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El carril bici de los dólmenes solo es incompatible con la incompetencia política

CARTA AL DIRECTOR
22/04/2015. Diario de Sevilla

Hace tres años las asociaciones de defensa del patrimonio y del territorio de Valencina y Guzmán convocaron una masiva marcha en reivindicación de un carril- bici que uniera los dos pueblos. Los ciudadanos tuvieron que echarse a la calle y reivindicar algo que caía por su propio peso, ante la incompetencia y los intereses de especulación del territorio con que se manejan las administraciones locales; más interesados en construir rotondas y travesías de urbanizaciones fantasmas que en modelos de movilidad sostenibles. Hace unos meses comenzaron las obras, justo antes de las elecciones, y con los plazos propios de los políticos que se lanzan a hacer obras llevados por un ardiente furor electoral. Pero el destino deparaba una sorpresa que era previsible: la zona que atravesaba el itinerario propuesto por las administraciones es una de las más ricas de Europa en patrimonio calcolítico, por lo que a las primeras de cambio aparecieron tres dólmenes, uno de ellos de un valor incalculable. Este territorio tiene ese increíble recurso, para su desarrollo y para la ciencia. Lo que para todos es un recurso, fuente de ingresos y empleo, para un político con ganas de cortar la cinta es un serio problema. Así los políticos de turno se han subido en el caballo de Atila, cometiendo una barbarie con el dolmen en medio de un procedimiento plagado de irregularidades. La vieja política, la de siempre, llevada a cabo por tres administraciones socialistas, que ningunean a los ciudadanos, que solo piensan en el territorio como espacio para la especulación y la ambición personal, y que ahora intentan enfrentar a los vecinos bajo la premisa de " o carril bici o dolmen". Pero nadie cae ya en sus proclamas infantiles. Esta sociedad ha madurado: el dolmen y el carril bici son compatibles, pero para ello hay que tener la inteligencia política de construir un proyecto global de territorio, debe haber unos plazos razonables, y no electorales, un tratamiento respetuoso y un trazado lógico. Con lo único que es incompatible el carril bici es con la incompetencia política, las miras estrechas y las ambiciones personales de los políticos que, a día de hoy, nos gobiernan.


Eduardo Pablo Apellaniz Bastero

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