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La nueva cara de Stonehenge


Nuevo centro de visitantes del monumento megalítico de Stonehenge. IONE SALAZAR.
05/01/2014. El Mundo.

La batalla ha sido ardua, pero los frutos de la primera victoria en más de tres décadas recompensan la demora. Stonehenge se ha liberado de muchos obstáculos que arruinaban la visita al monumental complejo neolítico del altiplano de Salisbury, en el condado inglés de Wiltshire, a unos 150 kilómetros de Londres. En una reforma de 27 millones de libras (33 millones de euros), cuya fase inicial se inauguró días atrás, se han eliminado la valla metálica y la carretera local que aprisionaban las piedras dentro del anillo y la zanja cavados en la tierra caliza hace 5.000 años. El monumento vuelve a estar en armonía con el entorno natural y su misteriosa historia se documenta por fin en un adecuado centro de visitantes e interpretación, a casi 2,5 kilómetros del megalito.

Reversible y sin afán protagonista. Así es la marca de identidad del nuevo centro y punto obligatorio de partida hacia Stonehenge que la firma de arquitectos británica Denton Corker Marshall ha diseñado con tecnología verde aprobada por Breeam (el sistema de evaluación internacional de construcciones sostenibles). El edificio se levanta casi a ras de la hierba, entre colinas y una zona arbolada que lo bloquean del radio visual del prehistórico recinto. De estructura simple y con materiales reciclados o propios de la región, todos sus componentes pueden desmontarse sin dejar una huella perecedera.

Un total de 211 columnas de aluminio sostienen un toldo ondulado metálico que cubre dos módulos rectangulares. Ambos de una planta, sus respectivos materiales marcan sus distintivas funciones: cristal para la cafetería, la tienda y el espacio destinado a sesiones didácticas; madera de castaño en el área de interpretación con dos galerías para la colección permanente, proyecciones audiovisuales y exposiciones temporales que ayudan a explicar el origen y las fases de construcción del monumento así como la multitud de teorías acerca de su finalidad planteadas desde hace siglos. «Presentamos los hechos factuales y dejamos que cada visitante extraiga sus propias conclusiones. Queremos estimular el debate y que el público nos transmita sus ideas, además de escuchar las hipótesis de los expertos. Sabemos mucho acerca de cuándo y cómo se construyó Stonehenge, pero es muy probable que jamás resolvamos el misterio principal: ¿por qué se levantó este excepcional espacio?», explica Sara Lunt, comisaria del centro de interpretación.

Museos del condado han cedido astas de ciervo, mandíbulas de ganado, instrumentos de piedra, monedas, joyas y otros restos excavados en áreas próximas que contribuyen a ilustrar la historia de Stonehenge por primera vez en su propio paraje. La vitrina más espectacular contiene la cara de un hombre reconstruida a partir de un esqueleto desenterrado en 1863 a pocos metros de las piedras. Pruebas de carbono datan su muerte entre 3630 y 3360 AC -medio siglo antes de los primeros trabajos detectados dentro del recinto- y los expertos sugieren que nació en el suroeste de Inglaterra o en Gales antes de mudarse al altiplano de Salisbury.

Una proyección en 360º con imágenes digitalizadas del conjunto de enormes dinteles y de los pedruscos de arenisca transportados desde las montañas galesas de Preseli embarca al visitante en un viaje virtual a través de los siglos y las estaciones del año. Es el preámbulo de la experiencia real que se ha enriquecido con la reforma del entorno. El público se monta en vagones que un Land Rover conduce, en un trayecto de 10 minutos por la clausurada carretera A344, hasta corta distancia de Stonehenge. Cuando el campo recupere su esplendor silvestre, se podrá caminar la distancia completa o desde mitad del recorrido en la arbolada de Fargo.

Las piedras siguen inaccesibles, salvo en ocasiones especiales. Hay que protegerlas del millón de personas que las visitan cada año. Pero el complejo ha ganado por fin la batalla para recuperar su posición dominante y solitaria en el altiplano de Salisbury. La hierba comienza a crecer sobre una sección de la A344 y la reconversión del asfalto en zona verde ha permitido enlazar la entrada original al recinto con la avenida o ruta ceremonial que se trazó por el valle desde el río Avon, a unos 2,5 km. Los pasos de los antiguos colonos se podrán retomar a partir del verano cuando las viejas y cutres instalaciones de 1968 habrán desaparecido del monumento prehistórico más importante de Reino Unido.

Stonehenge ha dejado de ser la «desgracia nacional» que denunció un Comité parlamentario en 1989, pero aún queda una peliaguda partida por ganar. Otra carretera de intenso tráfico, la nacional A303, se atisba a corta distancia y el ruido de los vehículos perturba el silencio que requiere este conjunto en perfecta alineación con el sol. Existe un proyecto para tunelizar la carretera que se ha quedado en el papel en repetidas ocasiones debido a su alto coste. Pero la inauguración del centro de visitantes y la mejora de los accesos difícilmente acallarán la campaña por socavar o desviar la hiriente vía.

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