25/10/2010. El Día. Ana Santana.
Los arqueólogos analizan los restos animales y humanos hallados cerca de Stonehenge con la esperanza de avalar la teoría "revolucionaria" de que este monumento megalítico se erigió para conmemorar a los antepasados, según el investigador que lidera el proyecto, Michael Parker Pearson.
Así lo explica el profesor de Arqueología de la Universidad de Sheffield (Reino Unido) en una entrevista con motivo de la conferencia "Desvelando los misterios de Stonehenge" que ofreció en el Museo de la Ciencia y el Cosmos de Tenerife por invitación del Instituto de Astrofísica de Canarias.
Michael Parker Pearson lidera el proyecto "Stonehenge Riverside", por el que desde 2003 un equipo de arqueólogos ha realizado nuevas investigaciones en este monumento neolítico y en sus alrededores, y encontraron evidencias de un gran asentamiento de población en su proximidad, contemporáneo a la fase principal de construcción.
Además el año pasado este equipo descubrió un segundo círculo de piedra, denominado "Bluestonehenge".
Parker Pearson señala que en los últimos diez años se ha producido "una completa revolución" en la percepción que se tenía del monumento, de tal manera que muchas de las viejas ideas acerca de Stonehenge como un observatorio astronómico y templo para druidas "ahora pensamos que no son precisas".
De hecho, explica el arqueólogo, las investigaciones realizadas hacen pensar que Stonehenge surgió en su fase inicial como un cementerio donde se enterró a cientos de personas, aunque estos aspectos se están estudiando ahora.
En su opinión, en Stonehenge se enterraba a personas con alguna significación en la sociedad o autoridad política o religiosa, especialmente adultos varones, pues hasta la fecha los arqueólogos sólo han encontrado restos óseos de dos mujeres y tres niños.
Afirma además que en el emplazamiento hallado por este equipo cerca de Stonehenge vivían probablemente miles de personas, y entre ellas estaban previsiblemente los constructores del monumento.
"Hemos estado excavando de 2004 a 2009 pero esto es sólo el principio del trabajo arqueológico. Ahora quedan años de análisis en el laboratorio estudiando huesos humanos y animales y el contenido de las vasijas", relata.
También quieren averiguar los investigadores en qué época del año se llevaban los animales a Stonehenge para ser sacrificados y proporcionar carne a la gente que construía los monumentos.
Los investigadores están utilizando para ello nuevas técnicas de análisis de oxígeno, nitrógeno, carbono y estroncio y confían en que de los resultados se pueda obtener "una pintura completamente nueva acerca de los hábitos de dieta, movilidad y salud" de la población del lugar.
En cuanto a su relación con la Astronomía, los arqueólogos creen que el monumento está alineado "con certeza" en relación con los movimientos del Sol y de la Luna, pero no con las estrellas, y su emplazamiento podría haber sido escogido en función del solsticio.
Precisamente este equipo ha descubierto que Stonehenge estaba situado al final de una avenida que estaba alineada en función de la salida del Sol.
Según los investigadores, uno de los extremos de la avenida estaba orientado a la puesta del Sol en el invierno y el otro a su salida en verano.
"Posiblemente esto fue uno de los aspectos clave para construir Stonehenge: un punto donde se unían el cielo y la tierra", detalla Parker Pearson.
El arqueólogo recuerda que la construcción de círculos de piedras es un fenómeno "básicamente británico" que se originó entre el tercer y el segundo milenio antes de Cristo, en una tradición que parece surgir al oeste de Gran Bretaña, particularmente en Gales.
Sin embargo, lo que convierte en "único" a Stonehenge es que, al contrario que el resto de monumentos megalíticos, tiene grandes piedras horizontales en la parte superior.
Otro aspecto interesante que esperan esclarecer los investigadores es cómo se trajeron estas piedras de grandes dimensiones hasta Stonehenge, pues al parecer proceden de Gales, a unos 320 kilómetros de distancia.
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