1 ago 2011 ~ ~ Etiquetas:

País Vasco: Cultura declara conjunto monumental dieciséis dólmenes, todos en Álava


Un hombre fotografía el dolmen de Sorginetxe, cerca de Salvatierra, un monumento ligado a la propia imagen del País Vasco y que ha dado la vuelta al mundo. :: BLANCA CASTILLO.
El territorio posee los testimonios más importantes y bellos de la cultura megalítica del País Vasco.
01/08/2011. El Correo.

DATOS
1831 Fue cuando se descubrió el dolmen de Aizkomendi, en Eguilaz, el más grande y el primero de todos.
IV-II Entre estos dos milenios antes de Cristo fueron levantados estos 16 dólmenes, las primeras construcciones de Álava.

Las construcciones megalíticas alavesas de las zonas llanas tienen un nuevo reconocimiento. El Departamento de Cultura del Gobierno vasco los ha declarado Bien Cultural Calificado, con la categoría de Conjunto Monumental, y ha aprobado su correspondiente régimen de protección.

Los dólmenes incluidos son los de la Chabola de la Hechicera y el Encinal, en Elvillar; Layaza, San Martín, Alto de la Huesera y los Llanos, en Laguardia; el Sotillo, en Leza/Laguardia; la Mina y la Lastra, en Lantarón; Sorginetxe, en Salvatierra; Aizkomendi, en San Millán; San Sebastián I, San Sebastián II, Gurpide Sur y Gurpide Norte, en Kuartango; y el Montecillo, en Villabuena de Álava.

Tras esta declaración, el Gobierno instará a los correspondientes ayuntamientos para que adecúen la normativa urbanística municipal a las prescripciones del régimen de protección de dicho conjunto monumental.

Los dieciséis dólmenes constituyen un grupo homogéneo en cuanto que son restos de una misma manifestación cultural en un emplazamiento similar, tierras bajas de la cuenca mediterránea, frente al grupo de megalitos instalados en altura, de cronología de construcción y utilización similares.

El último muerto enterrado en el dolmen de Aizkomendi, en Eguílaz, cerca de San Millán y Araia, fue un soldado de Napoleón que huía de Vitoria en 1813. Los botones imperiales de su casaca aparecieron entre los más de 300 cuerpos desenterrados en este túmulo funerario del Neolítico, el más grande y el primero en ser descubierto en el País Vasco en 1831. 5.000 años después de ser construidos con la técnica más simple, se seguía usando como fosa alternativa al cementerio católico. Hoy, los vecinos de Eguílaz tienen en esta zona un parque lleno de árboles al que dirigir sus pasos por la vieja carretera de la N-1.

Inspiración de Chillida

Un dolmen es un panteón colectivo, una caja funeraria de grandes piedras llena de sorpresas y envuelta en misterios y leyendas. Los megalitos de la Rioja Alavesa han servido, por ejemplo, para fechar el primer terremoto de la historia que tuvo consecuencias sobre construcciones humanas. Fue en el año 2.700 antes de Cristo y el epicentro estuvo en la falla de Pamplona. Derribó muchos de estos monumentos. El estudio fue presentado en un congreso en Pekin por el geólogo Koldo Martínez-Torres.

A este profesor de la UPV le parece que esta tosca estructura ha sido la inspiración de la escultura del vacío de Chillida. El monumento no es el conjunto de piedras, algunas muy pesadas, sino el hueco, el interior. «Transportaban las piedras con rodillos de madera y creaban rampas para colocar la cubierta. Los megalitos de montaña son pequeños y los de los valles grandes. Estaban mejor organizados», apunta.


La Chabola de la Hechicera en Elvillar. :: EL CORREO.
Al experto le gusta apostillar una constatación: construcciones de estas y mejores hay en todo el mundo, desde Gambia hasta China. Barandiarán, Aranzadi, Eguren, Fernández Medrano en la primera mitad del siglo XX y en las últimas décadas Apellániz y Vegas, junto a otros arqueólogos como Baldeón, han ampliado con apasionamiento el conocimiento de este complejo «mundo de los muertos», que ha aportado una información definitiva sobre la vida entre los milenios IV y II antes de Cristo.

Sepulcros

Álava posee, sin duda, los testimonios más bellos y monumentales de la cultura megalítica del País Vasco. Su tipología frente a los de montaña, más habituales en el País Vasco, responde en la mayoría de los casos a la de sepulcro de corredor.

Estos monumentos se configuran en base a una cámara poligonal de tendencia circular y a un pasillo que, en ocasiones, conserva losas de compartimentación transversal. A veces, la cubierta se resuelve adintelada, como se puede ver en la Chabola de la Hechicera, Aizkomendi o Sorginetxe, donde todavía se conserva. Se produce una aproximación de los ortostatos de la cámara, reduciendo la abertura superior de la misma.

Esta solución, sin embargo, no parece que se diera siempre, si se tiene en cuenta el gran diámetro de algunas cámaras, como la de San Martín. En ese caso, resulta difícil imaginar una cubierta resuelta de este modo.

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