David Roldán Sánchez. Miembro fundador del Colectivo Ecopacifista Solano de El Viso del Alcor.
El Correo. 29/12/2009
Como dijera el escritor estadounidense Upton Sinclair “las tierras pertenecen a sus dueños, pero el paisaje es de quien sabe apreciarlo”. El paisaje es el resultado de la interacción milenaria entre el ser humano y su entorno natural y, por tanto, constituye una herencia de interés general. Conservar los paisajes es un signo inequívoco de desarrollo sostenible.
La Cornisa de Los Alcores es un espacio singular que conforma una unidad geológica y paisajística insólita, en base al afloramiento a lo largo de toda ella de un material autóctono muy peculiar, las calcarenitas, conocidas popularmente como albero. Sus suelos de albero son los que han determinado, en gran parte, qué especies vegetales y animales pueblan naturalmente esta zona, rica reserva de biodiversidad.
La cadena de rocas que forman Los Alcores se desarrolla de manera semejante a un arrecife en el mar, sobresaliendo su escarpe acantilado que supone una ruptura con el resto del paisaje comarcal. En el escarpe existen lugares tan espectaculares como El Acebuchal, El Judío, Trigueros o Marileón, donde se escenifica una verdadera lucha entre el árbol y la piedra. El primero se retuerce y toma expresiones casi humanas. Si por un lado sucumbe aplastado por un peñasco, por otro se levanta victorioso, después de despedazarlo con sus poderosas raíces. Estos lugares sirven de refugio de aves rapaces, reptiles y mamíferos, cumpliendo un importante papel ecológico en relación a los ecosistemas de la desarbolada vega y de las terrazas del Guadalquivir.
En la Memoria de Información del POTAUS se reconoce que “el escarpe de Los Alcores constituye un recurso paisajístico de primer orden”. Al margen de su peculiar orografía, otro valor del escarpe es que sirve de extraordinario mirador para contemplar las impresionantes vistas que nos ofrece su mar seco, la vega, hecho que ha suscitado la admiración desde el origen de la conciencia paisajística.
Además, esta comarca posee un excelso patrimonio arqueológico. Es muy valiosa la herencia dejada por las sucesivas civilizaciones en forma de castillos, palacios, ciudades milenarias o necrópolis. También es destacable el legado paleontológico, porque Los Alcores se han formado a partir de la sedimentación de fósiles marinos muy fragmentados unidos con cemento calcáreo. En el albero se pueden hallar muchas especies de invertebrados desconocidos por la ciencia, y de cetáceos, que se pueden estar perdiendo debido a la brutal e incontrolada extracción de este recurso. Son numerosas las canteras ilegales existentes –como viene denunciando la asociación Alwadi-ira– y las que, teniendo autorización, incumplen las condiciones ambientales, con el consiguiente impacto sobre el paisaje, los fósiles y el acuífero, hoy abandonado cual enfermo irrecuperable.
Por todas las razones esgrimidas, desde hace unos años, organizaciones culturales y ecologistas venimos impulsando una campaña en favor del Parque Cultural de Los Alcores, un órgano de gestión que serviría para poner en valor su exuberante patrimonio y para garantizarle una protección integral que frene su vulnerabilidad. Todo ello con la vista puesta en hacer posible la visita y el disfrute de todo el conjunto, lo que fortalecería el potencial turístico y económico de la zona.
Mientras llega el ansiado día en que el sueño del Parque Cultural se hace realidad, conviene recordar lo ineficientes que han sido figuras de protección vigentes como la de los Paisajes Sobresalientes (PS). Los PS recogen espacios de reconocida singularidad paisajística con notables rasgos geomorfológicos, botánicos y faunísticos, caracterizados por una relativa uniformidad y por una gran calidad visual. En estos espacios se prohíbe, en teoría, cualquier actividad que pueda implicar degradación de los valores paisajísticos. Pero en la práctica esta protección es muy débil, de cartón piedra, al menos en nuestra comarca. En la Cornisa de Los Alcores contamos con dos Paisajes Sobresalientes recogidos en el Plan Especial de Protección del Medio Físico de Sevilla: el PS-1 y el PS-2. Durante años, las administraciones con competencias en disciplina urbanística o en defensa del medio ambiente, han hecho gala de una perversa inhibición ante las agresiones que han sufrido: construcciones ilegales, aterrazamientos, pastoreo incontrolado, usurpación de lo público, vertederos, deforestaciones, quema de rastrojos, etc. A la falta de persecución de los atentados al medio se ha sumado la falta de restitución de las cosas a su estado original y la escasez de medios destinados a la salvaguarda de los bienes patrimoniales, en resumen, la omisión del deber de conservación.
Pero, por desgracia, no es la actitud pasiva de las administraciones lo único preocupante. También genera desazón su actuación destructiva en estos espacios, mal llamados protegidos. Me refiero al daño de las gigantescas obras del trazado del AVE sobre las entrañas del PS-1 y sus alrededores. Las obras y el trasiego de vehículos pesados van a suponer un deterioro del acuífero y de los valores paisajísticos protegidos, tanto por las actividades a realizar (desmontes, rellenos y descargas) como por el impacto visual del cableado y del vallado de la línea férrea. Además, el enclave elegido para el emboquille oriental de los dos túneles subterráneos es un disparate, pues se va a realizar precisamente donde hay un cúmulo de importantes yacimientos arqueológicos. Tan es así que, recientemente, el Colectivo Ecopacifista Solano ha descubierto un lienzo de muralla inédito que corre el riesgo de ser destruido por el TAV, a no ser que la consejera de Obras Públicas y Transportes modifique el trazado mediante un túnel algo más largo y profundo. Hasta la propia Delegación Provincial de Cultura ha reconocido que “el hallazgo viene a redundar en la riqueza arqueológica de la zona” y que de tratarse de una fortificación “dado el trazado y sus dimensiones nos encontraríamos ante la mayor de las halladas hasta el momento”.
Concluyendo, creo que la actuación de la Consejería de Obras Públicas y Transportes, por ser Administración, debería ser brillantemente modélica y tener un exquisito respeto a los bienes protegidos, siendo más proteccionista que la propia ley. En ese sentido, debería corregir el trazado del AVE en el Tramo Túnel de Los Alcores. Por otra parte, dada la facilidad con la que hoy día se cuelan impactantes obras de infraestructuras por lugares, que habría que esforzarse en preservar, el poder legislativo debería revisar estas figuras de protección – los PS– para que sean dignas de tal nombre en vez de un clamoroso engaño.
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