El arqueólogo Pedro López Aldana ofreció una visión global sobre el calcolítico en Valencina con motivo del I Encuentro Arqueológico del Guadiamar
Vocalía de Comunicación. 20/11/2009
Con más de 400 hectáreas, "Valencina puede considerarse el mayor asentamiento calcolítico de toda Europa", afirmó con rotundidad López Aldana al iniciar su conferencia, de ahí el interés "por estudiar el papel que juega como centro de poder en el Valle del Guadalquivir y su repercusión a nivel peninsular y transcontinental".
Para respaldar estas cuestiones, el arqueólogo dividió su ponencia en varios temas desde los que formalizar una idea de la relevancia territorial de Valencina de la Concepción en el III milenio a.n.e. Para Pedro López, la organización espacio - funcional del yacimiento es una de las posibilidades de aproximación al estudio de interpretación, especialmente si se establecen relaciones comparativas con otros asentamientos.
Por ejemplo, Os Perdigoes, un yacimiento portugués de 16 hectáreas, presenta una organización en torno a dos círculos, mientras que otros poblados como el de Marroquíes Bajos en Jaén muestra una ordenación sobre cinco círculos concéntricos. "Se trata de modelos extrapolables a Valencina" mediante la comparación con los fosos que aparecen en distintas zonas del poblado. No obstante, el análisis de las zanjas está avanzando con las últimas excavaciones, gracias a la determinación de su orientación a parte de la medición de su anchura y profundidad.
La necrópolis
En cuanto a la organización de la necrópolis, López Aldana puso de relieve "la gran variabilidad de contenedores funerarios", que obedecería a "criterios cronológicos o de estatus social", lo que se comprende si se tiene en cuenta que el poblado calcolítico de Valencina se desarrolló durante 800 - 1.000 años.
En el yacimiento se pueden encontrar enterramientos en tumba de cámara y corredor (como el del Señorío de Guzmán), cuevas artificiales (C/ Dinamarca), o fosas. Incluso hasta han aparecido "individuos en contenedores no funerarios", como los silos (en La Alcazaba y La Perrera).
Como curiosidad, los niveles superiores de algunos de los enterramientos se colmataron intencionadamente con cráneos humanos, dispuestos ordenadamente sin que apareciera el resto de la osamenta.
El complejo habitacional
La singularidad que presenta el poblado calcolítico de Valencina se muestra en su máximo exponente con la compleja organización del espacio habitacional. "Las estructuras se superponen unas sobre otras", alcanzando "hasta cuatro niveles de fondos de cabaña", afirmaba López Aldana, para destacar acto seguido la necesidad de estudiar la secuencia habitacional, a fin de conocer algo más sobre el urbanismo del poblado.
Para ejemplificar la complejidad del yacimiento puso como ejemplo la excavación en la C/ Trabajadores, donde se encontró una gran estructura de 4 metros de diámetro en la base y 3,40 metros de profundidad. En momentos finales del calcolítico estaba completamente abandonada, sellada con acumulación de cerámica campaniforme.
Se desconoce la funcionalidad del hallazgo, que a parte de la descomunal estructura ofrece multitud de elementos singulares, como un ídolo placa y otros útiles de interés.
El territorio político
En el III milenio a.n.e. "Valencina se constituye en el elemento centralizador" cuya principal razón de ser "es su propia localización junto a la desmbocadura del Guadalquivir", lo que luego los romanos reconocerían como el Lago Ligustino. El territorio abarcado tendría un largo alcance, desde el Guadiana a la Subbética o la Faja Pirítica, creando "relaciones periféricas con otros asentamientos", de enfrentamiento o cordialidad "mediante las transacciones comerciales".
Existiría una parentalidad entre el yacimiento de Valencina y el de Gandul, en lo que Pedro López denominó "Centros grado 1", mostrándose una relación coercitiva-coactiva con la periferia del territorio político, donde los poblados fortifcados tendrían una doble funcionalidad. Por un lado, hacia el interior servirían para la producción minera, mientras que al exterior evitarían la entrada de colectivos alóctonos. En otro nivel estarían las "Comunidades aldeanas de grado 2", ubicadas en la zona de campiña, y que acapararían la producción agrícola.
Esta jerarquización de asentamientos generaría una acumulación de productos y de decisiones críticas que se concentrarían en el centro de poder, y a su vez, "el centro produciría un excedente compensado a distribuir al resto de asentamientos", a fin de "mantener el equilibrio y evitar revueltas".
En sentido, la producción de "recursos críticos excedentarios" vendría a fortalecer las relaciones intercontinentales, al posibilitar la obtención de productos de otros poblados (ámbar o marfil) y con ello mantener el control de las élites. Entre otros grandes asentamientos destacan Os Perdigoes, Alcalar, La Pijotilla o Marroquíes, todos ellos centros semejantes a Valencina pero de menor rango y perdurabilidad.
Por ejemplo, en el poblado valencinense se localizan grandes cantidades de materia prima, como las tufitas ácidas procedentes de uno de los conos volcánicos de la Sierra de Huelva. Sin embargo, la circunstancia de presentar una concentración de más de una tonelada en un espacio reducido "evidencia la existencia de un taller de manufacturación". Lo mismo pasa con la metalurgia, "que no encuentra parangón hasta el Próximo Oriente".
Para López Aldana, Valencina representa la formalización de un "modelo de estado prístino", del que no se han encontrado evidencias de técnicas administrativas ni registros. Aún así, se dan los primeros pasos para la conformación de un gran estado.
No pudieron faltar en la ponencia las referencias a las representaciones simbólicas, los conocidos como ídolos. El arqueólogo terminó su exposición comentando que los productos ideológicos se encuentran en multitud de yacimientos, sin embargo "la mayoría de tipos de ídolos sólo se localizan en La Pijotilla y Valencina".
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