30/11/2011. La Verdad.
Las excavaciones llevadas a cabo en la Catedral Primada de Toledo en 2008, con motivo de la rehabilitación de su Claustro, han permitido conocer, por ejemplo, que la ciudad de Toledo se llama así desde hace 5.000 años.
Así lo ha declarado a EFE el prehistoriador Martín Almagro Gorbea, autor de "Excavaciones en el Claustro de la Catedral de Toledo", libro presentado esta tarde en dicha ciudad que recoge los resultados de esos trabajos, dirigidos por él, con la participación Pedro de Navascués y Valentín Berriochoa, y que ahora ven la luz a través de esta publicación de 550 páginas.
El catedrático de Prehistoria de la Universidad Complutense de Madrid ha destacado como un hallazgo importante de dichas excavaciones el poblado carpetano que había antes de la Toletum romana, del que ha subrayado que se retrotrae a lo largo de la Edad del Bronce, en el segundo milenio antes de Cristo, hasta finales del tercer milenio, en época campaniforme (2.500-2.000 años a. C.)
Según el también anticuario perpetuo de la Real Academia de la Historia, esta antigüedad del poblado de Toledo permite explicar el nombre de Toledo y el nombre de Tajo como nombres campaniformes, es decir que la ciudad tiene este nombre probablemente desde hace 5.000 años.
En este sentido, ha destacado que pocas ciudades de Europa tienen unas raíces tan antiguas, lo que, sin embargo, "en el caso de Toledo puede considerarse un detalle casi anecdótico por el gran centro espiritual y artístico que constituye esta bellísima ciudad", ha subrayado.
Almagro Gorbea ha destacado la colaboración en su libro de la catedrática de Filología Latina de la Universidad Complutense de Madrid, Isabel Velázquez, que ha estudiado la inscripción de la consagración por la que el rey Recaredo institucionaliza como católica la Catedral de Toledo.
A este respecto Velázquez ha explicado que aunque dicha inscripción era conocida en la ciudad desde el siglo XVI, se dudaba de su autenticidad "porque físicamente nadie la habíamos visto y se hablaba de ella de oídas", pero las excavaciones han posibilitado comprobar que se trata de la inscripción "auténtica" efectuada en el año 587.
A juicio de Martín Almagro, esto supone que "estamos ante una de las inscripciones de mayor importancia histórica en Europa porque no todos los hechos de ese significado han quedado reflejados en un epígrafe que se haya conservado", ha apuntado.
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