Este sector del emblemático monumento fue sometido a una importante restauración entre 2018 y 2019.



28 nov 2023 ~ 0 comentarios ~ Etiquetas: Itálica y Santiponce
La Puerta Libitinaria del anfiteatro de Itálica será apuntalada para evitar su deterioro
26 nov 2023 ~ 0 comentarios ~ Etiquetas: Tartessos
Los tartesios sacrificaron sus animales más preciados durante años
El estudio de decenas de caballos, toros y cerdos inmolados en un santuario de Tartesos da pistas sobre la que fue la principal civilización del occidente europeo.
22/11/2023. El País. Miguel Ángel Criado.
Cuando hace un lustro empezaron a excavar en Casas del Turuñuelo, un yacimiento tartésico en Guareña (Badajoz), los científicos creyeron estar ante una hecatombe. Según el diccionario de la RAE, hecatombe se refiere a una gran mortandad de personas o catástrofe. En tercer lugar, aparece el sentido original de la palabra, que procede del griego antiguo: Sacrificio de 100 reses vacunas u otras víctimas, que hacían los antiguos a sus dioses. En el Turuñuelo, no han encontrado 100 bueyes, pero sí restos de una cincuentena de animales, sobre todo caballos. Ahora, el estudio a fondo de todos los animales ilumina la relevancia de este lugar para sus constructores, los tartesios. Pero los motivos por los que Tartesos abandonó esta especie de santuario, como el resto de sus construcciones, para desaparecer en la historia, siguen siendo un misterio.
Casas del Turuñuelo fue descubierta en 2014. Estaba enterrada bajo seis metros de limo y tierra traídos del cercano río Guadiana. Al desenterrarla, al año siguiente, se encontraron un edificio de dos plantas. “Algo así no aparecería en el Mediterráneo occidental hasta los tiempos de Roma, hasta Pompeya”, dice Sebastián Celestino, investigador del Instituto de Arqueología de Mérida (IAM-CSIC) y codirector de la excavación del Turuñuelo. Con distintas técnicas de datación, señalaron que estaba en uso en el siglo V antes de la era actual, hace unos 2.500 años. Eran los últimos tiempos de la civilización de Tartesos, nacida en la costa de lo que hoy es Cádiz de la mano de fenicios venidos del Mediterráneo oriental y expandida desde el valle del Guadalquivir al del Guadiana. Para los antiguos griegos, era la mayor civilización del occidente. Al excavar descubrieron una sala con un altar con la forma de una piel de buey en la que había elementos decorativos de procedencia cartaginesa o incluso griega en la que había también restos de animales. Pero a medida que bajaban hallaron primero dos caballos a los pies de una escalinata, después una especie de patio con una veintena de animales y más tarde, debajo de esa capa de huesos, otra con decenas de seres más. Entonces se creyó que formaban parte de una hecatombe al estilo griego y posterior banquete. Ahora, la revisión completa de todos los restos cuenta otra historia.
Los resultados del estudio arqueozoológico de los restos óseos, publicado en la revista científica PLoS ONE, han identificado a 52 animales. La mayoría son caballos (41 del total) y mulos adultos, pero también hay bóvidos (toros y vacas), cerdos y un perro. Pero el análisis estratigráfico muestra que este sacrificio masivo no fue durante una hecatombe única, sino que formó parte de una serie de rituales realizados en los últimos años del edificio hasta su abandono, cuando fue sellado intencionadamente.
“En un principio el sacrificio nos parecía que se había hecho en un solo momento”, dice la zooarqueóloga de la Universidad de Barcelona y coautora del análisis de los animales, Silvia Albizuri. “Llegas allí, ves esa foto fija, y piensas que han sido sacrificados todos así”, añade su colega de investigación, Mª Pilar Iborra, investigadora del Instituto Valenciano de Conservación, Restauración e Investigación. “El estudio tafonómico [la ciencia de la formación de un fósil desde algo vivo] que hemos hecho nos ha aportado información sobre la historia de ese depósito, desde que se enterró hasta que se ha desenterrado”, explica Iborra. “Los huesos recogen toda esa información, todo lo que les ha pasado, si han sido sacrificados, si han sido consumidos, si han estado expuestos al sol. Toda esa información es la que nos ha permitido definir que hay tres grandes momentos de depósito”. Casas del Turuñuelo fue una especie de santuario en el que los tartesios realizaron sacrificios durante años,“quizá una década”, termina Iborra.
