8 jun 2023 ~ 0 comentarios

Marga Sánchez: “Cuando asociamos a las mujeres prehistóricas a la caza o la guerra, nos acusan de hacer política y no ciencia”

La experta cuestiona en 'Prehistorias de mujeres' el discurso de la arqueología que les ha reservado a ellas un papel secundario y celebra el avance de los últimos años: “Ahora sabemos que las mujeres cazaban porque lo analizamos y nos hacemos una pregunta diferente, antes se daba por hecho que eran hombres”. 

07/06/2023. El Diario. Marta Borraz. 

Se reivindica como científica y feminista. Y lo hace porque no son pocas las veces que ha tenido que escuchar que estudiar el papel de la mujer en la prehistoria no es hacer ciencia, sino política. La catedrática de Prehistoria de la Universidad de Granada Marga Sánchez Romero (Madrid, 1971) rompe los mitos asociados a las mujeres en las sociedades del pasado en Prehistorias de Mujeres (Destino), un libro en el que reivindica el papel que desempeñaron ellas e impugna el relato que les ha reservado un segundo plano. No es tarea fácil. Son siglos de discurso “sesgado” e invisibilización femenina en los que los hombres, por el contrario, sí “se dan por hecho”: “Nosotras entramos con calzador, tenemos que tener el dato científico sí o sí para demostrarlo y a veces ni eso sirve”, sostiene.

En el libro defiende el feminismo como teoría para estudiar la prehistoria. ¿Cuál es el discurso que nos queda si no se hace?

Es un discurso que se ha hecho colocando determinadas actividades como centrales en el desarrollo de la sociedad. No solo se eligen unas determinadas, que son las que se ponen en el centro, sino que se atribuyen sin ningún espíritu crítico ni dato científico y de forma automática a los hombres. Con lo cual, cuando se escribe la Historia las mujeres no están, han sido borradas. Tanto la elección de estas actividades como de quienes las hacen es sesgada e intencionada, por eso hay reajustar estos discursos para que se reconozca el papel de las mujeres en las sociedades del pasado.

¿Cuáles han sido esas elecciones?

Cuando se hacen los primeros relatos en arqueología, los que hacen ciencia son hombres de la élite intelectual y económica que fundamentalmente ensalzan actividades como la caza, la guerra o el poder. Y estas se sitúan en el plano masculino olvidando todo lo demás, como si no hubieran sido procesos históricos de interés. Se entiende que la caza es el motor de la evolución humana, sin embargo las poblaciones durante mucho tiempo han sido sobre todo cazadoras-recolectoras y digo primero recolectoras porque ha tenido un papel más importante en su dieta. La caza muchas veces es oportunista, no es lo que nos ha hecho humanos ni es el elemento fundamental de ninguna sociedad. Pero, además, no solo la han llevado a cabo los hombres.

¿Qué procesos históricos son esos que se han obviado?

La cuestión es que a las mujeres se las ha asociado a actividades a las que no se les ha dado importancia histórica aunque la tuvieran, entre ellas, todo lo que tiene que ver con el cuidado, las denominadas actividades de mantenimiento. Son las actividades que menos se valoran, peor se pagan y menor consideración social tienen a pesar de que en realidad son las únicas imprescindibles y estructurales en cualquier sociedad del mundo. Hay poblaciones que pueden vivir sin prácticas de agricultura, pero no sin cuidar, se extinguirían, y sin embargo no tienen ninguna importancia histórica, no están en ningún manual ni en ningún libro. Y todo ello tiene consecuencias hoy. Se utilizan estos discursos sesgados sobre la Prehistoria para justificar la desigualdad, pero no son diferencias naturales.

En los últimos años se han popularizado estudios que ahondan precisamente en que las mujeres también cazaban. ¿Por qué ahora?

Ahora contamos con técnicas como el análisis de ADN o de los péptidos que nos permiten conocer el sexo de los individuos y hemos visto que hay mujeres enterradas con armas. Antes podíamos haberlo hecho porque la antropología física nos lo permitía, pero no nos preocupaba. Siempre se equiparaba arma a hombre y adorno a mujer. Ahí está lo importante, no es solo que tengamos analíticas que nos permitan hacerlo con más seguridad, sino que realmente ahora nos lo preguntamos. Antes se daba por sentado automáticamente que quienes aparecían con armas o útiles de caza eran hombres y no es así.

¿Hay algún ejemplo paradigmático?

El caso de Wilamaya, en Perú, lo ilustra. Ellos mismos cuentan que cuando apareció el cuerpo junto a las armas ni siquiera se preguntaron si era una mujer o un hombre, dieron por hecho lo segundo y así lo apuntaron. Su sorpresa fue descubrir con las analíticas que eran huesos de una mujer. En ese momento se hacen la pregunta clave de si sería algo excepcional o no y recopilan todas las sepulturas con armas de este territorio en la misma época y las analizan porque se hacen una pregunta distinta. De ahí sale que un 30% son mujeres. Con la participación en los conflictos y en las guerras ha pasado igual. Ahora sabemos que las mujeres también participaban.

¿Y del arte rupestre qué sabemos?

También hemos sido excluidas, pero al igual que ocurre con la caza o la guerra, es un mito. Es muy conocida la imagen que hizo Arturo Asensio para el Museo Arqueológico de Madrid de una mujer pintando Altamira. Tuvo muchas críticas porque decían que era poco científica. Pero ¿cómo sabes tú que los hombres eran los únicos que pintaban? Es que no tienes pruebas científicas. ¿De verdad puedes afirmar que las mujeres no han pintado en ningún lugar del mundo? Eso no hay nadie que científicamente pueda sostenerlo. La cuestión es que cuando ponemos a las mujeres haciendo algo que se supone que no hacen, como pintar Altamira o cazar, te van a preguntar que por qué, que cómo lo sabemos, pero eso jamás te lo van a preguntar con un hombre.

Sostiene en el libro que a las mujeres les hace falta una prueba de ADN para demostrar que estaban allí.

Claro, hemos tenido que encontrar las huellas dactilares de una mujer en una pintura rupestre para que digamos 'bueno, venga, vale, a lo mejor sí'. Yo participé en el estudio, en Zujar, un pueblo de Granada, y la noticia dio la vuelta al mundo. Pero los hombres no necesitan absolutamente nada más que el conocimiento autorizado de quien lo afirma para que estén en todas partes. Casi ningún estudioso en arte rupestre te va a decir hoy que las mujeres no pintaban, pero en el imaginario colectivo está asociado a hombres y en los museos te los vas a encontrar fundamentalmente a ellos. Los hombres se dan por hecho, nosotras entramos con calzador, tenemos que tener el dato científico y a veces ni eso sirve.

¿A qué se refiere?

Un ejemplo paradigmático es el de la guerrera de Birka (Suecia), donde en el siglo XIX se excavó una necrópolis en la que se encontraron los restos de un cuerpo enterrados con toda la panoplia guerrera y se dio por hecho que era un hombre. En 2017 las pruebas de ADN revelaron que en realidad era una mujer, y a los autores de la investigación se les echaron encima. Siempre que hablamos de mujeres y las queremos poner en sitios en los que no deberían estar, como la caza o la guerra, la acusación es que hacemos política, no ciencia. Tuvieron que volver a repetir las pruebas e incluso dar una rueda de prensa para explicar de qué hueso habían sacado exactamente el trozo a analizar porque se seguía insistiendo en que se habían tenido que equivocar. A veces ni el ADN nos sirve a nosotras para estar en según qué lugares.

Cuenta en el libro que incluyó al final de su tesis una declaración de intenciones sobre la importancia de la perspectiva de género en el estudio de la prehistoria y el tribunal le dijo que con lo bien que estaba era una pena que hubiera añadido eso.

Sí. En la disciplina son cosas que se escuchan cada vez menos, ya prácticamente nunca, pero fuera sí. Es muy frecuente la acusación de que queremos tergiversar la historia, somos poco rigurosas y no hacemos ciencia sino política. Dar por hecho que han sido hombres se considera lo más objetivo. Nadie te va a poner en duda nada si hablas de hombres, y si pones a una mujer a cocinar tampoco, pero si las pones a cazar, pintar en Altamira o en la guerra, sí. Sin embargo, en realidad contemplar a las mujeres y sus contribuciones es hacer mejor ciencia y conocer mejor quiénes somos.

