Dólmenes y Crómlechs abundan en el territorio hasta el punto de convertir a la Llanada en un yacimiento repleto de estas estructuras y de sus secretos.
01/05/2013. Noticias de Álava.
las claves
DÓLMENES Y CRÓMLECHS ABUNDAN EN EL TERRITORIO HASTA EL PUNTO DE CONVERTIR A LA LLANADA EN UN YACIMIENTO REPLETO DE ESTAS ESTRUCTURAS Y DE SUS SECRETOS
LA Llanada ha sido históricamente una tierra de paso, una encrucijada de caminos. Desde la más remota antigüedad diversas gentes han cruzado esta tierra de norte a sur y de este a oeste. Ello no quiere decir que sus habitantes hayan visto diluida su personalidad común por ese tránsito de gentes, por el contrario, el contacto con otras realidades humanas ha servido para fortalecerla, adoptando aquello que de bueno aportaban los elementos foráneos. La identidad de los habitantes de esta comarca se refleja en su patrimonio. Existe una continuidad desde los tiempos de los pastores neolíticos a la actualidad, que materialmente va desde los monumentos megalíticos hasta los edificios actuales.
Sin duda, los dólmenes -mesa de piedra, en bretón- mantienen hoy en día en sus sólidas estructuras secretos de los antepasados. Los dólmenes de Sorginetxe, en la pequeña localidad de Arrizala, y el de Aizkomendi, en Egilaz y el primero descubierto en el territorio alavés, son claro ejemplo de ello. Alrededor de ellos surgen historias enigmáticas de brujas y celtas. Pero sólo son eso, historias, ya que en realidad se trata de un sepulcro colectivo a modo de panteón en el que se enterraba a los miembros fallecidos de una comunidad con un ritual en el que se incluía el depósito de comida y enseres personales del difunto. Fabricados con grandes lajas de piedra entre el IV y el III milenio antes de nuestra era, los dólmenes solían estar cubiertos por un montículo de piedras y tierra llamado túmulo.
El dolmen de Sorginetxe se encuentra cerca de Salvatierra. Este sepulcro se muestra desnudo, sin túmulo, y su nombre -casa de brujas- refleja las tradiciones populares que rodean a estos monumentos. Una leyenda dice que lo construyó Amilamia. Con sus poderes mágicos esta lamia llevó durante la noche las grandes piedras desde la caverna de Lezao, transportándolas con ligereza sobre su cabeza al mismo tiempo que hilaba, para así demostrar sus poderes sobrenaturales. En realidad Sorginetxe no es una casa, sino una cámara sepulcral de 2,5 metros de altura formada por seis grandes piedras calizas blancas. Tiene una ventana orientada al oeste. No se puede precisar la fecha de su descubrimiento, aunque al mantener su estructura inicial y estar a la vista, se deduce que se conoce desde la antigüedad. En 1890 Jesús Apraiz realizó una excavación en la que se encontraron restos humanos y una punta de flecha en sílex.
El dolmen es un símbolo que alude a la transmisión de la vida, tanto en su aspecto físico como en el espiritual. Su puerta siempre aparece orientada al levante añadiendo el reconocimiento del culto al sol como la forma de comenzar una nueva vida. Conserva en su disposición una apertura para facilitar que el espíritu abandone el sepulcro. Su silueta evocadora lo ha convertido en uno de los monumentos prehistóricos más retratados del territorio histórico.
A pocos kilómetros en dirección a Navarra, en Egilaz, se conserva el dolmen de Aizkomendi, el más grande de Euskadi. Está construido con diez losas que forman un recinto de unos tres metros de largo, uno de ancho y tres de altura. Pero si el dolmen en sí es grande, el túmulo que lo cubría es gigantesco: 60 metros de diámetro y unos cuatro de altura. A simple vista parece un poco más elaborado que el de Sorginetxe pero hay que darse cuenta que, una persona de una altura tipo -alrededor de 175 centímetros- pasa sin agachar la cabeza, y si se tumbara dentro tendría que estirar los brazos para tocar las paredes. La losa superior impresiona, no sólo por el tamaño, también por el grosor que, andará rozando el metro. Éste de Aizkomendi es el primer dolmen en ser reconocido en el País Vasco. Fue descubierto por azar en 1832. Constaba por aquel entonces de cámara, corredor y túmulo.
Fue "saqueado" en los años siguientes, sus materiales dispersados y hoy desaparecidos. Se sabe que al menos fueron extraídos, "70 calaveras y más de cinco carros de huesos...", así como "lanzas de cobre y puntas de flecha de sílex". José Miguel de Barandiaran desmontó, por encargo de la Diputación Foral de Álava, el túmulo de la parte meridional para que pudiera ser visto desde la carretera.