El análisis también ha mostrado que los équidos eran machos adultos, casi todos de edades entre los cinco y los ocho años. De los seis bóvidos, cuatro eran toros, mientras que los restos porcinos pertenecían a cerdas adultas. La edad es clave para que las científicas descarten que los hubieran depositado allí tras una muerte natural o por una enfermedad. La tesis del sacrificio coge más fuerza cuando se tiene en cuenta que tanto équidos como cerdas estaban en lo mejor de su vida útil, ya fuera como animales de carga, para las bigas gobernadas por aurigas o para la cría. Como dice la zooarqueóloga de Albizuri, “esto implica un esfuerzo enorme para una comunidad”.
La confirmación del sacrificio ritual se hace evidente en los huesos de las dos primeras fases del enterramiento. No es solo que sendas capas estuvieran separadas por una especie de manto de unos quince centímetros de cereales quemados, lo que lo relacionaría con ofrendas por la fertilidad de la tierra, sino que las osamentas no tienen marcas de haber sido despiezadas, evisceradas ni consumidas por los humanos. Además, los ejemplares de la primera, los más antiguos, muestran que estuvieron expuestos al ambiente, al sol, a la acción del viento. “Cuando hacen un sacrificio no lo entierran, lo que quieren es que la gente lo vea. Es una exposición de lo que has hecho y que ha costado mucho hacer, porque sacrificas animales que son muy preciados”, comenta Iborra.
Pero en la tercera fase, algo ha cambiado. “Lo que hemos podido observar en la última fase de depósito es que además del sacrificio de animales, también se consumió su carne, pero no la de caballos, solo de vacas y de un ternero, en el que incluso detectamos marcas de mordeduras humanas. Entonces se haría un banquete, un acto de comensalidad en esa última fase”, cuenta Iborra. Su colega Albizuri añade: “cuando hablamos de banquete, hablamos de una comida que no sabemos dónde se celebró, pero sí que los restos de esa comida se quedaron en el patio. Porque otra cosa que solían hacer cuando terminaban un acto de estas características, colocaban los restos en un silo abandonado”. A lo que Iborra añade: “Era para preservar la memoria de ese acto. De hecho, en esa fase 3, el ternero está con todos los huesos inconexos, con marcas de carnicería, con marcas de mordeduras humanas, pero depositados todos en conjunto, sin conexión anatómica, pero agrupados. En la edad del hierro eran muy habituales estos bothros”. En la Odisea, Homero describía los bothros como hoyos excavados en los que se vertía la libación por los muertos y encima de ella se sacrificaba a las víctimas. Tras aquel banquete o poco después, la Casa del Turuñuelo fue enterrada y el lugar abandonado.
Ni Iborra ni Albizuri saben el motivo del abandono. Tampoco el codirector de las excavaciones. “Lo sellaron con arcilla y lo abandonaron”, dice Celestino. Pero como el del Turuñuelo, “tenemos otras 13 localizaciones tartésicas, todas enterradas intencionadamente y todas abandonadas a la vez, en el siglo V [antes de esta era]. Algo pasó que afectó a todos” Están trabajando con geólogos y paleoclimatólogos para investigar si la causa pudo ser una persistente sequía o, por el contrario, una sucesión de lluvias. Con la ayuda de la Fundación Palarq y las administraciones estatal y autonómica, los investigadores quieren desenterrar más lugares de Tartesos y seguir excavando en Casas del Turuñuelo, porque están convencidos de que hay algo más debajo de los animales sacrificados.
24 nov 2023 ~ 0 comentarios ~ Etiquetas: Tartessos
Asta Regia, el misterioso asentamiento tartésico olvidado en el tiempo
Localizado en Jerez de la Frontera, el asentamiento tartésico de Asta Regia es uno de los yacimientos inexcavados más importantes del sur de España e incluso de Europa. Ahora, arqueólogos e instituciones quieren salvarlo del deterioro y el olvido.
