La Peña de los Gitanos es un paraje natural, con miradas al macizo más alto de la Península, con vestigios de nuestros ancestros en cada uno de sus recovecos y en el que ya desde tiempos remotos el hombre decidió establecerse, dando muestras de apreciar el valor de residir en un entorno mágico.
26/12/2014. El Diario.
El paraje de La Peña de los Gitanos está localizado en el poniente granadino, a tan sólo cuatro kilómetros del municipio de Montefrío. Desde este promontorio, rodeados de numerosas encinas, paredes verticales de roca y restos arqueológicos de diferentes épocas, podemos disfrutar de vistas privilegiadas de Sierra Nevada.
Esta cautivadora región fue declarada en 1996 zona arqueológica. Desde este momento no ha cesado la investigación y el hallazgo de restos de interés histórico y cultural. Entre ellos encontramos más de cien dólmenes repartidos por todo el lugar, un poblado íbero-romano, un poblado y necrópolis medieval y una muralla. También existen cuevas que sirvieron de refugio y vivienda a los antepasados que frecuentaron la zona. Conocido con el nombre de la Peña de los Gitanos, debido a la ocupación de sus explanadas por gitanos después de la Guerra Civil, este enclave es un lugar idóneo por el perfecto manto de hierba que lo cubre y la gran arboleda que lo rodea.
Comienzo de la actividad
Para iniciar el recorrido debemos localizar el municipio de Montefrío, a unos 60 kilómetros de la capital granadina. Para ello lo mejor es ir por la carretera de Córdoba y, justo al pasar Puerto Lope, desviarnos a la izquierda por un cruce señalizado que nos indica nuestro destino. Unos cinco kilómetros antes de Montefrío damos con una señal vertical que nos indica el conjunto megalítico, junto a ellas dos más antiguas que indican la dirección a seguir. Podemos estacionar nuestro vehículo en un carril que tenemos bajo la carretera.
Emprendemos la marcha por un camino ancho que asciende entre olivos. Dejamos a nuestra izquierda un cortijo y poco después encontramos un cruce, cogiendo el camino que sale hacia la izquierda. Es en este instante cuando cambia el paisaje, encontrando los primeros chaparros. Dejamos unas rocas rojizas a nuestra derecha y el camino continúa en dirección oeste. En breves momentos damos con una enorme explanada verde en las estaciones más húmedas. También encontramos los primeros vestigios de la prehistoria, observando los dólmenes que, como si emergieran de la tierra, salpican todo el llano. Esta necrópolis data del tercer milenio antes de Cristo. En los dólmenes eran enterrados difuntos, en posición fetal, con algunos de sus bienes. Continuamos en dirección a la puesta de sol. Tras pasar el llano, una suave subida nos lleva hasta una pequeña y derrotada verja. Pasamos sobre ella y seguimos el sendero. Caminamos entre rocas por un trazo serpenteante que sube hasta otro nuevo hallazgo arqueológico, encerrado en una jaula para su protección. Poco más adelante hay restos de una muralla junto a un cartel de información que explica la historia de este lugar.
Continuamos descendiendo por un camino poco marcado, en el cual de nuevo los olivos comparten el paisaje con las encinas. Tras unos minutos de descenso pasamos al lado de unas paredes de apariencia lisa. Seguimos una curva a nuestra derecha y subimos hasta llegar a un arroyo. Desde aquí podemos acercarnos al poblado del Castellón o Castillón, de época medieval. Puede resultar difícil de localizar ya que existe un laberinto de roca que nos dificulta el paso. Intentaremos seguir las huellas de las visitas anteriores.
Una vez solventado el problema podremos apreciar perfectamente como las calles rectas y casas rectangulares ocupan una amplia superficie. Tras la pausa, retrocederemos sobre nuestros pasos hasta alcanzar el carril junto al arroyo. Continuamos por éste y a pocos metros divisamos un cortijo a nuestra derecha. Tras pasarlo seguimos el carril que desciende a nuestra izquierda.
Caminamos por el carril hasta la necrópolis del Castellón, situada a la derecha junto al camino y protegida por una valla en todo su perímetro. Es aquí donde ponemos fin a nuestra propuesta, pudiendo seguir camino abajo hasta la carretera y caminar unos dos o tres kilómetros por ella hasta el lugar que hemos dejado el vehículo.
La otra opción es regresar al inicio del sendero por el mismo lugar. Un trayecto bastante más ameno que el anterior.
Guía práctica
Ubicación
- El Paraje de La Peña de los Gitanos está muy próximo al municipio del Montefrío. Este bonito pueblo, a unos 60 kilómetros desde Granada, está situado en la zona conocida como el poniente granadino.
Acceso
- En Granada y por la A-44, autovía de circunvalación que rodea la ciudad, nos dirigimos dirección Córdoba. Pasamos por Pinos Puente y llegamos a Puerto Lope. Pasamos la travesía del pueblo y justo después encontramos un cruce a la izquierda que nos indica la dirección hacia Montefrío.
Inicio del sendero
- Para llegar al inicio nos dirigiremos a Montefrío por el camino que se indica en esta guía práctica. Unos cinco kilómetros antes del pueblo encontramos una señal vertical y muy alta que nos avisa del conjunto megalítico.
Alojamientos
- La acampada está prohibida en todo el paraje. Sin embargo, Montefrío tiene numerosos lugares donde hospedarse, contando con casas rurales, hoteles y apartamentos de alquiler. También cabe la posibilidad de pernoctar en Granada.
Información
- Federación Andaluza de Montañismo: Tel. 958 29 13 40
- Ayuntamiento de Montefrío. Plaza de España, 7. Tel. 958 336 136
- Oficina de Turismo de Granada: Tel. 958 22 59 90
Web de interés
- www.montefrio.org
- www.fedamon.com
- www.sumagestion.com/revista/1/montefrio/index.htm
Recomendaciones
- Calzado adecuado, cómodo y apto para caminar por el monte.
- En el caso de hacerlo en invierno o bajo condiciones meteorológicas desfavorables se aconseja llevar ropa de abrigo.
- Algo de comida y agua.
- Bastones, gafas de sol, una gorra y protección solar.
Duración
- Dependerá del paso de cada cual y de lo que nos paremos en cada hallazgo, aunque rondará las dos horas para la ida.
Dificultad y desnivel
- Se realiza sobre un terreno muy accesible, contando tan sólo con un tramo confuso después de la gran explanada y al subir al poblado ibero-romano del Castillón. Intercalaremos pista ancha, por la que no transitan vehículos, con senderos sinuosos. El trazo no tiene desniveles considerables. Se trata de una actividad suave y llena de encanto.
Época
- El verano puede resultar muy caluroso, lo mejor es dejarlo para las estaciones más frías del año. El invierno es acogedor con el sol y resulta la época ideal para nuestra visita, además es cuando está en un esplendor majestuoso.
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