El Mundo. 21/01/2010. Fernando de la Torre
Dio a la historia dos emperadores, uno de ellos motivo de inspiración para una de las obras más notables de la literatura del siglo XX. Cuentan que cuando Marguerite Yourcenar emprendió la empresa de escribir 'Memorias de Adriano' bajó a Sevilla para buscar entre las ruinas de Itálica los restos de aquel niño que viajó hasta Roma para gobernar el mundo.
De aquel viaje, por ejemplo, nacieron algunas de las más hondas reflexiones que luego trasladó a papel en su célebre ensayo titulado 'Andalucía y las Hespérides'. Itálica, sólo por eso, merece una página en el libro mayor de la historia.
Partida de nacimiento
La ciudad romana fue fundada el año 206 antes de Cristo, pero tiempo antes fue habitada en épocas argáricas y más tarde por los griegos. Tras la caída del imperio romano, la ciudad aún vivió tiempo de glorias con la llegada de los visigodos, extendiendo su urbanismo hasta la actual villa de Santiponce. Abandonada a su suerte, la ciudad fue cantera de acarreo en tiempo de los árabes.
La conquista cristiana acabó por sepultarla hasta que en tiempos de un romanticismo tardío viajeros procedentes de toda Europa cantaron sus olvidadas glorias. En 1740, por ejemplo, el Ayuntamiento de Sevilla mandó derruir los muros de su anfiteatro para aprovechar sus piedras en la construcción de un dique en aguas del Guadalquivir. Hubo que esperar hasta 1810 para que Itálica gozara de elementales normas legales de protección. Finalmente, en 1912 la ciudad romana fue declarada Monumento Nacional.
Conjunto arqueológico
Visitar Itálica es una invitación a vestir con toga patricia. La historia la sitúa entre las grandes ciudades de la República y, sobre todo, del Imperio. El anfiteatro tuvo una capacidad para veinticinco mil espectadores, uno de los mayores del imperio. Bajo el suelo se ubicaba el foso para los gladiadores y las fieles.
El teatro, la obra más conocida de la ciudad, aprovechó el desnivel del cerro de San Antonio para alfombrar su graderío. Construido entre los siglos I antes de Cristo y I después de Cristo, fue objeto de expolio y abandono.
Algunas de sus esculturas se exhiben en el Museo Arqueológico de Sevilla y desde el año pasado ha vuelto a convertirse en escenario de representaciones teatrales en verano. Itálica es un vasto yacimiento formado por termas, palacios y casas ordenadas por un urbanismo concienzudo y bien estudiado. Hoy solo queda el hueco de su grandeza y los versos de Rodrigo Caro que emparentó este lugar con las páginas más brillantes de la historia de España.
Más información en www.juntadeandalucia.es/cultura/italica
1 comentario:
Es imposible entender como una de las ciudades romanas mejores conservadas de Hispania se encuentra en la situación que está el conjunto arqueológico de Itálica: ¿para cuándo el centro de interpretación? ¿para cuándo unos servicios públicos (taquillas, aseos, accesos, ...) decentes? Recibe miles de visitantes cada año y necesita que se mejoren estos servicios. Por otra parte, en el Conjunto al parecer no entienden de medidas de conservación del patrimonio, ni tampoco de una adecuada interpretación. Los mosaicos in situ no poseen ningún tipo de medidas de protección ante las altas temperaturas que se alcanzan en verano, por ejemplo, en otros yacimientos están acristalados (esto ocurre en Valencia, en Cataluña,claro). Los juegos que están pintados en las losas de las calzadas ni siquiera están indicados, el público pasa por encima, los pisa, y ni se entera de que existen curiosidades como esta. Los únicos restos de pintura parietal que aún se conservan, pues ahí están, desmoronándose por la humedad y la lluvia, no importa que se pierda. ¿Tan caro es colocar una reproducción in situ y trasladarla al museo? Itálica "cuna de emperadores", no somos merecedores de lo que tenemos.
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