23/11/2023. National Geographic. J.M.Sadurní.
Tras conocerse la última teoría propuesta por la arqueóloga Esther Rodriguez, según la cual la posible desaparición de la mítica cultura de Tartessos pudo deberse a una serie de inundaciones que se produjeron como consecuencia del cambio climático, otro yacimiento, igual de importante que Cancho Roano o Casas del Turuñuelo, permanece en el anonimato.
Se trata de Asta Regia, localizado en el interior de las marismas de la margen izquierda del río Guadalquivir, en la campiña jerezana, un enclave que desde su descubrimiento en el año 1941 permanece olvidado bajo los campos de trigo de una finca privada.
Los investigadores no han dudado en afirmar que Asta Regia es, a pesar de ser un Bien de Interés Cultural desde el año 2000, uno de los yacimientos no excavados más importantes de Europa. La ciudad antigua se fundó probablemente durante el Bronce Final atlántico (1250 a.C.-850 a.C.) y habría sido ocupada tanto por tartésicos como posteriormente por fenicios, turdetanos, romanos y árabes. La ciudad, que fue abandonada alrededor del siglo X d.C., está siendo analizada por georradar desde el año 2017.
CONDENADA AL OLVIDO
Según las investigaciones que a mediados del siglo XX llevó a cabo en Asta Regia un arqueólogo y bibliotecario municipal llamado Manuel Esteve, este asentamiento fue fundado por los tartesios y posteriormente ocupado por los romanos, que la convirtieron en una de las ciudades más importantes de la Bética. De hecho, Asta Regia aparece mencionada en escritos del geógrafo griego Estrabón y del romano Pomponio Mela, que no dudan en afirmar que la ciudad era un gran puerto comercial y un enclave de gran importancia donde se dirimían cuestiones políticas y sociales.
Asimismo, los estudios toponímicos de la zona permitirían ubicar tanto el muelle como el puerto de la legendaria ciudad de Tartessos, un reino situado más allá de las columnas de Hércules (el estrecho de Gibraltar), en el Bajo Guadalquivir, y que fue gobernada por el también mítico rey Argantonio.
Sin embargo, ya queda poco de aquel floreciente asentamiento que, abocado al abandono debido a la sequía y a las acumulaciones de sedimentos producidas por los aluviones del río Guadalquivir, ha sido condenado prácticamente al olvido.
A LA ESPERA DE LA PRÓXIMA EXCAVACIÓN
Las últimas investigaciones llevadas a cabo en Asta Regia por la Universidad de Cádiz, que han sido realizadas con tecnología no invasiva, como los escaneos en 3D, han permitido a los arqueólogos descubrir en el lugar nuevas estructuras de grandes dimensiones, además de crear la primera imagen de cómo pudo haber sido el trazado urbano de la antigua ciudad, que habría abarcado unas 40 hectáreas.
Francisco Núñez, presidente de honor de la Plataforma ciudadana por Asta Regia, se ha marcado como objetivo la puesta en valor del milenario yacimiento."Desde hace años no se ha excavado pese a la importancia conocida de Asta Regia", apunta Nuñez, y eso a pesar de que la Junta de Andalucía destinó una pequeña asignación presupuestaria para hacerlo en el año 2020.
Museo Arqueológico de Jerez
"No se han realizado mas que actuaciones de emergencia, como la que hubo en 1992 cuando, de forma fortuita, se encontró una necrópolis inmensa de época tartésica (con nada menos que 570 tumbas). Aquí no ha habido ni programación ni planificación alguna durante años", lamenta Nuñez.
Sin embargo, hasta la fecha en Asta Regia han salido a la luz algunos elementos, como capiteles, columnas y diversas piezas de época romana, como el mármol conocido como "Retrato de anciano", que fue descubierto por el bibliotecario Manuel Esteve y que en la actualidad se expone en el Museo Arqueológico de Jerez.
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La reforma del Arqueológico de Sevilla se adjudicará por 20,7 millones
La mesa de contratación propone que las tareas las acometa Ferrovial.
