Cómo se construyeron, con qué finalidad, por qué eligieron esos enclaves… visita y descubre el magnetismo de estos cinco yacimientos.
National Geographic
Muchas incógnitas rodean a estos sensacionales yacimientos de visita obligada. Desde Stonehenge, en el sur de Inglaterra, hasta las culturas talayótica y nurágica de las mediterráneas islas de Menorca y Cerdeña, hace miles de años los antiguos habitantes del planeta levantaron imponentes obras en piedra con distintas finalidades. Al contemplarlas al amanecer o a la puesta de sol, con las brumas y las últimas luces, estos lugares adquieren una magia especial.
Stonehenge. Situado en la planicie de Salisbury, en el condado de Wiltshire (a unos 130 km al oeste de Londres), este gran círculo de rocas aparece imponente sobre un montículo verde y su visión es impactante. Conviene hacer la visita con la ayuda de la audioguía para tener una idea exacta de las dimensiones y relevancia del lugar. La construcción de este conjunto empezó hace cinco mil años y fue abandonado mil quinientos años después. No se sabe todavía su finalidad exacta ni las razones que llevaron a su olvido. El conjunto que hoy vemos en pie está compuesto por un círculo interior con seis grandes bloques de piedra rematados por tres colosales dinteles y por un círculo exterior de diecisiete monolitos con dinteles. Esto es lo que queda de un monumento megalítico que en su día incluyó unos 162 elementos pétreos.
Carnac. Los alineamientos de Carnac, también conocidos como los menhires de Carnac, son un gran conjunto megalítico situado en la región francesa de Bretaña. Es el monumento prehistórico más extenso del mundo, con 4.000 rocas que fueron alineadas entre los siglos V y III a.C. Alcanza las 40 hectáreas de superficie y los cuatro kilómetros de longitud. Aunque existen muchas versiones y teorías que explican su función, lo que parece más plausible según los expertos, es que Carnac era un observatorio astronómico, en el que las hileras de menhires orientadas hacia los puntos solsticiales i equinocciales formaban un calendario que permitía predecir las etapas importantes de la vida agrícola.
Nuraghi. Cerdeña cuenta con un impresionante conjunto de construcciones nurágicas diseminadas por todo la isla. Anteriores a los fenicios, los nuragos (entorno al 1.700 a.C.) dejaron una serie de torres cónicas llamadas nuraghi, palabra que significa «montón de tierra» en sardo. La de Santu Antine es la mayor y mejor conservada. También pertenecen a la cultura nurágica las llamadas «tumbas de los gigantes», monumentos funerarios construidos con planta rectangular con un ábside mediante grandes losas de piedra empotradas en tierra formando una cámara funeraria de entre 5 y 15 metros de largo y entre 1 y 2 metros de alto. La «tumba del gigante» de S'Ena E Thomas, en Dorgali es una de las más visitadas.
Ggantija. La mediterráneas Malta y Gozo albergan un total de siete templos megalíticos. En Gozo, los dos templos de Ggantija destacan por sus gigantescas estructuras de la Edad del Bronce (3600-2500 a.C.), posiblemente dedicados a la Madre Tierra, Diosa de la Fertilidad. En Malta, los templos de Hagar Qinn Mnajdra y Tarxien son grandes obras arquitectónicas únicas en su género, habida cuenta de los recursos extremadamente limitados de que dispusieron sus constructores.
Naveta des Tudons. Con más de 1.600 monumentos prehistóricos, posee la concentración más alta de todo el Mediterráneo. Taulas, Navetas, Talaiots, cuevas funerarias excavadas en la roca, así como poblados enteros, han sobrevivido hasta nuestros tiempos y son testigos de piedra de la enigmática vida de los honderos (llamados así por el uso y habilidad de este pueblo con las hondas) quienes desarrollaron la cultura talaiótica hace 3.500 años. El sepulcro de la Naveta des Tudons es el monumento más antiguo y mejor conservado del Mediterráneo Occidental. La cultura talayótica de Menorca opta a ser Patrimonio de la Humanidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario