Primeros asentamientos. Alcalá del Río posee una localización privilegiada en la Vega del Guadalquivir que fue aprovechada por los primeros asentamientos, lo que ha dejado una rica muestra para el estudio de estos pueblos.
Diario de Sevilla. 27/11/2009. Reyes Rocha
Situada en la orilla del río Gudalquivir, Alcalá del Río fue desde la antigüedad una de las principales arterias de comunicaciones por su estratégica ubicación en una meseta, entre la Vega del Guadalquivir y la Sierra Norte sevillana. Esto hizo que los primeros asentamientos humanos estén documentados desde la Edad de Cobre, entre 2500 y 1800 a.C.
Pero de todos los periodos históricos del municipio, el que más interés despierta es el tartésico. Con un marco que abarca del siglo VIII al VI a.C., hay que tener en cuenta la presencia fenicia entre los tartesos, los cuales se establecieron en las costas andaluzas a partir del siglo VIII a.C. Uno de los impactos culturales más relevantes legados por los feinicios es el impacto en el mundo funerario indígena, que se refleja en las necrópolis tartésicas.
Antes del período orientalizante se desconoce el tratamiento que se daba a los difuntos en el ámbito tartésico. Tras las excavaciones realizadas en distintas necrópolis desde comienzos del siglo XX se detectó el impacto de los rituales fenicios en las poblaciones autóctonas, aunque aún quedan muchas cuestiones por esclarecer.
La aparición de elementos culturales de origen fenicio ha dado lugar a dos interpretaciones. Una defiende que los pobladores tartesios asimilaron elementos culturales fenicios y los adaptaron a sus rituales. Otra teoría es la que sostiene la presencia de elementos de pobladores fenicios dentro del área tartésica.
La necrópolis tartésica hallada en 2003 en Alcalá del Río se enmarca dentro de este contexto, según los resultados de las investigaciones del equipo que trabajó en ella.
La excavación de la necrópolis tartésica se desarrolló bajo la dirección de Álvaro Fernández Flores y la coordinación de Araceli Rodríguez Azogue. En ella se localiza un yacimiento con tres grandes períodos de ocupación: calcolítico, tartésico orientalizante y Roma.
La complejidad del yacimiento hizo necesaria la colaboración de un equipo profesional interdisciplinar participando en él profesionales de distintos ámbitos, desde geo-arqueólogos, antropólogos físicos, hasta profesores y catedráticos especialistas en el mundo orientalizante y otros especialistas en la recuperación de los distintos materiales hallados.
Se encontraron 16 cuerpos, que fueron inhumados y cinco restos de incineraciones, así como un completo ajuar funerario compuesto por anillos de plata, fíbulas de bronce, collares, arcos de marfil y un huevo de avestruz decorado.
TARTÉSICA O FENICIA
Respecto a la caracterización étnica de la necrópolis la teoría se decanta por un origen fenicio o tartésico. Se cual sea la hipótesis aceptada, el caso es que el yacimiento de Alcalá del Río representa una aportación fundamental para la comprensión e interpretación del mundo tartésico.
La necrópolis está cubierta en estos momentos y se puede visitar la zona donde se ubica, pero no se ven los restos, que están en su mayoría en la exposición sobre El Carambolo que hay en el Museo Arqueológico de Sevilla titulada, El Carambolo. 50 años de un tesoro, que permanecerá abierta hasta el próximo 1 de enero.
La documentación es accesible a través de un DVD que ha publicado el Ayuntamiento de Alcalá del Río, donde se siguió el proceso de excavación, los hallazgos y los resultados científicos, precisamente para evitar que, cubriendo los restos, se perdieran. De este modo se garantiza la difusión del patrimonio sin estar expuestos a dañarlo. Además, existe una publicación, Actas del I Congreso de Historia de Alcalá del Río, donde se profundiza tanto en el significado como en las conclusiones científicas.
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