08/02/2020. La Vanguardia.
Los obreros no podían dar crédito a lo que veían. Corría el año 1958 y los habían contratado para preparar el terreno al futuro Tiro de Pichón de la localidad de Camas. Mientras trabajaban el terreno empezaron a salir unas piezas extrañas. Aquello era extraordinario y nada corriente, pero decidieron llevarse lo que parecían brazaletes y abalorios decidieron a sus casas.
En total, 21 piezas, que pesaban 2.950 gramos. La riqueza del conjunto les hizo pensar que no podían ser de oro. Así que se lo repartieron y se lo llevaron. Sin embargo, pronto comenzaron las dudas y devolvieron unas alhajas de más de 2.700 años.
Nunca se había encontrado nada igual de ese periodo de la historia. Todo estaba oculto en un centro ceremonial y lugar de referencia para la navegación por el Guadalquivir. El Carambolo era el principal santuario que ocupaba la desaparecida ensenada del río, una lengua de agua que se adentraba 70 kilómetros desde el Atlántico. Las edificaciones tartésico-fenicias ocupaban unos 4.500 metros cuadrados.
El terreno donde fue hallado, que sigue conservando restos de cuatro civilizaciones anteriores, pertenece hoy al grupo inmobiliario Gabriel Rojas y está repleto de basuras, escombros y deshechos. El Ayuntamiento de Camas ha denunciado el estado de abandono total en el que se encuentra el yacimiento del Carambolo, en varias cartas enviadas a la Junta de Andalucía. Por su parte, la Fiscalía de Medio Ambiente y Patrimonio Histórico de Sevilla ha incoado diligencias de oficio en torno a la situación que sufre la corona del cerro.
Los suelos del cerro fueron adquiridos por Gabriel Rojas en el año 2000, cuando el Ayuntamiento de Camas convirtió el suelo del cerro apto para uso terciario. El plan de la empresa era construir un hotel de 150 habitaciones que integraría las ruinas del santuario, mediante un centro de interpretación. Las restricciones dictadas por la Consejería de Cultura a esta iniciativa motivaron que en 2009, el citado grupo inmobiliario diera por truncado su proyecto.
Desde ese momento se abrió un litigio económico entre Junta y empresa que el Tribunal Supremo resolvió en el año 2012 decidiendo que Rojas tenía derecho a una indemnización de 1,55 millones de euros.
En el 2016 el gobierno de Susana Díaz protegió el yacimiento con su declaración como Bien de Interés Cultural (BIC), por lo que “los propietarios o poseedores de estos bienes tienen el deber de conservarlos, mantenerlos y custodiarlos de manera que se garantice la salvaguarda de sus valores”. La ley, además, otorga a la Junta de Andalucía la potestad de “expropiar el territorio a sus dueños”.
“El yacimiento arqueológico de El Carambolo contiene los vestigios materiales de una de las primeras localizaciones protohistóricas excavadas en el Bajo Guadalquivir, y su mera existencia supone un hito y una referencia en el conocimiento de los períodos del Bronce Final y de la Edad del Hierro”, se puede leer en la declaración del lugar como BIC.
El alcalde de la localidad, Rafael Recio, reclama tanto a inmobiliaria Rojas como a la Junta de Andalucía que activen los planes de conservación de este emblemático espacio a los que están obligados. Recio se ha reunido con los responsables de la Junta, de los que ha recibido la seguridad de que se va a encontrar una solución, a lo que el Grupo Rojas también se mantiene abierto.
El terreno del Carambolo se ubica en una zona donde existen importantes vestigios de otras civilizaciones, como es el caso de los restos calcolíticos de Valencina de la Concepción y los más conocidos romanos de Itálica. Un paisaje arqueológico excepcional que bien cuidado y promocionado supondría una zona de gran interés para los apasionados de la arqueología.
Tras su descubrimiento, el tesoro del Carambolo fue trasladado al Museo Arqueológico de Sevilla, pero su incalculable valor hizo que pronto se encargara una copia a la orfebrería Marmolejo, que es la que ahora se puede ver, mientras las originales se guardan en la caja fuerte de un banco. Las piezas originales solo han sido expuestas en cinco ocasiones. Las dos últimas: en 2009, con motivo del 50º aniversario de su descubrimiento, y en 2012.
Ahora, el Ayuntamiento de Sevilla, que es el propietario del tesoro, ha vuelto a manifestar su intención de hacer todo lo posible para que el tesoro pueda ser admirado en su versión original y de manera permanente.
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