pudiera corresponder a tiempos anteriores”.
Retomar esa posibilidad en las excavaciones sería arduo pero, en caso de dar resultados, tendríamos un conjunto único en el mundo con recorridos superpuestos parecidos a lo que tiene Nápoles en el barrio de San Gaetano pero a mayor escala y mayor diferencia de siglos: entre Itálica y Tartessos tendríamos un desnivel cronológico parecido a la de las “Setas” de la Encarnación y el yacimiento arqueológico romano del Antiquaria bajo ellas.
Esto es una inocentada del periodista
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