17/09/2012. Mediodía.org
Hasta no hace mucho en la Sierra de Cádiz solo se hablaba de tres dólmenes o conjuntos dolménicos de importancia: los de Alberite (Villamartín), El Charcón (El Gastor) y Tomillos (Alcalá del Valle). A ellos se unió el del Juncal (Ubrique), que fue descubierto por miembros de la asociación juvenil ubriqueña TAMAL durante un acusado estiaje del pantano de Los Hurones en 2002, a la orilla de su vaso inundable, lo que dejó a la vista la parte superior del sepulcro. Fue excavado bajo la dirección de José María Gutiérrez, director del Museo de Villamartín, y se encontraron en él restos humanos y valiosas piezas de ajuar funerario, como en su día explicamos en esta misma revista. Por cierto, si quieren ver cómo era el dolmen del Juncal echen un vistazo a esta fotografía: [ver fuente original]
Lo decimos no porque se encuentre de nuevo bajo las aguas del pantano sino porque, para evitarlo, fue desmontado y trasladado piedra a piedra al próximo campamento juvenil de Cerro Mulera (esta instalación, auspiciada por TAMAL se concluyó hace muchos años y desde entonces está preparada para ser operativa, pero las autoridades no saben hacerlo y se está cayendo; lo que prueba una vez más que en este país no tenemos problemas en poner muy bien los ladrillos uno encima de otro, pero una vez construidos los edificios nos quedamos bloqueados y no sabemos cómo dotarlos; eso es lo que nos diferencia de Europa). TAMAL propuso trasladarlos a un lugar donde recrear un poblado neolítico; de este modo podría hacerse un aprovechamiento turístico. Pero, según hemos oído, el Ayuntamiento de Ubrique está pensando en colocar el dolmen en una glorieta de carretera, donde los automovilistas podrán gozar de su contemplación durante décimas de segundo y los peatones que crucen para verlo a sus anchas podrían encontrar en el dolmen su tumba.
Nuevo dolmen en Villamartín
Este verano, el mismo Gutiérrez y un equipo de la Universidad de Cádiz formado por arqueólogos y geólogos han excavado un nuevo dolmen hallado en una finca de Villamartín. Es de galería, pero la parte del fondo (donde se suele enterrar al personaje o personajes principales) había desaparecido casi por completo, probablemente porque sus ortostatos fueron arrastrados por las máquinas de arar o porque los retiraron deliberadamente para emplearlos en la construcción o con algún otro fin. No obstante, se conservaba buena parte del resto del dolmen (excepto el techo, como suele ser usual) y se han encontrado restos que están a buen recaudo.
Dólmenes en Benaocaz y El Juncal
Pero no son estos los únicos megalitos de este tipo que existen en la Sierra de Cádiz. La asociación TAMAL, y al frente de ella Pepe Arroyo, que conoce la comarca como la palma de su mano gracias a sus diarias andadas por campos y montes, encontró lo que pueden ser tres dólmenes en el término de Benaocaz. Están juntos y al menos dos son de galería. La imagen de uno de ellos (que puede tener unos 18 metros de largo) es la que encabeza este artículo; pueden verse perfectamente los ortostatos que cierran la cámara, aunque faltan las lajas que hacían de techo. En esta otra fotografía se distingue una alineación de ortostatos más pequeños, a pocos metros de la otra: [ver fuente original]
Años atrás, en el término de Villaluenga TAMAL encontró otros dos dólmenes, que están por excavar.
Por otro lado, no lejos de donde apareció el dolmen del Juncal esta asociación ambiental ha localizado lo que parecen ser restos de otros tres –en la imagen sobre estas líneas se aprecia parte de uno de ellos–, y probablemente de un poblado megalítico, y en la otra orilla del Majaceite parece identificarse otra estructura dolménica.
Pero lo más interesante es que TAMAL cree haber encontrado la “cantera” de los ortostatos con los que se construyeron estos dólmenes. Pepe Arroyo explica que en toda la Sierra de Cádiz no existen apenas lugares donde se hallen piedras de este tipo, excepto en el entorno del Juncal, donde hay un lugar en que se puede hallar una gran superficie de lajas individuales naturales como estas: [ver fuente original]
Algunos especialistas han visitado el lugar invitados por Arroyo, quien cree, a falta de los estudios oportunos, que piedras de este mismo lugar son las que se utilizaron para construir los dólmenes del valle del Guadalete en la Sierra de Cádiz. El coordinador de TAMAL apoya su hipótesis no solo en la morfología, sino en el hecho de que “se ve que hay un escalonamiento y que faltan piedras”. Y cree que esto probaría que en los tiempos en que se enterraba de esta manera a los jefes de las tribus “existía una interrelación entre la Sierra y la campiña que se manifestaba, por ejemplo, en este traslado de la materia prima para construir los dólmenes”.
Pepe Arroyo se lamenta de que las autoridades no sepan poner en valor este patrimonio megalítico tan rico. Como empezábamos diciendo, hace pocos años el mapa dolménico de la Sierra se reducía a tres o cuatro puntos; hoy podría aumentarse con muchos más, lo que podría constituir un nuevo reclamo turístico. Pero quienes nos gobiernan no parecen ser capaces de hacer mucho en este terreno.
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