A pesar de la espectacularidad del techo del pabellón, la parte más importante de la obra está bajo tierra
15/12/2010. La Voz. Cristina Viu.
La grandeza de Dombate, la catedral de los dólmenes gallegos, parece reducirse bajo la enorme malla de madera que el arquitecto Francisco Vidal diseñó para la protección del megalito. A dos meses de la conclusión de las obras, el proyecto toma cuerpo y se muestra en toda su plenitud.
Un anta con menos alma que Dombate podría sentir sobre sus losas el peso del diseño y el pino noruego. Muy pocos yacimientos serían capaces de resistir la magna obra que hará del dolmen el monumento único que ha sido desde siempre.
Aunque el techo pueda parecer apabullante, hay que pensar que Dombate no solo ha resistido cinco mil años, sino que ha pasado los últimos 20 con las entrañas al aire, excavado por completo y a merced de Administraciones y técnicos.
Además, aunque el tejado es extraordinariamente vistoso, la parte más importante de la obra está en el subsuelo. El edificio enterrado es el que protege las pinturas, garantizando el nivel de humedad que necesitan.
La Diputación, que es la propietaria del dolmen y la promotora de la obra, sacará este mismo mes el concurso para decidir la musealización del edificio anexo, y la historia de Dombate será ya otra historia.
A partir de febrero habrá que intentar sacar rendimiento a la magna obra, reflexionar sobre si este es el mejor modo de proteger el patrimonio y empezar a pensar en los demás dólmenes gallegos, pedazos de un tiempo en que los hombres y las mujeres construían monumentos que han sido capaces de ocupar decenas de páginas en la prensa. Y todo por el abandono al que se ven sometidos por parte de las Administraciones.
1 comentario:
Que barbaridad, menuda boina, no hay mejor manera de desnaturalizar las cosas auténticas. Para impermeabilizarlo quizá hubiera estado mejor que lo metieran dentro de un gran bloque de metacrilato e hicieran un llavero gigante. Después le hacen la mascota "Dombatiño" y ya tienen la prehistoria arreglá.
Ojú con la Xunta, cuanto se parece a la Junta, carallo!
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