El Correo de Andalucía. 26/07/2009. Amalia Bulnes
Hasta tres veces se ha visto desplazada en el calendario la gran exposición del Tesoro del Carambolo con la que el Ayuntamiento de Sevilla pretendía conmemorar en 2008 el 50 aniversario de su hallazgo arqueológico más importante. Será finalmente el próximo 24 de septiembre, con las salas del Museo Arqueológico a punto de revista y después de un largo proceso administrativo que quedó sellado el viernes en un convenio a tres bandas.
Lleva teinta años privado de su contemplación, celosamente guadado en la cámara acorazada de un banco. El Tesoro del Carambolo, la mayor joya arqueológica de la provincia de Sevilla, volverá finalmente a brillar el próximo mes de septiembre, en una gran exposición que lo confrontará con el resto del conjunto tartésico hallado en el mismo lugar hace 51 años. Así lo determinó el pasado viernes la junta de gobierno del Ayuntamiento de Sevilla –propietario del Tesoro–, que dio ayer luz verde a la firma del convenio de colaboración entre la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, la Universidad de Sevilla, el Ayuntamiento, a través del ICAS y la Fundación Cajasol, que se hará cargo de la financiación de la muestra.
La exposición se desarrollará entre el 24 de septiembre de 2009 y el 10 de enero de 2010 como “la actividad de mayor proyección social dentro de los actos de conmemoración del 50 aniversario del hallazgo arqueológico (que se celebró en 2008), al tiempo que “pretende difundir el papel que ha jugado, en la investigación histórica, este bien del Patrimonio Histórico sevillano, así como trasladar a la sociedad los nuevos y muy importantes resultados de las recientes investigaciones sobre el lugar donde el Tesoro fue descubierto”, anunció ayer el Ayuntamiento a través de un comunicado. En este sentido, se hará un recorrido que especialmente incidirá en los resultados de las excavaciones practicadas en el Cerro del Carambolo entre 2001 y 2005.
Así las cosas, más allá del Tesoro, la gran exposición incluirá las piezas recuperados en las excavaciones en el Cerro del Carambolo de 1958 y en las de 2001-2005, así como otros objetos singulares del área cultural tartésica que cederán de forma temporal otros museos españoles.
Entre su contenido destaca el conjunto completo original del Tesoro del Carambolo, ánforas y cerámicas de barniz rojo fenicio expuestas en el Museo Arqueológico de Sevilla, las cerámicas de decoración geométrica del Carambolo, la bandeja del Gandul y la escultura de bronce de Astarté –divinidad a la que estaba dedicado el templo tartésico en cuyos restos fueron halladas todas las piezas–. Además, incluirá el conjunto de piezas provenientes de las nuevas excavaciones del Santuario del Carambolo y de la Necrópolis de la Angorrilla, destacando la figura votiva representativa de la barca sagrada y diversas piezas de vajilla en bronce y ajuares funerarios.
Pero hasta llegar aquí, la joya de la corona arqueológica sevillana ha recorrido un tortuoso camino. En 1967 –nueve años después de su descubrimiento– el tesoro quedó expuesto en el Museo Arqueológico, pero en 1978, el Ayuntamiento de Sevilla decidió el traslado de las piezas a la caja de seguridad de una conocida entidad bancaria en el centro de la ciudad. Desde entonces, el Tesoro del Carambolo no se ha vuelto a exponer de forma permanente y en estos treinta años sólo se ha podido ver de forma aislada en cuatro muestras temporales (la última en el año 2000).
A este ostracismo se le une el penoso estado de las salas del Arqueológico que han impedido, hasta la fecha, garantizar la seguridad de la joya tartésica, y ha obligado a los sucesivos retratos de la exposición, prevista para otoño de 2008 y anunciada para el pasado mes de marzo por la portavoz municipal, Maribel Montaño, en su programa para 2009. Sin embargo, no ha sido hasta el pasado mes de marzo cuando la Consejería de Cultura ha dado por finalizadas las obras de emergencia emprendidas en el Arqueológico con el único objeto de albergar la gran exposición del Carambolo. Atrás queda la necesaria recuperación integral del Museo, que tendrá que esperar a los presupuestos generales de 2010.
De los cerros de Camas a la cámara acorazada de un banco
El 30 de septiembre se cumplirán 51 años del descubrimiento del Tesoro del Carambolo, auténtica joya de la Protohistoria andaluza datada entre los siglos VIII y III a. C., que cumplirá esta peregrina efemérides –la del año pasado pasó sin pena ni gloria – en exposición. Su descubrimiento, en 1958, fue producto del azar. A tres kilómetros de Sevilla unos pequeños cerros, a los que llaman carambolos, se elevan casi un centenar de metros sobre las aguas del Guadalquivir. En uno de ellos, en el término municipal de Camas, se encontraba la Real Sociedad de Tiro de Pichón de Sevilla, que adquirió el terreno en 1940 e inició las obras pertinentes para ampliar sus instalaciones, con motivo de un torneo internacional que tenía previsto. Fue uno de los obreros, Alonso Hinojos del Pino, quien encontró casi en la superficie un brazalete que luego resultó ser de oro de 24 quilates y de un incalculable valor arqueológico. Sin embargo, los trabajadores creyeron en un primer momento que eran imitaciones de joyas antiguas, de latón o cobre, por lo que no dieron mayor valor a lo encontrado. Tanto es así, que se las repartieron entre los trabajadores y uno de ellos, para demostrar que no podían ser de oro, dobló repetidamente una de las piezas hasta llegar a romperla. Debido a aquella absurda prueba, la marca de una perceptible rotura ha dañado para siempre uno de los elementos que tiene forma de piel de toro.
Este hallazgo sin precedentes sigue estando, no obstante, privado a la contemplación de los sevillanos, que aún no saben cuándo volverá a exponerse de forma permanente en el Museo Arqueológico, de donde fue trasladado a la cámara acorazada de un banco porque no se podía certificar su seguridad. Las obras integrales en el Arqueológico que tiene que realizar el Gobierno central podrían terminar con este penoso exilio.
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