GENERAL Otros monumentos megalíticos -cuya traducción libre significaría piedra grande-, son los menhires, grandes piedras verticales clavadas en la tierra y los crómlechs, que son alineamientos en círculo de piedras verticales. En la Sierra de Entzia se han contabilizado hasta 18 yacimientos prehistóricos. Ahí se sitúan el menhir y el dolmen de Itaida. Este último fue descubierto en 1920. Junto a un cruce de la pista que va desde el alto de Opakua hasta Urbasa, se encuentra erigido desde hace siglos el menhir. Se trata de una única piedra vertical muy apuntada, que mira al cielo. Toda la zona servía como lugar de enterramiento de aquellos pastores que habitaban estas tierras hace ya casi cuatro milenios. De hecho, en las cercanías se pueden visitar también un dolmen y un campo de túmulos.
Al igual que la mayoría de los monumentos megalíticos de la zona, el menhir es anterior al año 2.500 antes de Cristo. Cerca está el túmulo de Urkibi. El dolmen de Kuartandi conserva el túmulo completo y losas hincadas que corresponden a la antigua cámara del dolmen. El de Legaire fue descubierto en 1919 y excavado al año siguiente encontrándose restos humanos, cerámica y sílex. En ese año se descubrió también el menhir de Akarte, que está partido.
Los crómlech son círculos de piedras. En la sierra pueden verse los de Mendiluze y Gaztelamendi. Se descubrieron restos de huesos y carbón. El de Mendiluze fue descubierto en 1983 en las campas de Legaire, en la Sierra de Entzia, y excavado un año después por el arqueólogo José Ignacio Vegas Aramburu. Se trata de un círculo de piedras pequeñas en las que sobresalen cuatro grandes menhires. En él encontraron una estructura interna a la manera de cista rectangular -monumento megalítico funerario individual- que contenía restos de huesos y carbones. El monumento tiene cerca de 2.700 años de antigüedad y sirvió como lugar de enterramiento de los habitantes de la zona.
Según explica Kepa Ruiz de Eguino, etnógrafo de Agurain, la principal diferencia entre ambos, a parte de la forma que tienen, "es que en el dolmen se enterraba el cadáver y en crómlech se incineraba". "Contaban los ancianos de Agurain que en el camino que se dirige hacia El Torko, saliendo del Santo Cristo del Humilladero (cementerio) a la derecha y a la izquierda existen tres montículos, según me explicaban hace unos años, algunos habían oído contar en el pueblo que se trataba de tres dólmenes que estaban sin excavar", explica Ruiz de Eguino.
Por todo ello, no cabe duda de que los dólmenes son atractivos y Álava posee una notable colección de estas construcciones funerarias prehistóricas formada por alrededor de 70 ejemplares y dos de ellos, el de Sorginetxe y el de Aizkomendi, son verdaderas piedras de leyenda en la comarca de Agurain.
El mapa de los hallazgos arqueológicos se enriquece en la provincia con los yacimientos de Zornostegi y Aistra
EN ÁLAVA EXISTEN ALREDEDOR DE 300 ASENTAMIENTOS HUMANOS DESHABITADOS DESDE HACE SIGLOS
VITORIA. Además de en Trebiño, los equipos de la Universidad del País Vasco saben lo que es excavar en la Llanada Alavesa, donde han mantenido campamentos de investigación en los parajes de Zornostegi y Aistra, sitos, respectivamente, en los municipios de Agurain y Zalduondo. Precisamente, los trabajos desarrollados en el primero de ellos determinó hace escasos años el rediseño de las teorías que se manejaban sobre el inicio del proceso de creación de las aldeas medievales. En concreto, los sondeos allí implementados durante los últimos ejercicios han desvelado los avatares del paso del tiempo y han aportado luces, y muchas, que cuestionan y contradicen la realidad oficial que la historiografía y sus expertos daban como cierta para esa época (siglo IX), de la que por desgracia perviven pocos registros.
Es más, lo encontrado en el paraje obligará a redefinir una parte del pasado ciertamente opaca por la inexistente documentación escrita sobre aquellos días que ha llegado hasta la actualidad y a sentar unas nuevas bases de conocimiento sobre cómo era la vida de aquel entonces.
Zornostegi, que es uno de los más de 300 despoblados asentamientos humanos de hace siglos ya deshabitados documentados que existen en el territorio histórico. Al respecto, los equipos de investigadores de la entidad académica, compuesto por cerca de 50 personas de diferentes disciplinas, desvelaron a este diario el hallazgo en la excavación de un sistema de terrazas altomedievales ideado como estructura productiva agrícola. Dicha disposición dataría de una fecha concreta entre los siglos octavo y décimo y demostraría la existencia de un alto grado de organización en la aldea que existía en aquella época. Todo ello implicaría un marco de sociabilidad impropio para esa época y que chocaría con lo que dictan las teorías oficiales al respecto. Éstas sugieren que la base para el establecimiento de aldeas no se estableció hasta el siglo IX.
Nombres que se pierden en la historia definen una parte significativa del actual carácter alavés
La Sierra de Entzia acoge un conglomerado de estructuras que advierten de la importancia de la zona
Los equipos de la UPV han descubierto usos y costumbres que ayudan a definir la estructura social de entonces
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