Hace más de 3.000 años, el mar cubría una enorme extensión de terreno que hoy pertenece a las provincias de Huelva y Sevilla.
26/12/2022. La Voz del Sur.
De Sanlúcar a Sevilla, con una anchura entre Las Cabezas de San Juan y el Rocío. Unos 60 kilómetros en línea recta y 50 kilómetros de ancho. Así era el conocido como lago Ligustinus o golfo Tartésico, colmatado de manera natural en el siglo X a.C.
Hace más de 3.000 años, el mar cubría una enorme extensión de terreno que hoy pertenece a las provincias de Huelva y Sevilla. El río Guadalquivir desembocaba más al norte en el litoral de este golfo, que se extendía más de 120 kilómetros hacia el interior considerando la línea actual de costa.
"La sedimentación en el Estrecho de Caura, entre las actuales Coria del Río y Dos Hermanas, fue conformando el delta de una nueva desembocadura, que acabaría separando el norte del Golfo del mar, incorporándolo al régimen del Guadalquivir, el llamado Lacus Ligustinus o Ligur (P1-B), que se extendía entre las elevaciones del Aljarafe y los Alcores", describe la web elsitio.eu.
"Por el arrastre y sedimentos del río, este lago se fue colmatando y fueron apareciendo islas y nuevos terrenos donde se construiría la Spal o Ispal tartésica en el siglo VIII a.C., latinizada después Hispalis por los romanos, ya en tierra firme en una pequeña península de las terrazas fluviales al pie de los Alcores, y muy cerca del mar en Caura", prosigue describiendo.
El cierre del resto del Golfo por una barrera litoral de arena, su colmatación y transformación durante siglos en las marismas del Guadalquivir, terminaron por separar Sevilla del mar, llevando la desembocadura del Guadalquivir hasta Sanlúcar, muy lejos de los terrenos dominados por el agua hace varios miles de años.
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