Un total de ocho empresas se han presentado para llevar a cabo la intervención que cuenta con un plazo de 40 meses.
22/11/2023. Diario de Sevilla. Juan Parejo.
La esperada reforma del Museo Arqueológico de Sevilla se adjudicará por 20,7 millones de euros. El proceso de contratación de las obras por parte de la Gerencia de Infraestructuras y Equipamientos de Cultura del Ministerios de Cultura y Deporte está a punto de culminar y ya existe una propuesta de adjudicación a la que sólo le faltan unos trámites. Los servicios técnicos de ese organismos tras evaluar las distintas propuestas presentadas por hasta ocho empresas han propuesto que el contrato se adjudique a la empresa Ferrovial Construcción S. A. por un importa de 20.693.375, 99 euros (sin IVA). Esta oferta es 1,3 millones inferior al presupuesto base de licitación y aunque es una de las más ajustadas, no es la de menor cuantía presentada al concurso. Si los plazos administrativos se suceden como hasta ahora, las obras podrían arrancar antes de que finalice este año o a inicios de 2024.
Las esperadas obras de adecuación integral del Museo Arqueológico de Sevilla durarán 40 meses, según los plazos establecidos, aunque se han demorado según los plazos iniciales. El cronograma preveía los años 2021 2022 para el desmontaje y el traslado de las piezas. Los años 23, 24 y 25, para llevar a cabo las obras; y tras otros doce meses aproximados de instalación, volver a reabrir en 2026. Durante los últimos tres años, la Junta de Andalucía, de quien depende la gestión, ha invertido 3,2 millones de euros en el traslado de piezas y adecuación de las mismas en el Centro Logístico del Patrimonio Cultural ubicado en La Rinconada (Sevilla).
El edificio se construyó con motivo de la Exposición Iberoamericana de 1929 en la Plaza de América del Parque de María Luisa, enfrentado al antiguo Palacio de Arte Antiguo o Pabellón Mudéjar, actual Museo de Artes y Costumbres Populares. Responde a un proyecto de estilo, imitando lo que los historiadores llamaron Renacimiento Plateresco.
Un edificio para el siglo XXI
La reforma proyectada por el Ministerio de Cultura busca llevar al Arqueológico al siglo XXI. La actuación más significativa y definitoria del proyecto se desarrollan sobre su eje transversal. Se trata de “rescatar” el espacio del óvalo central como acceso y vestíbulo principal del museo. Para ello, se añade un núcleo de comunicación vertical “liviano y acristalado”, que permitirá la conexión de los tres niveles expositivos. “Se trata de una operación muy medida, necesaria y, entendemos, imprescindible que se caracteriza por su exactitud y precisión, que al tiempo que va a solucionar algunos de los problemas funcionales no resueltos en el edificio impregnarán sutilmente de contemporaneidad a la intervención, incorporando así su cualidad de presente”, explica el proyecto.
El nuevo núcleo vertical de comunicaciones se realiza al exterior, en la fachada trasera, retrasado con respecto a la línea de proyección de los torreones. Estará compuesto por dos volúmenes simétricos que alojan una escalera y un ascensor accesible, que recorrerá los tres niveles públicos de museo conectándolo con el vestíbulo: “Localizado estratégicamente en su fachada trasera, velado por las tipuanas de gran porte que allí se emplazan y completamente oculto a los paseantes que se acercan al edificio desde la Plaza de América, preservando así inalterada la imagen de la Plaza proyectada por Aníbal González.
La Sala Oval se convierte, retomando la idea de Aníbal González, en el espacio de ingreso y acogida: acceso a los distintos recorridos, información, área de descanso, venta de entradas, organización de grupos, etcétera. Desde este espacio central, se podrá ir tanto a las exposiciones temporales como a la exposición permanente del museo. También se potencia la comunicación entre las fachadas Norte y Sur, gracias a la apertura de la gran puerta situada al fondo (hoy clausurada) al nuevo espacio de comunicación y circulación vertical que mira a los jardines.
