20/02/2020. 20 Minutos.
Una investigación encabezada por varios miembros del departamento de Prehistoria y Arqueología la Universidad Hispalense y otros centros académicos, en torno a vestigios de la antigua cultura tartésica acopiados en diferentes museos, busca entre sus objetivos esclarecer los motivos del "final" del santuario fenicio cuyos restos descansan en la cima del cerro de El Carambolo, en Camas (Sevilla), y las razones por las cuales fue "ocultado" bajo tierra el fastuoso y famoso tesoro áureo descubierto en dicho enclave.
El arqueólogo Álvaro Fernández Flores, quien junto a Araceli Rodríguez Azogue estuvo al frente de las excavaciones acometidas durante la primera década del presente siglo en el cerro de El Carambolo, participa precisamente en esta investigación y ha detallado a Europa Press los pormenores del estudio, dirigido por el profesor y catedrático de Arqueología de la Universidad de Sevilla Eduardo Ferrer Albelda.
Este proyecto de investigación, titulado "Tarteso olvidado (en los museos)", tiene como objetivo el estudio integral de yacimientos tartésicos que, como el de El Carambolo, fueron parcialmente indagados y publicados tiempo atrás, para "estudiarlos de nuevo" conforme a los conocimientos cosechados en los últimos tiempos sobre la llamada "cultura tartésica", aplicando los avances científicos y técnicos de la actualidad.
Además del yacimiento arqueológico de El Carambolo, en cuya corona 29.450 metros cuadrados están declarados como Bien de Interés Cultural (BIC) al acoger vestigios cuya cronología abarca desde la Edad del Cobre a la Protohistoria, destacando los restos de un santuario fenicio, el mencionado proyecto de investigación comprende el estudio de restos de otros enclaves como las necrópolis de la Cruz del Negro (Carmona, Sevilla) y Frigiliana (Málaga), Alcalá del Río y Montemolín (Marchena, Sevilla).
LAS PIEZAS HALLADAS POR CARRIAZO
En el caso del cerro de El Carambolo, donde el 30 de septiembre de 1958 fue descubierto el famoso tesoro homónimo, formado por 21 piezas de oro labradas al estilo oriental entre los siglos VIII y VII antes de la era actual, este proyecto de investigación, entre otras actuaciones, retoma el estudio de las piezas halladas por aquel entonces en las primeras excavaciones arqueológicas de este enclave encabezadas por Juan de Mata Carriazo.
Se trata, según Álvaro Fernández Flores, de unas "5.000 piezas de cerámica", otros 50 objetos o fragmentos metálicos y numerosos huesos de animales también descubiertos en las excavaciones arqueológicas de El Carambolo, y relacionadas con las fases de uso y de abandono de este gran recinto interpretado como un santuario o centro ceremonial fenicio dedicado a la diosa Astarté y vinculado a la navegación y el comercio.
Gracias a las nuevas tecnologías y la "relectura" de tales piezas con los conocimientos adquiridos en los últimos tiempos, según los cuales el complejo monumental de El Carambolo estaría indisolublemente unido a la colonización fenicia del suroeste andaluz, esta investigación pretende en el caso de este yacimiento arqueológico, dilucidar las causas del abandono del santuario fenicio entre finales del siglo VII y mediados del siglo VI antes de la era actual, un fenómeno seguido por la construcción de hornos metalúrgicos sobre las ruinas del centro ceremonial.
LA POSIBLE "DESTRUCCIÓN" DEL SANTUARIO
Al respecto, Álvaro Fernández Flores ha expuesto que sobre ello median dos explicaciones "posibles", como son "la destrucción del santuario y la fundición de sus tesoros", coincidiendo precisamente con la desaparición de otros enclaves ceremoniales fenicios en el área tartésica y la "llegada" de incursiones helénicas a la península Ibérica, o el "simple abandono" del santuario y la creación de los mencionados hornos para el tratamiento de los metales procedentes de Sierra Morena y su introducción en el circuito comercial a través del Guadalquivir.
Profundizando en la primera de estas tesis, este arqueólogo señala una "ruptura de la asociación" que ligaba a los enclaves fenicios de la península Ibérica con las "metrópolis" de dicha cultura, una "crisis" que los comerciantes helénicos habrían "aprovechado" para implantarse en la península.
Igualmente, la idea sería intentar profundizar en los motivos por los cuales el tesoro de El Carambolo fue "ocultado" bajo tierra en los aledaños del santuario. "El tesoro fue enterrado pero nunca fue recuperado" hasta su hallazgo en 1958, "lo que significa que algo sucedió" en aquel momento del "abandono" del centro ceremonial fenicio, plantea Álvaro Fernández Flores, conectando dicha situación con un hipotético "momento de peligro" que motivaría la ocultación del tesoro y que nunca fuese recuperado por la persona o personas que lo escondieron.
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