El Consejo de Ministros aprueba la declaración que protege el yacimiento megalítico situado en el embalse cacereño de Valdecañas.
10/05/2022. Hoy.
El Consejo de Ministros ha aprobado esta mañana, a propuesta del Ministerio de Cultura y Deporte, la declaración del Dolmen de Guadalperal como Bien de Interés Cultural (BIC) con la categoría de Zona Arqueológica. Según informa el Gobierno de España, el conjunto megalítico situado en el embalse de Valdecañas, en el término municipal de El Gordo (Cáceres), obtiene así el grado máximo de protección que establece la Ley de Patrimonio Histórico Español.
El expediente de declaración, iniciado por la Dirección General de Patrimonio Cultural y Bellas Artes e incoado el 22 de diciembre de 2020, «pone de manifiesto que el Dolmen de Guadalperal y su contexto arqueológico constituyen un bien integrante del patrimonio histórico español, de interés histórico, arqueológico y arquitectónico, valores culturales suficientes para su declaración como BIC», afirma la sereña del Consejo de Ministros.
Tanto el dolmen como su contexto arqueológico constituyen uno de los ejemplos más notables de megalitismo de la cuenca media del río Tajo. Fue excavado y estudiado por Hugo Obermaier entre 1927 y 1930, una de las figuras más importantes de la investigación geológica y arqueológica de su tiempo. Además, resultó ser ejemplo pionero de intervención de restauración en un yacimiento arqueológico.
Está ubicado en terrenos que tienen la condición de dominio público hidráulico, dentro de la zona inundable del embalse de Valdecañas. Dichos terrenos son de titularidad estatal, adscritos a la Confederación Hidrográfica del Tajo, dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.
La situación del dolmen determina que esté sumergido de forma casi permanente, aflorando solo en períodos de sequía prolongada o con motivo de los desembalses consecuencia de los acuerdos suscritos entre España y Portugal para la regulación del caudal del río Tajo.
Trabajos de conservación
En agosto de 2019, a consecuencia de la sequía que provocó una bajada del nivel de agua, el monumento megalítico quedó al descubierto, generando gran interés en la ciudadanía. A partir de ese momento, el Ministerio de Cultura y Deporte comenzó distintas actuaciones para contribuir a la protección legal del yacimiento, aumentar el conocimiento del bien y tomar las medidas adecuadas para su correcta conservación.
Durante los veranos de 2019, 2020 y 2021, un equipo multidisciplinar de técnicos realizó diferentes trabajos de documentación, investigación y conservación de todo el conjunto megalítico. Para ello, se constituyó el Grupo de Trabajo del Dolmen de Guadalperal, formado por la Junta de Extremadura y los ministerios de Cultura y Deporte y de Transición Ecológica, que ha permitido la investigación y el trabajo sobre los elementos del patrimonio sumergido del embalse extremeño.
El pasado verano, se recuperaron bienes localizados en diferentes puntos del embalse, como una inscripción de época romana, hitos con grabados de época prehistórica y unas esculturas de verracos geminados, una de las pocas de esta tipología halladas en la Península Ibérica. La pieza fue trasladada al Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE), donde se trata para su futura conservación en el Museo de Cáceres.
La labor realizada por los especialistas del Ministerio, la Junta y otras instituciones durante este tiempo ha supuesto un ejemplo de cooperación entre administraciones y organismos, así como de buenas prácticas en la protección y salvaguarda del patrimonio arqueológico.
Tipológicamente, el dolmen es un sepulcro de corredor con una cámara funeraria de 5 metros de diámetro y un largo corredor de casi 10 metros de largo y 1,50 metros de ancho. La estructura ofrece una triple línea de ortostatos dispuestos de forma concéntrica en torno a la cámara, además de algún ortostato de significado simbólico.
Los materiales arqueológicos hallados en el dolmen y en su entorno señalan la existencia de un hábitat en las inmediaciones del bien. Se trata de industria lítica en sílex y cuarcita de carácter microlítico, así como fragmentos de cerámica decorada de cocción reductora con abundantes desgrasantes y un conjunto de vasos campaniformes de tipo Ciempozuelos. Estos hallazgos sugieren dos fases distintas para el yacimiento, una primera más antigua y otra campaniforme, entre el IV y III milenio a.n.e.
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