La destrucción y el abandono de bienes incluso catalogados y protegidos se sucede desde hace varios decenios.
10/10/2014. La Voz.
Lo sucedido en fechas recientes con A Arquiña de Vilaseco no es más que un ejemplo de las decenas, incluso centenares de casos de expolio y destrucción patrimonial que se han producido en la Costa da Morte, que vienen de muchos siglos atrás pero que en las últimas décadas son más evidentes por la utilización de maquinaria pesada.
Un problema que, unido al abandono, la falta de conservación y el desinterés administrativo afecta a todo tipo de bienes patrimoniales, incluso los que tienen protección declarada, de castros a iglesias, pasando por cruceiros o petroglifos.
Los ejemplos conocidos son muy numerosos y seguramente se hayan producido muchos más de los que no existe constancia.
Solo en lo que se refiere a mámoas, el profesor Evaristo Domínguez glosaba en estas mismas páginas hace más de un lustro que de las 32 catalogadas por Manuel Lestón en Cabana, tres de A Piolla fueron allanadas por plantaciones eucaliptos y otras cuatro de A Eirita tuvieron el mismo destino, tres de ellas el mismo día, mientras que una quinta quedó atravesada por una pista forestal.
En Zas también quedaron arrasadas en las mismas fechas dos que había entre Sobreira y a Pedra, mientras que de otra en O Allo solo queda una piedra como testigo. Mientras, en Zas, de la de Brañas Fiallas, en Brandomil, salieron unos 200 tractores de tierra en 1994 y en el resto del concello, así como en Muxía hay más de una docena afectadas por el paso de caminos construidos, sobre todo a raíz de la concentración parcelaria.
Sin embargo, existen otros casos mucho menos conocidos, como los que detalla el filólogo, Xosé Manuel Varela. Uno de ellos es el de la Mámoa de Tormeán, en la parroquia malpicana de Cerqueda, muy próxima a la conocida Pedra da Arca y a solo unos 60 metros de la base de Protección Civil y de la escuela unitaria abandonada. Fue despojada de la tapa de la cámara en tiempos remotos y, ya en épocas recientes, una pared de bloques de cemento atravesó parte del túmulo.
El Fuso da Moura, un menhir ubicado en Niñóns (Ponteceso) cerca del límite con Mens (Malpica) acabó de sustento de un portal. El autor de aquella obra, sintió remordimientos y colocó en el lugar otra piedra en posición vertical para sustituir a la original.
Del literario círculo lítico de Monte Neme, A Eira das Meigas que recogen los historiadores de finales del XIX tampoco queda nada y a eso hay que sumar infinidad de castros, cruceiros y obras mucho más recientes.
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