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4 jun 2023 ~ 0 comentarios ~ Etiquetas:

Comienza la declaración de Cerro Macareno como zona arqueológica como "hito" de la Protohistoria en Andalucía

Este enclave de La Rinconada conserva vestigios de viviendas de la etapa tartésica y un "barrio alfarero" del periodo turdetano. 

04/06/2023. La Vanguardia

La Delegación Territorial de la Consejería de Turismo, Cultura y Deporte de Sevilla ha incoado los trámites correspondientes a la declaración del yacimiento arqueológico de Cerro Macareno, enclavado en La Rinconada y conformado por dos promontorios fruto de la ocupación humana durante el primer milenio antes de nuestra era (a.n.e.), como bien de interés cultural (BIC) con la tipología de zona arqueológica, según una resolución emitida el pasado 27 de abril por dicho departamento, tras la autorización previa de la Comisión Provincial de Patrimonio Histórico.

Dicha resolución, recogida por Europa Press, detalla que el enclave de Cerro Macareno, situado en la margen izquierda del Guadalquivir, en un altozano junto a un antiguo cauce del río por el que discurre actualmente el arroyo Almonázar; abarca una secuencia estratigráfica "del siglo VIII" a los siglos II-I previos a la era actual, si bien las investigaciones arqueológicas han detectado "materiales de superficie y otros hallazgos que podrían indicar una duración del hábitat algo más prolongada en algunos de sus sectores, o al menos una frecuentación del sitio en época romana imperial".

En cualquier caso, las investigaciones científicas apuntan al inicio del poblamiento del enclave en la etapa tartésica, periodo en el que ya "pudo contar con la presencia de una doble población, la local y la fenicia, pues sus rasgos arqueológicos muestran ese doble componente cultural".

Se trata, así, de "un enclave con un enorme valor científico y patrimonial, pues suministra una guía excelente para el conocimiento de toda la secuencia cultural protohistórica del Guadalquivir inferior, conservando "restos de construcciones interpretadas como viviendas" del periodo tartésico y también vestigios de casas y un "barrio alfarero" de la época turdetana, la fase que ofrece "mayor información arqueológica". 

CANTERA EN EL SIGLO XX

El enclave está conformado por dos promontorios, "resultado de la destrucción parcial del cabezo para su explotación como cantera de áridos en el siglo XX"; destacando el montículo oriental, de 9,8 metros de altura como "el que ha aportado una información más completa sobre el marco cronológico del asentamiento antiguo, pues "la secuencia estratigráfica documentada en esta zona muestra una ocupación del lugar durante toda la Edad del Hierro".

En cuanto al promontorio occidental, de 7,7 metros de altura, las investigaciones arqueológicas han detectado básicamente niveles de la segunda Edad del Hierro, según precisa esta resolución.

Cabe recordar un estudio publicado en 2020 con el título "Cerro Macareno: Nuevas investigaciones en un yacimiento paradigmático del Guadalquivir protohistórico", de los miembros del departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Sevilla Francisco José García Fernández y Pedro A. Albuquerque; y de Livia Guillén Rodríguez, del Grupo de Investigación PAI-HUM 152 de la Hispalense, que gira en torno a la temática "De la Turdetania a la Bética". 

EL "POTENCIAL CIENTÍFICO" DE CERRO MACARENO

En dicho trabajo de investigación, recogido por Europa Press, estos autores destacan "el alto potencial científico" de este yacimiento, "la buena conservación" de sus fases constructivas, "especialmente las de la II Edad del Hierro"; y sus posibilidades de puesta en valor "para su disfrute por la población".

Para estos investigadores, Cerro Macareno, un enclave quizá no suficientemente conocido por la ciudadanía en su conjunto, constituye "uno de los yacimientos protohistóricos más importantes de Andalucía Occidental y uno de los más conocidos en la investigación a nivel nacional e internacional, como caso paradigmático de la introducción de las formas de vida urbana en el sur de la Península durante la Edad del Hierro".

En ese sentido, la nueva resolución autonómica destinada a catalogar el enclave como BIC, con la categoría de zona arqueológica, precisa que "su arquitectura, en gran parte elaborada con tierra en forma de tapial y/o de adobes, permitirá profundizar en la conservación de estos materiales, que son también los empleados para los revestimientos de los edificios y para los suelos"; destacando que este lugar ofrece un yacimiento "sin un hábitat actual superpuesto a diferencia de otros sitios de la comarca, lo que permitirá estudiar en profundidad la arquitectura protohistórica". 

"HITO HISTORIOGRÁFICO"

Y que según los expertos, el enclave de Cerro Macareno "puede considerarse, junto con el Carambolo y Carmona, uno de los mayores hitos historiográficos de la Protohistoria del suroeste de la Península Ibérica".

De este modo, la declaración de BIC como zona arqueológica, instada por el Ayuntamiento de La Rinconada en 2017 y que ha afrontado diferentes vicisitudes, abarca 9,7 hectáreas donde se localizan los vestigios de este asentamiento humano de época protohistórica, "así como el espacio ocupado por el yacimiento antes de su desmonte por la explotación de áridos"; delimitando además a su alrededor un "entorno" de 76,5 hectáreas para "promover la contemplación, apreciación y estudio del yacimiento arqueológico y evitar alteraciones que afecten a sus valores".

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30 may 2023 ~ 0 comentarios ~ Etiquetas:

El Museo Arqueológico de Sevilla traslada sus grandes esculturas de Venus, Mercurio y Diana

Todos los fondos del museo ha sido depositados en el Centro Logístico del Patrimonio Cultural de Andalucía, ubicado en San José de la Rinconada. 

30/05/2023. El Correo. Antonio Puente Mayor. 

El consejero de Turismo, Cultura y Deporte, Arturo Bernal, ha supervisado los trabajos embalaje y traslado de las tres grandes esculturas de Venus, Mercurio y Diana -procedentes de Itálica-, hacia el Centro Logístico del Patrimonio Cultural, con los que finaliza la operación de evacuación de los fondos de la institución hispalense ante el inicio de las obras de remodelación integral.

Esta operación, que ha incluido también el traslado de los pedestales y de las cuatro grandes columnas que acompañan a Diana en la Sala XIX del museo, ha requerido, y así lo explica la directora del Arqueológico, Marisol Gil de los Reyes, de un laborioso y minucioso trabajo de investigación y estudio científicos, incluyendo diversas pruebas fotográficas y radiográficas, así como un detallado proyecto y un complejo concurso para seleccionar a la empresa especializada más adecuada para esta labor.

Para el desmontaje de las tres esculturas, ha explicado Bernal, se han seguido “los más exigentes requisitos de conservación y seguridad, aplicando las máximas medidas de protección individual para cada una de ellas”. Una vez desmontadas, estas piezas, que constituyen uno de los conjuntos escultóricos más importantes del país, han sido embaladas en cajas construidas especialmente para la ocasión y trasladadas a la sede de la institución museística.

Con esta operación, liderada por el Gobierno andaluz, con una inversión de 3,2 millones de euros desde 2019 - incluyendo los trabajos de embalaje y evacuación, la creación y equipamiento del CLPC y la reforma de sala Santa Inés-, “cumplimos con el compromiso de tener el museo completamente vacío de sus colecciones”, lo que permitirá el inicio de las obras de rehabilitación del edificio, previstas para finales de este mismo año.

Este Centro Logístico del Patrimonio Cultural es, en la actualidad, uno de los más modernos e innovadores espacios museísticos de almacenamiento, investigación e intervención que existen a nivel nacional. En sus 4.000 m2 se concentran, entre otros espacios, seis almacenes climatizados, 2.400 metros lineales de estanterías de paletización, 30 módulos de armarios compactos y más de 432 metros lineales de estanterías de media carga. Asimismo, cuanta con espacios para la atención de investigadores, el tratamiento de los fondos, la fotografía de las colecciones, muelles de carga, accesos controlados, siempre bajo altas medidas de seguridad.

