Junto con Castilleja de Guzmán se convirtió en el "mega-sitio" más "cosmopolita" de la Península hace 5.000 años
Elevado sobre un golfo marino, registró gran actividad comercial y artesanal.
17/02/2025. Diario de Sevilla. Diego J. Geniz
La Nueva York de la Edad del Cobre. Así definen los expertos lo que supusieron hace 5.000 años los términos municipales de Valencina de la Concepción y Castilleja de Guzmán, en la primera corona del Aljarafe sevillano. Los hallazgos arqueológicos de la última década constatan la importancia que tuvo la zona como lugar principal de encuentros sociales, comerciales y hasta políticos. La situación en la que se localizaba, elevada sobre un golfo marino, permitía desarrollar este papel "cosmopolita", muy por delante de otros puntos estratégicos de la Península Ibérica. En este territorio, además, la mujer ejerció un gran liderazgo, como demuestran los elementos de las tumbas excavadas. Las indumentarias ceremoniales fabricadas con más de 270.000 cuentas perforadas -protagonistas recientes de un estudio publicado en la revista científica Science Advances- constituyen un claro ejemplo de dicho poder.
El último trabajo que evidencia la importancia que tuvo el "mega-sitio" comprendido entre ambas localidades lo ha desarrollado el Grupo Atlas de la Universidad de Sevilla (US), en colaboración con otras universidades y organismos científicos, nacionales y extranjeros. Leonardo García Sanjuán es el director y fundador de este equipo, que tanto empeño pone en descubrir y dignificar esta zona arqueológica del Aljarafe. La investigación más reciente concierne a las cuentas perforadas descubiertas en el Tholos de Montelirio, para lo que se han empleado cinco años. La relevancia de estas piezas es de primer orden. "La colección de más de 270.000 cuentas es el conjunto de esta tipología más grande que se ha encontrado en una tumba en todo el mundo", asegura el arqueólogo.
Sirva una comparativa para corroborar la envergadura de la colección, conservada actualmente en el Museo Arqueológico de Sevilla. "La siguiente tumba con más cuentas de este tipo se encuentra en Estados Unidos, en Cahokia, cerca de la ciudad de San Luis, lugar declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. En ella se hallaron 30.000", refiere García Sanjuán. La diferencia de "escala", por tanto, resulta enorme, lo que da una idea de la importancia que tuvo el Aljarafe en el Calcolítico. "Aquí hubo una gran capacidad de movilización de recursos, de mano de obra y de cualificación artesanal", insiste el experto. Se trataba de "un lugar central muy cosmopolita, con un grupo de expertos y artesanos capaces de hacer cosas excepcionales a nivel mundial, como la daga de cristal de roca que se encontró en la tumba de la Señora del Marfil. Fue una época de florecimiento en esta comarca", abunda.
Sociedades complejas tempranas
Para entender esta importancia hay que contextualizar el momento en el que se produce el auge. Se trata del inicio de la Edad del Cobre, entre los años 2.900 y 2.700 antes de Cristo. Los primeros siglos del tercer milenio que preceden a la era actual coinciden en el Mediterráneo y Oriente Próximo con la formación de lo que en Prehistoria se conoce como sociedades complejas tempranas. Dicho fenómeno dará lugar en Mesopotamia y Egipto a las primeras sociedades de tipo Estado, como las monarquías faraónicas. Suponen un salto cualitativo muy importante en la manera de organizarse, en tanto que en las relaciones económicas, sociales y políticas aparecen formas de liderazgos más visibles que antes. A este fenómeno se asocia una monumentalidad también más considerable, como es el caso del Tholos de Montelirio. "Valencina se convierte en lo que denominamos foco social o lugar central, puesto que aún no hay un concepto de ciudad", detalla García Sanjuán.
En esta época los grupos de personas o familias viven aún de manera dispersa, pero cada cierto tiempo se reúnen en un determinado sitio para satisfacer distintas necesidades, ya sean del tipo económica o biológica. Este lugar principal, como el mega-sitio de Valencina y Castilleja de Guzmán, servía, entre otros fines, para concertar matrimonios entre individuos no relacionados genéticamente y evitar, así, la endogamia. También en ellos se intercambiaban materias primas y productos. Además de la función mercantil, en este foco social se resolvían conflictos y se "organizaba" el liderazgo. Un papel en el que el Aljarafe tuvo supremacía. "Fue, quizás, el lugar central más destacado que hubo en la Península Ibérica en aquellos momentos. Sí, se puede decir que fue la Nueva York de la época", asevera el arqueólogo de la US.
