La egiptóloga sevillana Myriam Seco invita a visitar su magnífico anfiteatro, uno de los más grandes del mundo, y a detenerse en el teatro, que tuvo un templo dedicado a Isis.
29/07/2024. ABC.
Itálica «es un yacimiento arqueológico espectacular» del que Myriam Seco guarda muy gratos recuerdos. Mucho mejores que los de sus veranos al sol en Matalascañas. De pequeña, solía pasear los domingos por las ruinas de la ciudad romana con sus padres, sus hermanos, así como con tíos y primos. «Luego comíamos arroz en una venta que había enfrente», rememora con cierta nostalgia la egiptóloga sevillana, que sigue pasando temporadas en su Sevilla natal.
En la capital andaluza, esta doctora en Historia imparte clases en la universidad, pero la mayor parte del año vive en Egipto, donde desde 2008 dirige las investigaciones en el Templo de Millones de Años de Tutmosis III.
El equipo hispanoegipcio que capitanea ha desenterrado gran parte de este monumento funerario que el poderoso faraón de la Dinastía XVIII construyó en la necrópolis tebana para perpetuar su memoria. En recientes excavaciones, han descubierto la misteriosa tumba de una momia maldita, enterrada boca abajo y con piedras sobre su ataúd para que no regresara del mundo de los muertos. También han recuperado fragmentos de un antiquísimo papiro usado en un ritual contra la terrorífica serpiente Apofis, que trataba de boicotear cada noche el viaje de la barca solar para que no volviera a amanecer. Y de Egipto y de magia también habla Seco al recomendar la visita a Itálica, por extraño que en un principio pueda parecer.
La arqueóloga destaca en primer lugar el «magnífico anfiteatro» de esta ciudad romana, uno de los más grandes del mundo, con un aforo para unos 25.000 espectadores. En Itálica, además, «se puede apreciar muy bien cómo era el trazado de las calles, con edificios públicos y casas privadas que aún conservan parte de sus lujosos suelos de mosaicos».
«Cualquiera con un poco de imaginación no necesita mucho más para soñar cómo fue aquella gran ciudad en su época de máximo esplendor», dice.
Itálica pasa por ser la primera ciudad romana de la península ibérica. Fue fundada por Escipión el Africano como un campamento para los heridos y veteranos de su ejército, tras su victoria contra los cartagineses en la batalla de Ilipa (Alcalá del Río) en el 206 a.C.. Experimentó una gran ampliación urbanística durante los gobiernos de Trajano (98-117 d.C.) y de Adriano (117-137 d.C.) y con este último, se convirtió en colonia y alcanzó su mayor apogeo.
Fascinada por Adriano
«Me fascina la figura del emperador Adriano, nacido en Itálica y amante de la cultura helena y egipcia», confiesa la historiadora, que invita a observar las interesantes similitudes en algunas construcciones de aquella época, en un extremo y otro del Imperio: «Por ejemplo, Itálica en España; Villa Adriana en Italia, donde dedica el Antinoeion); la biblioteca de Atenas en Grecia; o la ciudad de Antinoópolis en el Egipto Medio, muy cerca de Hermópolis, donde Adriano dedicó una ciudad a su amado Antinoo, ahogado en el Nilo».
Las excavaciones en Itálica han proporcionado gran cantidad de material arqueológico, que ha permitido conocer aspectos económicos y sociales de aquella época, aunque Seco resalta por su importancia el hallazgo del Traianeum, «un lugar en el que se daba culto a los emperadores nacidos en Itálica, en este caso a Trajano». Y, sobre todo, destaca el descubrimiento del teatro, que «fue muy especial, pues, al estar debajo del casco antiguo del pueblo de Santiponce, los vestigios romanos estaban mezclados con las casas actuales y la excavación fue muy complicada».
Precisamente en el teatro la egiptóloga anima a detenerse. «Sabemos que durante la época de Adriano se construyó un pequeño templo dedicado a Isis en el sector del pórtico», dice antes de explicar que el culto de esta diosa egipcia de la magia y la fertilidad, esposa de Osiris y madre de Horus, llegó a Occidente a través de Grecia y Roma.
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