La evacuación del Museo Arqueológico de Sevilla se inició en 2020, coincidiendo con el cierre temporal del centro museístico. A partir de ese momento, se inició el proceso de embalaje y registro de las colecciones, compuestas por casi un millón de registros, al tiempo que se ejecutaron las obras de acondicionamiento y posterior equipamiento del Centro Logístico. En estos tres años, el equipo del museo, junto a personal de empresas especializadas, han trabajado en la identificación, geolocalización y embalaje de cada una de las piezas que integran la colección del Arqueológico. Todos los fondos se han registrado en un sistema de gestión informática para garantizar la seguridad de todos los movimientos.

Como hito de esta operación, cabe destacar la evacuación de 16 piezas especiales de gran tamaño con ayuda de una grúa de grandes dimensiones, el traslado de 30.000 cajas de euroformatos -contenedores homologados y estandarizados, específicos para la conservación y apilables-, y la instalación de una plataforma específica para evacuar 529 cajas de piezas especiales -que por su singularidad, peso, tamaño o condiciones de conservación han requerido de un embalaje fabricado ex profeso para ellas-, para su traslado al Centro Logístico.

Por otro lado, el Centro Logístico del Patrimonio Cultural ya ha abierto sus puertas a los investigadores y en breve se iniciarán las visitas especializadas a este centro, con la finalidad de que los ciudadanos puedan conocer las instalaciones de esta infraestructura cultural, que ha permitido la evacuación y conservación en óptimas condiciones de los fondos del museo mientras durante los trabajos de rehabilitación de su sede histórica, un edificio diseñado por el arquitecto Aníbal González para la Exposición Iberoamericana de 1929.

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“Tarteso no es ni una ciudad ni una cultura, es un territorio”

EDUARDO FERRER ALBELDA |CATEDRÁTICO DE ARQUEOLOGÍA DE LA UNIVERSIDAD DE SEVILLA

Especialista en la protohistoria de la Península Ibérica, sus opiniones sobre Tarteso, sustentadas en años de investigación, son un jarro de agua fría para algunas fantasías

28/05/2023. Diario de Sevilla. Luis Sánchez Moliní

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26 may 2023 ~ 0 comentarios ~ Etiquetas:

Una veterinaria entre restos arqueológicos del mayor vestigio de Tarteso en la Península Ibérica

María Martín Cuervo, profesora de la Facultad de Veterinaria de la UEx, habla sobre su participación en el estudio de la hecatombe animal del yacimiento arqueológico Casas del Turuñuelo (Guareña), el mayor vestigio de Tarteso en la Península Ibérica. 

25/05/2023. Diario Veterinario

María Martín Cuervo es veterinaria especializada en caballos y profesora en la Facultad de Veterinaria de la UEx. En esta universidad empezó también a estudiar Historia del Arte, y es por esta razón que entra en contacto con el yacimiento del Turuñuelo, un proyecto arqueológico de reciente actualidad por el descubrimiento de los primeros rostros de la mítica civilización tartésica. Pero la historia de este hito en la arqueología mediterránea empieza mucho antes.

Los primeros trabajos de excavación comienzan en 2014 en la finca de Casas del Turuñuelo en Guareña (Badajoz), cuando un pequeño grupo del Instituto de Arqueología del CSIC, liderado por los investigadores Sebastián Celestino y Esther Rodríguez, saca a la luz los restos de un edificio que dataría de entre el siglo V y IV a.C. Este es considerado el período final de la cultura tartésica, que había florecido durante doscientos años en el suroeste peninsular y de la que apenas se tenía huella. El edificio presentaba indicios de una destrucción y abandono ritualizado, como demuestra su posterior enterramiento, y coincidía con otros yacimientos de la época como el de Cancho Ruano (Zalamea de la Serena), también en la zona del curso medio del río Guadiana.

La gran sorpresa llega en 2017, cuando una segunda excavación descubre una gran escalinata que conduce a un patio en el que se encuentran, entre restos de bronces, hierros y cerámicas, los esqueletos de 52 animales sacrificados, la mayoría caballos, pero también burros y mulas. Una hecatombe o sacrificio ritual de proporciones nunca vistas en la historia de la arqueología mediterránea. El descubrimiento de estos animales hizo que Sebastián y Esther (CSIC) organizaran un workshop para intentar contactar con arqueozoólogos. La arqueozoología es la rama que estudia los restos de animales presentes en los yacimientos arqueológicos. Es entonces cuando María Martin se suma al proyecto junto a otros compañeros de la UEx.