Hay que atender, de igual modo, a la posición estratégica de estas localidades en la Edad del Cobre. García Sanjuán aclara que en esa época toda la extensión que hoy ocupan las marismas del Guadalquivir era un golfo marino, que llegó a tener hasta 40 kilómetros de anchura en algunos tramos. Llegaba hasta la actual Sevilla. A partir de ahí el mar se convertía en ría, como las de Galicia, que abarcaba buena parte de la Vega baja. "La desembocadura del río estaba en Alcalá del Río", especifica. Por tanto, el Aljarafe se encontraba elevado sobre el mar, en zona navegable. "Esta posición privilegiada, en altura y junto al mar, permite que aquí lleguen materias como el marfil, colmillos de elefante africano, huevos de avestruz y hasta ámbar", añade García Sanjuán, quien aclara que las cuentas perforadas están hechas con conchas marinas, vieiras y berberechos. Las vieras, por cierto, se relacionaban ya probablemente con el culto a la divinidad femenina.
El liderazgo de la mujer
Otro aspecto a destacar de este "lugar principal", el poder femenino. Las mujeres que portaban las cuentas perforadas eran personas de gran relevancia social. Sacerdotisas, pero con dimensión política, ya que religión y política no se distinguían entonces. De ahí que se vistieran con indumentarias muy costosas, que confeccionaban un buen número de personas. Estas cuentas, a la luz del sol, habrían refulgido de manera "impresionante". Además, probablemente pintaban su cuerpo de rojo, de ahí el uso que hacían del cinabrio, como demuestra el alto índice de mercurio detectado en los huesos. "Este tipo de pintura era algo habitual en las sociedades prehistóricas", afirma el experto en la Edad del Cobre. Se buscaba un efecto visual propio de las ceremonias públicas, para las que se organizaban rituales. "La Señora del Marfil ya nos apuntó que era la persona socialmente más destacada". De hecho, no se ha descubierto ningún enterramiento masculino en esta zona y de la misma época que sea comparable en importancia. Igual ocurre con las mujeres de Montelirio.
El mercurio, de hecho, es uno de los temas centrales de la investigación que llevan a cabo en estos momentos los integrantes del Grupo Atlas. El fin es conocer la importancia que tuvo este elemento químico en las sociedades que habitaron por aquel tiempo el Aljarafe. Con tal fin, se va a iniciar una colaboración con la Escuela de Ingeniería Minera e Industrial de la Universidad de Castilla La Mancha, ya que la provincia de Ciudad Real atesora la mina de mercurio más grande del mundo. Se continúa, de igual forma, con el estudio de la demografía de las personas enterradas alrededor de la tumba de la Señora del Marfil, para conocer sus características.
En un futuro, con la colaboración del Ayuntamiento de Valencina de la Concepción, se plantea una investigación del entorno del Dolmen de la Pastora. Se redactó hace meses y ahora se negocia su aprobación y financiación. García Sanjuán destaca el apoyo dado a las iniciativas por parte del regidor de este municipio, Ramón Peña. Una postura que, en su opinión, difiere bastante de la mostrada por el Consistorio de Castilleja de Guzmán, cuyos planes van por unos derroteros bien distintos.
Proyectos urbanísticos en la zona
En este sentido, el director del Grupo Atlas lamenta que desde la Alcaldía de dicha localidad el único planteamiento que exista actualmente es el de construir casas adosadas a escasos metros de la tumba de la Señora del Marfil, donde existe "una constelación de 200 estructuras más". "Este espacio se debe convertir en una reserva científica para la investigación futura y para el uso educativo y cultural", defiende el arqueólogo, quien propone una explicación "in situ" en esta zona, con paneles, descripciones digitales y códigos QR. Un despliegue al que se sumaría un centro que haría las veces de museo, como el que ya existe en Valencina. Para ello, Castilleja de Guzmán dispone de un edificio municipal cercano al enclave patrimonial. "Puede ser algo modesto, pero bien hecho y explicado", arguye este experto, para quien "hay que dignificar la zona".
"Los descubrimientos de estos años han sido reconocidos por la comunidad científica mundial y en medios internacionales", defiende García Sanjuán, quien lanza una pregunta a las administraciones implicadas (Ayuntamiento de Castilleja de Guzmán y Junta de Andalucía): "¿Cuánto tiempo hay que esperar para que tomen medidas y actúen para que el público conozca este patrimonio de primer orden?". En cualquier parte del mundo, el Manhattan del Calcolítico estaría "dignificado" y sería reconocible para autóctonos y foráneos.