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El dilema del Aljarafe

El Correo. 18/03/2010. Antonio Zoido

Camas ha levantado el dedo pidiendo el Tesoro del Carambolo contribuyendo a embrollar aun más la cuestión del monumental patrimonio monumental del Aljarafe que con los dólmenes, Itálica, Cuatrovitas, el mudéjar de Castilleja de Talhara, San Isidoro y Sanlúcar -por no hablar de cosas artísticas más cercanas como Loreto- ha llegado a 2010 y la casa sin barrer. Cada cual pregunta de vez en cuando: de lo mío ¿qué?, tiene uno o dos días de gloria en los periódicos y luego todo sigue igual.

La compra del tesoro por el ayuntamiento de Sevilla fue una cacicada aunque lo probable es que, de no haberse realizado, las piezas de oro tartésicas estarían exhibiéndose ahora en el Arqueológico de Madrid. Pero imaginémonos que lo devolviera a ése en cuyo término se encontró; ¿qué haría con él?, ¿un museo en Camas al que no iría nadie?, ¿tiene cada pueblo del Aljarafe los recursos para promocionarse por sí solo y menos aun ahora cuando el ladrillo, su principal fuente de ingresos, ha vuelto a ser polvo?

A las poblaciones del Aljarafe sólo les queda en el campo de su patrimonio la posibilidad de una colaboración similar a la de las Teorías del Juego que trata William Poundstone en El dilema del prisionero. Su conclusión es que la única posibilidad real de ganancia es el abandono de la postura de querer vencer a los demás en solitario y optar por colaboración. Pero, al parecer, lo que se consigue con el agua o los residuos no es posible con la cultura, territorio en el que aun pervive, después de 1000 años, el espíritu de las taifas. Camas ha tenido ayer esa jornada gloriosa pero también es verdad que no podía quedarse sin desenfundar su arma cargada de futuro. Como ya están todos en la era del duelo de lo mío tiene precio, ¿qué tal si cambiaran la pistola por el libro? El de Poundstone.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pero.... cuantísima razón tiene don Zoido, ¡qué clarito se vé el Aljarafe desde Sevilla!.

El autismo político de tanto pequeño alcalde megalómano-cateto-egocéntrico valdrá para gestionar aguas, ladrillos y basuras, pero no tienen ni la menor idea de cómo rentabilizar el medioambiente, la calidad de vida, ni la cultura.