En cuanto a los recorridos, el acceso del público se producirá de nuevo por el pórtico central de la fachada Norte (Plaza de América) y directamente a la Sala Oval, que adquiere la función de vestíbulo. Habrá tres itinerarios alternativos y complementarios.
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Sacrificio masivo de caballos y otros animales en un yacimiento tartésico
Los restos óseos de más de 40 équidos, junto a varios bóvidos, cerdos y un perro, encontrados en el yacimiento de Casas del Turuñuelo (Badajoz) revelan que este enclave de la Edad del Hierro se utilizó repetidamente para el sacrificio ritual de animales, el más grande descubierto en el Mediterráneo occidental.
23/11/2023. Agencia SINC. Enrique Sacristán.
Apenas se conocen yacimientos arqueológicos de la Edad del Hierro en la región mediterránea con evidencias de grandes sacrificios de animales, y existe un vacío entre la información ofrecida por las fuentes escritas y la del registro arqueológico. Esto dificulta una comprensión clara sobre las pautas y protocolos de esta práctica ritual, pero un nuevo estudio desvela algunas claves.
Hace unos 2500 años, los habitantes del edificio de Casas del Turuñuelo (Guareña, Badajoz) llevaron a cabo un singular ritual en el patio de este enclave. Esta joya arqueológica del siglo V a. C. se halló en 2017 y, desde entonces, su estudio ha dado lugar a nuevos descubrimientos que están cambiando nuestro conocimiento sobre la cultura tartésica, considerada por los griegos como la primera civilización de Occidente.
Ahora, una investigación publicada en la revista PLOS ONE, liderada por el Instituto de Arqueología de Mérida (IAM-CSIC) y el Institut Valencià de Conservació, Restauració i Investigació (IVCR+i), determina que el mayor sacrificio animal descubierto en el Mediterráneo occidental durante la primera Edad del Hierro, con 6.770 restos óseos de 52 animales, es fruto de las prácticas rituales realizadas por las últimas comunidades de Tarteso.
Los huesos de 52 animales, sobre todo caballos, encontrados en el yacimiento de Casas de Turuñuelo (Badajoz) son fruto de prácticas rituales realizadas por las últimas comunidades de Tarteso
“Los resultados del estudio zooarqueológico de los restos óseos de estos 52 animales y del análisis microestratigráfico manifiestan que este sacrificio masivo formó parte de una serie de rituales realizados en los últimos años del edificio hasta su abandono, cuando fue sellado intencionalmente a finales del siglo V a.C. bajo un túmulo de 90 metros de diámetro y seis de altura”, explican Sebastián Celestino y Esther Rodríguez, directores de las excavaciones e investigadores del IAM, centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Junta de Extremadura.
Caballos, toros, cerdos y un perro
Los investigadores han identificado los restos de seis bóvidos, cuatro cerdos, un perro y 41 équidos (caballos, asnos y sus híbridos), el grupo más representado con diferencia.
Depositados en tres fases
Las pruebas tafonómicas (evolución de los restos), microestratigráficas y las dataciones radiocarbónicas muestran que los animales fueron depositados en el patio del enclave tartésico a lo largo de tres fases.
En la primera, existen indicios de que los animales fueron expuestos a la intemperie de forma parcial, ya que se han hallado huesos modificados por la acción de animales carroñeros. En la segunda y tercera fase, los esqueletos están completos y en conexión anatómica, lo que sugiere un entierro rápido.
Estos datos indican que este espacio se utilizó repetidamente a lo largo de varios años para rituales de sacrificio cuyas prácticas y propósitos variaron, aunque todavía no se conozcan todos los detalles.
“En la última fase, junto al sacrificio de dos équidos, se depositaron los restos de un banquete que incluía el consumo de carne de bovinos y porcinos”, comentan María Pilar Iborra y Silvia Albizuri, investigadoras del IVCR+i y del Instituto de Arqueología de la Universidad de Barcelona (IAUB) que han coliderado el estudio.
“Si bien no podemos saber exactamente si se trata de sacrificios realizados como ofrenda a las deidades, o se trata de sacrificios vinculados a determinadas festividades o rituales específicos- propiciatorios-, si que es cierto que las excavaciones y la investigación que hemos llevado a cabo nos esta aportando muchos datos para acercarnos a la funcionalidad de estos sacrificios”, explica Iborra a SINC.
