Desde su hallazgo fortuito en 1958, muchas han sido las teorías que han envuelto a estas 21 piezas de oro tan protegidas para evitar su robo.
20/08/2020. El Español. Julen Berrueta
Como sucede con la mayoría de los hallazgos arqueológicos, todo comenzó con una serie de obras que necesitaban excavar la tierra para su finalización. Concretamente, se trataba de una ampliación de las instalaciones de La Real Sociedad de Tiro de Pichón de Sevilla. Se encontraban a pocos metros del río Guadalquivir, cerca de la localidad de Camas.
Fue el 30 de septiembre de 1958 cuando, mientras trabajaban, el albañil Alonso Hinojo del Pino encontró un brazalete dorado. Le faltaba un adorno, y llamó suficientemente la atención como para que todos excavaran en la zona por si encontraban el objeto restante. La sorpresa fue todavía mayor cuando salieron a la superficie todo tipo de joyas: un recipiente de barro cocido, una especie de lebrillo y todo un tesoro de oro verdadero.
En un principio, ninguno de los trabajadores creyó que pudieran ser reliquias antiguas. Era demasiada casualidad encontrar tantos objetos a la vez. De hecho, uno de ellos hasta dobló una de las piezas hasta llegar a romperla solo para demostrar que eran falsas. Ahora, 62 años después, se expone en el Museo Arqueológico de Sevilla como una de sus apuestas más importantes. Eso sí, el tesoro expuesto es una réplica. Debido a su gran valor, el original solo se ha expuesto en cinco ocasiones. Mientras tanto, el Tesoro del Carambolo sigue custodiado en una caja fuerte en un banco.
"Se trata de 21 piezas de oro guardadas en un recipiente de cerámica aparecido en un nivel arqueológico con cenizas, dentro de una estancia. Por sus características parece que se trata de un conjunto oriental, único en la orfrebería protohistórica de la península", describe el museo de la capital andaluza el Tesoro del Carambolo. Uno de los elementos más valiosos, que además presenta una decoración floral que se distingue del resto del tesoro, consiste en una cadena doble con cierre decorado, de la cual penden siete de los ocho sellos giratorios originales.
Para salir de dudas, la directiva del tiro de pichón contactó con el historiador y arqueólogo español Juan de Mata Carriazo y Arroquia para que examinara el conjunto de joyas. "El tesoro está formado por 21 piezas de oro de 24 quilates, con un peso total de 2,950 gramos. Joyas profusamente decoradas, con un arte fastuoso, a la vez delicado y bárbaro, con muy notable unidad de estilo y un estado de conservación satisfactorio, salvo algunas violencias ocurridas en el momento del hallazgo (...) Un tesoro digno de Argantonio, legendario rey de Tartessos", afirmó el arqueólogo.
El origen del tesoro
Aquellas palabras de Juan de Mata dieron pie a un sinfín de teorías y especulaciones sobre el origen de aquel tesoro de hace 2.700 años. El debate estaba servido. Unos defendían que era un tesoro procedente de los tartesios, un pueblo que se desarrolló en la zona del suroeste de la Península Ibérica y que desaparecieron hace 2.500 años de manera abrupta.
Por otra parte, la mayoría de los expertos coinciden en su origen fenicio. Estos llegaron desde Oriente Próximo al Mediterráneo y establecieron un puerto comercial en la actual ciudad de Cádiz. Asimismo, las últimas investigaciones facilitan la teoría fenicia. En 2019, unas obras para abrir una vía de evacuación a un instituto de Coria del Río sacaron a la luz una serie de restos arqueológicos pertenecientes al antiguo templo fenicio del Cerro de San Juan de la localidad sevillana.
En un comunicado, el alcalde de la localidad, Modesto González, explicó que se trataba de un hallazgo que aportaba elementos muy importantes sobre la antigua Caura (Coria del Río) y se trata de una de las obras más emblemáticas de su legado arqueológico.
El templo fenicio al que se asocia tiene una gran significación cultural y es una pieza casi única en su género. Los restos arqueológicos que emergieron pertenecen a la misma época de un altar ya descubierto con anterioridad y queda confirmado como un templo fenicio, que ha venido incluso a reinterpretar el tesoro del Carambolo.
Pese a todas las teorías y nuevas lecturas acerca de este misterioso hallazgo, lo que sí es seguro es el origen de su fabricación. Los fenicios eran grandes comerciantes y las joyas podían provenir de más allá de las fronteras españolas. Sin embargo, los análisis químicos revelaron que el material probablemente procedía de las mismas minas asociadas a los dólmenes de Valencina de la Concepción, que datan el 3.000 a.C. y también se encuentran a escasos kilómetros de Sevilla.
La polémica Expo '92
El Carambolo ha causado expectación desde el primer momento de su hallazgo. Tal ha sido su repercusión que incluso influyó en el cese del duque de Alba como comisario del pabellón de la Exposición Universal de Sevilla de 1992.
Y es que Jesús Aguirre, el entonces marido de Cayetana Fitz-James Stuart, duquesa de Alba, pretendía mostrar al mundo una réplica del Tesoro del Carambolo. Las joyas reales debían trasladarse a Madrid para proceder a su inmediata copia, y el Ayuntamiento de Sevilla frenó en seco la operación.
Desde la capital andaluza temían que reemplazaran el original por una copia. "Si no devolviera lo que se le entregó en depósito puede incurrir en apropiación indebida, hurto y estafa", alegaba el ayuntamiento según el duque de Alba. Las tensiones sobre la gestión del bien cultural entre el Ayuntamiento y el comisario desencadenaron en el cese de Jesús Aguirre.
En definitiva, las piezas de oro de casi tres milenios de antigüedad siguen levantando polémica sobre su gestión, exposición y origen. Los investigadores continuan analizando aquel fortuito descubrimiento de 1958 que ha cambiado por completo el devenir del Museo Arqueológico de Sevilla y el pasado histórico del sur de la Península Ibérica.
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