El megalito, conocido como Lámoina 1, permanecerá abierto a visitas.
04/09/2012. Hoy.es
El dolmen del Neolítico que se ha terminado de excavar recientemente, durante las obras de construcción de la nueva estación depuradora de aguas residuales de Jaraíz de la Vera, permanecerá abierto a visitas tras la firma de un protocolo de colaboración entre la Consejería de Educación y Cultura y el Ayuntamiento de la localidad verata.
Según ha indicado la directora general de Patrimonio Cultural, Pilar Merino, el protocolo de colaboración a suscribir próximamente permitirá que el dolmen "se valle y se proteja debidamente con el fin de que sea el Ayuntamiento de Jaraíz el que gestione la conservación del mismo y la regulación de las visitas".
El citado dolmen, conocido como de Lámoina 1, quedará a la vista dado el excelente estado de conservación en el que ha aparecido, ya que, en virtud de los ajuares encontrados, ha debido permanecer intacto desde que se selló, durante la Edad del Cobre, hasta el momento de su excavación.
Los trabajos arqueológicos han permitido documentar un dolmen de cámara circular con corredor largo precedido por un atrio, cubierto todo por un túmulo, que se conserva en su integridad, construido con piedras y tierra del entorno. Además, han aparecido decoraciones grabadas (trazos ondulados, cazoletas y ramiformes) en parte de las losas de grandes dimensiones u ortostatos que conforman la cámara y el corredor. Ortostatos de los que se conservan también los apoyos originales que sirvieron para sustentarlos.
Por otra parte, la intervención ha propiciado la recuperación de un excepcional ajuar funerario compuesto principalmente por puntas de flecha, más de 150 unidades; láminas; hachas pulimentadas; objetos de adorno personal, como cuentas de collar de diversos materiales y colores; o recipientes cerámicos. Todos estos objetos fueron hechos específicamente para este ajuar funerario ya que no presentan huellas de uso y están muy bien conservados.
El dolmen de Jaraíz se construyó, a falta de la datación más precisa que ofrecerá el Carbono 14, entre el IV milenio antes de Cristo y la mitad del III milenio a.C.
Este megalito se encuentra en una zona, conocida como El Canchal, en la que Antonio González Cordero y Salvador Rovira constataron ya la existencia de una treintena de dólmenes, la gran mayoría de ellos expoliados.
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