María Martín relata que, debido al gran número de expertos que trabajaban en el proyecto, se organizaron dos grupos. Uno liderado por el CSIC de Mérida, en el que participaba la investigadora Ana Isabel Mayoral, veterinaria anatomista de la UEx que se encargó del ensamblaje de los huesos con el objetivo de hacer una reconstrucción en 3D de toda la hecatombe. Y un segundo equipo, formado exclusivamente por científicos de la UEx, en el cual el investigador principal era Joaquín Jiménez Fragoso (especialista en diagnóstico por imagen) y con el que Martín Cuervo colaboró.

“Nuestro grupo tenía varios objetivos, uno de ellos era trabajar con el ADN mitocondrial de los caballos para obtener datos como el sexo o las líneas genéticas, y, sobre todo, información sobre las enfermedades, tanto infecciosas como parasitarias, que podrían haber tenido estos caballos. Por otro lado, hemos escaneado todos los restos para poder estudiar también las patologías óseas de los caballos, saber si han sido montados, o estudiar las enfermedades ortopédicas que tenían. Necesitábamos tener todos los animales escaneados para estudiar estas cuestiones sin tener que manipularlos.”

La investigadora resalta el carácter multidisciplinar y colaborativo del proyecto, cuya magnitud sobrepasa los límites regionales y nacionales, pues se trata de trabajar juntos para resolver las incógnitas de esta cultura de la que apenas se conocen datos históricos. La importancia de los caballos en este yacimiento es tal por el valor de estos animales en el mundo tartésico: “en aquella época los caballos eran un símbolo de poder económico y adquisitivo. Sacrificar 52 caballos relativamente jóvenes, de entre 5 y 6 años, machos, en edad productiva, no tiene mucho sentido desde nuestro punto de vista hoy día, habría que investigar lo que pasó y lo que esto significa. Nuestra parte es un pequeño granito que aplicamos a la investigación en conjunto”. Este equipo de investigación ya ha escrito el primer artículo referente al estudio de los animales, que será publicado próximamente en una revista científica de prestigio.

En la actualidad, el yacimiento del Turuñuelo solo está excavado en un 33 % de su superficie estimada, son los vestigios de una cultura desaparecida que aún deparará muchas más sorpresas y descubrimientos.

PRÓXIMOS PROYECTOS SOBRE EL CABALLO EN LA PENÍNSULA IBÉRICA

Los trabajos de investigación y la colaboración de la UEx no han terminado, pues los caballos se encuentran actualmente en la Facultad de Veterinaria de Cáceres para su estudio. “Estamos a la espera de varios proyectos, de momento hay uno nacional, en el que Ana Mayoral y Rosa María Perales son las investigadoras principales, que aúna la parte histórica con la parte veterinaria. Trabajamos también con compañeros de Historia del Arte porque lo que queremos es constituir un centro de investigación con una parte museográfica para exhibir estos descubrimientos”, anuncia la investigadora. El objetivo es incluir no solo los caballos del Turuñuelo, sino también los que están en el Museo Arqueológico de Mérida, porque hay muchísimos caballos, no solo de la Edad del Hierro sino también romanos o incluso visigodos o de épocas posteriores”.  Este museo versaría sobre el desarrollo del caballo en la Península Ibérica, desde sus inicios hasta su paso a América con el estudio de caballos de la época colonial.

Un proyecto de gran interés social donde hay gente trabajando de todas las disciplinas, dentro y fuera de la universidad. Algunos de ellos “por amor al arte” o, mejor dicho, a la ciencia y la historia. Una colaboración que demuestra la importancia cultural e histórica de estos descubrimientos. “Es esa sensación mágica de tener tu pasado en el presente, es indescriptible, es tener la oportunidad de aprender quiénes somos gracias a estudiar quiénes hemos sido”, manifiesta Martín Cuervo.

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