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Jardines de Sevilla, ramillete de sombras verdes para combatir el verano

Recorremos algunos de los espacios más destacados de Sevilla y su provincia donde se reúnen vegetación, historia y paisajes que inspiran.
23/06/2019. ABC.

El jardín es un espacio donde se busca la belleza y el placer de la tranquilidad. El goce de los sentidos. Una palabra heredada del francés que viene con aromas de flores y sonidos de fuentes. Versillos que se le ocurren a cualquiera en un lugar de estas carácteristicas.

Hay pájaros y plantas, macetas que marcan las esquinas y pasillos verdes que escupen cierto frescor en el caluroso verano sevillano. También hay sombras. Y frutos. Y hojas. Una mancha color esmeralda que se hace hueco entre los edificios para invitarnos a pasear, descansar y desahogarnos de las altas temperaturas. Aquí proponemos algunas de las paradas imprescindibles en Sevilla y su provincia. Capital de los jardines.

Sevilla
Algo que impresiona a los que vienen de fuera es la variada y abundante vegetación que albergan las calles de Sevilla. Esta no está bien repartida, pues hay zonas donde el asfalto quema y escasean las copas en las que refugiarse. Pero esta ciudad es también un hervidero de naranjos, jacarandas y palmeras.

Se reserva numerosos parques y jardines en sus entrañas y le gusta jugar a la memoria de las sensaciones: tierra mojada, dama de noche, jazmín, gorjeos de palomas, chicharras de mediodía, la luz de un aljibe, buganvillas que pintan de morado las fachadas de cal. Y todo viene acompañado de esculturas, estilos arquitectónicos de enorme interés y bancos que solo ofrecen sosiego ante el paisaje.

El Parque de María Luisa merece la primera mención. Sus terrenos pertenecieron al Palacio de San Telmo pero a finales del siglo XIX fueron donados a la ciudad. Fue diseñado en su mayor parte por el arquitecto y paisajista Jean Nicolas Forestier, y con los años se ha convertido en uno de los grandes reclamos de la ciudad, aunque no es, desde luego, el más antiguo.

La Alameda de Hércules está considerada el primer jardín público de Europa. Y el Alcázar, el Patio de los Naranjos de la Catedral, el Jardín Almohade de la Casa de la Contratación y el recinto de la Torre Don Fadrique son otras localizaciones que hablan de épocas remotas. Este último, todavía bastante desconocido, se asienta sobre unos viejos huertos, mientras que el Patio de los Naranjos, consecuencia de la mezquita donde se ubicaba, presumen de ser el más antiguo de Sevilla. Se construyó entre los años 1172 y 1186, quedando más tarde totalmente integrado en la catedral.

Los jardines creados durante el período del Romanticismo son los de la Delicias, que se esconden con sigilo mirando hacia el río, los de la Casa Rosa y los de Cristina, en la misma avenida. Numerosos expertos aseguran que la Puerta de Jerez se ha convertido en una zona de paso y ni turistas ni paisanos disfrutan al completo de este complejo. El parasol de la China y el ombú son dos de sus especies botánicas más singulares, aunque pocos se han sentado bajo ellas para contemplarlas.

Cerca de allí, los Jardines de Rafael Montesinos ensanchan el color del río en la orilla del Puente de Triana. Tres glorietas, una escultura del cantaor Antonio Mairena y apenas una decena de palmeras con nombre de poeta.

No pueden quedar fuera de este pequeño recorrido los Jardines de Murillo, que están unidos al Paseo Catalina de Ribera y guardan azulejos, piedras e inscripciones a los viandantes. Tampoco el Parque del Alamillo, que es uno de los más solicitados para largos paseos en bicicleta y jornadas en familia; el Parque de Miraflores y su lago rodeado de árboles; los Jardines de la Buhaira, que se remontan al reinado de Al-Mutamid; el Parque de los Príncipes en el que han crecido muchos de los vecinos del barrio de Los Remedios; el Palacio de Dueñas con sus paredes tupidas y el pulmón de Amate que respira más allá de Nervión.

Los patios de influencia árabe y las plazoletas ajardinadas van acoplándose a un reguero verde que dejamos. Sevilla es una manifestación arbórea de raíz que crece por las barbas del Aljarafe.

Castilleja de Guzmán
El mismo autor que ideó el actual Parque de María Luisa, donde se observan influencias de la Alhambra de Granada, el Alcázar, algunas casas nobles de Sevilla y algo del clasicismo francés, también trabajó en Castilleja de la Cuesta. Forestier firma algunas de sus últimas obras, con las que se reafirma en un carácter propio, ecléctico y renovado, en la cornisa del Aljarafe.

El Jardín del Colegio Mayor Santa María del Buen Aire, de los años 20, es una muestra de su particular estilo. En él confluyen laberintos y arriates, detalles florales y glorietas en las que se experimenta una búsqueda de lo sublime. Este encargo de los condes de Castilleja de Guzmán inspiró años más tarde a Antonio Gala para escribir su novela «Más allá del jardín», que fue llevada a la gran pantalla. Parece que lo bello siempre aspira a ser retratado.

Castilleja de la Cuesta
El Alboreto es un jardín botánico que se extiende alrededor de 4 ha. y que alberga más de 500 especies. En él, la poda y el cuidado de las plantas y arbustos se ha reducido al mínimo para que todo luzca y se desarrolle en un estado aparentemente salvaje. Casi como lo haría en su entorno natural.

Esto ha provocado, además, que el perímetro se convierta en un punto atractivo para la formación y la divulgación. Niños, aficionados y estudiosos encuentran aquí un revulsivo de variedades con las que aprender y deleitarse al mismo tiempo. Se sitúa entre Castilleja de la Cuesta y Camas, próximo al mirador del yacimiento arqueológico del Carambolo y de la Ermita de Nuestra Señora de Guía, localizaciones que completan esta escapada.

Dos Hermanas
Las gotas verdes se derraman sobre el mapa de la provincia de Sevilla como acuarelas en agua y llegamos hasta nuestras dos últimas propuestas. La primera de ellas es la Alquería del Pilar, el capricho de los poetas José Lamarque de Novoa y Antonia Díaz de Lamarque.

Este matrimonio fue promotor de parte de la vida literaria y cultural de la ciudad en el siglo XIX. y construyeron estos jardines cargados del simbolismo tardo-romántico que los caracterizó. Por eso hay silencios y metáforas incrustadas en el fondo de este pequeño paraíso que sacian cualquier expectativa: el estanque, su templete, los pavos que aportan realeza con su voceo inquieto, rostros esculpidos en la piedra y los cipreses que ansían rozar el cielo.

En la Hacienda de la Torre de Doña María termina esta ruta de parques y jardines. Bajo la silueta de unas puertas creadas en los setos y con la mirada en los pasillos de rosas y los destellos sutiles que saltan en la fuente. Parecen de plata. Sevilla, Dos Hermanas y las dos Castillejas anteriores guardan una multitud de remansos que florecen más allá de las aceras. Son tráqueas saturadas de vida, aire e historia. Un ramillete de espacios que se vuelven imprescindibles cuando el calor es una amenaza y el tiempo para descansar, un privilegio. ¿Qué son los árboles sino flechas azules caídas del azul?. Oportunidades para la sombra.

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