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«Las termas mayores de Itálica no son las de Caracalla pero fueron lujosísimas»

Sebastián Vargas es un arqueólogo que ha revelado aspectos desconocidos y muy atractivos sobre el Traianeum. 

23/11/2020. ABC

Este arqueólogo ha revelado aspectos desconocidos y muy atractivos sobre el Traianeum, las termas mayores y unas presuntas termas en el entorno del santuario dedicado a Trajano, lo que le concederían a la ciudad de los emperadores, un potente valor simbólico, político y elitista.

–Empecemos por el Traianeum, ¿Fue tan grande como un campo de fútbol?

–El terreno de juego de un campo de fútbol actual cabría perfectamente dentro del terreno que ocupa el santuario.

–¿Y fue tan esplendoroso como el foro de Trajano en Roma?

–Las características que tuvo lo hicieron un edificio muy potente, costeado y lujoso, posiblemente pagado por el propio emperador y las aportaciones de las élites italicenses. Debió ser un templo muy importante y como nos ocurre con la Catedral de Sevilla, aquello debió ser una montaña de mármol.

–Según sus investigaciones no fue levantado por Trajano.

–Estamos seguro de que fue obra adrianea y que está dentro del proyecto que el propio emperador diseñó para la nueva ciudad, para la ampliación de la vieja Itálica.

–¿Qué quiso hacer Adriano con un edificio de tan potentes características?

–En primer lugar, elevar a Itálica al nivel de grandes ciudades imperiales como Atenas, Alejandría, Tarragona o Córdoba. Pero no impulsado por una ambición megalómana, sino generando un foco de espiritualidad de primer nivel dedicado al culto al emperador.

–Es curioso. Al parecer tuvo una doble función: foro y templo para el culto imperial. Me recuerdan a las catedrales del gótico, que sirvieron de mercado, de foro y de uso religioso…

–Exactamente. En el Traianeum se concentran el uso religioso y la función de foro, de centro de reunión para socializar en general, donde las élites se hacen notar con importantes donaciones, ofrendas y dedicatorias.

–El Traianeum estuvo levantado con los mejores mármoles del imperio, tuvo en sus exedras o capillas estatuas de hasta ocho metros de altura y las tejas de mármol pesaban 60 kilos cada una. Debió ser tan imponente como el Vaticano.

–Así es. Además, aprovecha un punto topográfico concreto, para que el santuario se viera desde la lejanía, como un potente foco de atracción. Cada vez estamos más seguros que aquel templo no estuvo dedicado sólo a Trajano o a Adriano, sino a toda la dinastía, incluyendo a Nerva y al propio Trajano pater.

–¿Cree que es necesario levantar ex novo el Traianeum para que Itálica sea declarada Bien Mundial por la Unesco?

–Es necesario recuperar el edificio, restaurando restos consolidados y diseñar un programa de musealización. Pero en absoluto hablamos de hacer un edificio ex novo.

–Me como la entrevista y no hablamos de las termas mayores. ¿Me las describe periodísticamente?

–Fue otra gran inversión que dejó en Itálica un edificio con termas, palestra y, posiblemente, biblioteca. También abundó el mármol, las estatuas y los mosaicos. Y pavimentos de opus sectile, suelos que formaban figuras geométricas.

–Se lo pregunto de otra forma: ¿Las termas mayores de Itálica son comparables a las de Caracalla?

–Las de Caracalla son dos veces mayores que las de Itálica, pero teniendo en cuenta el tipo de ciudad que era Itálica, le aseguro que eran desmesuradas y lujosísimas.

–El caso es que además de estas termas mayores había otra en la ciudad vieja, en la que fundara Escipión. ¿No era desmesurado?

–Efectivamente porque esas viejas termas ya eran de por sí un complejo de grandes dimensiones, aunque en comparación con ésta, la escala era menor.

–¿Qué falta por excavar de esas termas mayores?

–Gran parte del recinto termal, la palestra y el edificio del fondo de la palestra que es el que pudiera ser la biblioteca.

–Decididamente Itálica perdió la cabeza con el agua. Porque ustedes no descartan la posibilidad de que otras termas estarían ubicadas cerca del Traianeum…

–Es una hipótesis de trabajo en base a restos arqueológicos documentados por Pilar León en los años ochenta. A todo ello hay que añadir las termas privadas de algunas de las domus de la ciudad.

–¿Se nos escapa algo en la explicación que motiva que Adriano realizara un esfuerzo inversor tan grande en Itálica?

–Hay datos por resolver. Pero es cierto que Adriano quiere dignificar la ciudad de los emperadores, incluso cediéndole el nuevo estatus de colonia a la ciudad, que podemos entender como una refundación a lo grande de Itálica. Quizás, sin ese nuevo estatuto, el Traianeum no hubiera sido posible.

–Imagino que, en una ciudad como aquella, las élites se instalaron para estar presentes en un espacio de prestigio. Algo así como tener un palacete en Madrid…

–Tuvo que ser muy prestigioso tener casa y formar parte de un proyecto imperial. Era el lugar donde había que estar.


Villa Tívoli

Arqueólogo, investigador contratado por la Hispalense, escribió su tesis en la Complutense y la leyó en la UPO, amadrinado por Guadalupe López y Pilar León. El trabajo de licenciatura tuvo por objeto el estudio de los mosaicos geométricos de la vieja Hispania. Hizo realidad el sueño de muchos arqueólogos interesados en la Roma imperial: excavar durante nueve años en la villa Tívoli, el sueño helenístico de Adriano a pocos kilómetros de Roma. De Sevilla se queda con el Alcázar y la biblioteca de la Casa de los Pinelos, para callejear después por las estrecheces que siempre esperan el sonido vivificante de las campanas de la Giralda. No puede con el tráfico y el desorden urbano.


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