La Junta, tras la exigencia de la Unesco, obligada a invertir otros ocho millones en reformar el edificio, abandonado desde 1994.
05/06/2016. ABC.
A escasos metros del conjunto de los Dólmenes, en la línea visual de la Peña de los Enamorados, se alza un edificio a medio construir y con la mayoría de sus cristales rotos. Es el Museo de los Dólmenes. Una infraestructura que la Junta de Andalucía proyectó en 1989, cuyas obras arrancaron en 1993, pero que en la actualidad parece un escenario de una película postapocalíptica. Han tenido que pasar más de 20 años, y que esta joya prehistórica acaricie con las yemas de los dedos convertirse en Patrimonio de la Humanidad, para que finalmente se decida readaptar el proyecto, reducir su altura y concluir los trabajos.
Fuentes municipales explicaron que la armonización de este equipamiento con el entorno milenario de los Dólmenes de Antequera fue una de las cinco exigencias de la candidatura a Patrimonio de la Humanidad; que se intentó satisfacer en un informe presentado al Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (Icomos) de la Unesco en el que se comprometía la demolición de gran parte del edificio.
Este órgano consultivo aceptó las modificaciones propuestas y decidió que este vestigio de los logros de la humanidad pasara el corte y su candidatura esté sobre la mesa del Comité de Patrimonio Mundial –formado por embajadores- cuando en julio delibere en Estambul (Turquía) qué propuestas obtienen tan distinguida mención.
Las citadas fuentes señalaron que para acometer las reformas está prevista la inversión de unos ocho millones de euros, que se sumarán a los ya invertidos en esta fallida infraestructura, cuyas obras quedaron paralizadas en 1994, un año después de que se iniciasen.
La actuación que hay que acometer ahora implica reducir la altura actual de 14 metros a aproximadamente cinco, para lo que se desarrollaran trabajos que se prolongarían durante tres años y ejecutar un proyecto sobre el que ha respondido «favorablemente» la Unesco.
Las fuentes consultadas dan las «gracias» de que en su momento se detuvieran las obras de este Centro de Interpretación porque era un «mamotreto». Tras la paralización de los trabajos, los cristales de su fachada se convirtieron en improvisada diana de vándalos que querían probar su puntería; mientras que su perímetro era zona para ganaderos locales.
Las autoridades antequeranas esperan que el nuevo edificio, «por fin», se integre en el Complejo de los Dólmenes y que el Gobierno autonómico lo dote de una programación que lo revalorice, como se ha comprometido la Junta de Andalucía. La consejería de Cultura informó el pasado año de que pretendía que el museo y el conjunto arqueológico se conviertan en un centro patrimonial de referencia e impulsar la investigación de la Prehistoria en Andalucía.
La actuación, para la que se han solicitado fondos europeos, se prolongaría durante tres años en los que se deberían ejecutar cuatro fases.
Aunque ésta no ha sido la única condición que la Unesco ha puesto a la candidatura. Para que el Icomos se pronunciara positivamente, se ha tenido que elaborar un plan especial de protección del entorno de los dólmenes, que incluía una serie medidas correctoras que controlen el crecimiento en la zona industrial del municipio y que formarán parte de la revisión del Plan General de Ordenación Urbanística (PGOU).
Los Dólmenes de Antequera son un bien cultural integrado por los sepulcros megalíticos de Menga, Viera y el Romeral, rodeados además de los monumentos naturales de la Peña de los Enamorados y el Torcal de Antequera. Se consideran una de las primeras formas de arquitectura y paisaje monumental de la Prehistoria europea.
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