Importancia del caballo en la Edad del Hierro
Respecto al gran número de équidos encontrados y su importancia durante la Edad del Hierro, comenta: “El caballo era un símbolo de poder y de estatus social. Su uso estaba destinado a la monta, pero también al tiro o transporte, por esta razón su consumo durante la Edad del Hierro es muy puntual. Su simbología, según las fuentes clásicas se relaciona con la fecundidad, prosperidad, pero también con el tránsito hacia la muerte. Además del caballo, los asnos y las mulas son animales muy preciados para las sociedades de la Edad del Hierro”.
La disposición de los cadáveres de animales sugiere una intención en la exposición y escenificación de los sacrificios, según los investigadores.
Plantas quemadas y tabas de oveja
Además de restos animales, este trabajo recoge el hallazgo de vegetales incinerados que pudieron formar parte de ofrendas y de objetos asociados a actividades simbólicas, como tabas de oveja.
Este tipo de información proporciona detalles sobre los protocolos rituales en este yacimiento, incluyendo la selección intencionada de animales adultos en lugar de jóvenes, y la importancia del fuego evidenciada por la presencia de las plantas y animales quemados.
En conjunto, Casas del Turuñuelo presenta características únicas en comparación con otros yacimientos, como la gran abundancia de caballos sacrificados, y este estudio supone un avance en los esfuerzos por contextualizar los sacrificios rituales de animales en toda Europa durante la Edad del Hierro.
Construyendo Tarteso
Construyendo Tarteso es un proyecto de la Agencia Estatal de Investigación dentro del Plan Estatal I+D+i del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades. Su objetivo principal es caracterizar la cultura material tartésica a través del análisis arquitectónico de los grandes edificios de adobe excavados en las últimas décadas.
El equipo de Construyendo Tarteso, que comenzó su primera campaña de excavación en 2015, en el yacimiento de Casas del Turuñuelo ubicado en las Vegas Altas del Guadiana, concluyó el pasado mes de junio la V campaña de excavación. En esta campaña, los trabajos se centraron en el sector Este del yacimiento, donde se ha descubierto la existencia de una amplia estancia en la que han podido recuperar, entre otros objetos, un lote de marfiles de procedencia etrusca o los restos de los primeros relieves figurados de Tarteso. El buen estado de conservación de este edificio lo convierte en el mejor preservado del Mediterráneo occidental, lo que permite caracterizar técnicas constructivas y soluciones arquitectónicas que hasta la fecha no se habían documentado en un yacimiento tartésico.
Referencia:
Mª Pilar Iborra Eres, Sebastián Celestino Pérez et al. “Mass Animal Sacrifice at Casas del Turuñuelo (Guareña, Spain): a Unique Tartessian (Iron Age) Site in the Southwest of the Iberian Peninsula”. PLOS ONE, 2023
Estos trabajos se han llevado a cabo en el marco de dos proyectos de investigación: por un lado, el proyecto ‘Construyendo Tarteso 2.0’ desarrollado dentro del Plan Nacional de Investigación y Desarrollo y, por otro lado, el ‘Estudio de la hecatombe animal del yacimiento de Casas del Turuñuelo (Guareña, Badajoz)’ dentro del Plan Regional de Investigación de la Junta de Extremadura. Así mismo, ha contado con la financiación de la Fundación Palarq.
Los resultados son fruto del trabajo interdisciplinar de investigadores españoles y extranjeros pertenecientes al IAM, al IVCR+i, al IAUB, la Universidad de Jaén, el Centre d’Anthropobiologie et de Génomique de Toulouse, la Université Paul Sabatier, el Centro Mixto (entre la Universidad Complutense de Madrid y el Instituto de Salud Carlos III) de Evolución y Comportamiento Humanos, la Universidad de Córdoba, la Universitat de Lleida, la Institució Milà i Fontanals (IMF-CSIC) y la Universidad de Extremadura.
Fuente: CSIC
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