3 may 2015 ~ ~ Etiquetas:

La cueva de Los Covachos, una inmersión al origen de los sevillanos


La caverna de Los Covachos atesora las primeras pinturas rupestres documentadas en Sevilla.
Los expertos demandan que la caverna de Los Covachos, con las primeras pinturas rupestres de Sevilla, sea declarada Monumento Natural de Andalucía.
30/04/2015. ABC.

En la cueva de Los Covachos la historia está escrita sobre sus paredes. Unos muros con grabados y pinturas rupestres en salas, corredores y otras zonas de difícil acceso que atesoran las primeras manifestaciones prehistóricas documentadas en una cueva en la provincia de Sevilla. Desde el Neolítico final «se registran hasta 1286 signos grabados con trazos simples y pinturas esquemáticas, relacionadas con ritos de fertilidad de los moradores de la cavidad», explica el historiador Miguel Ángel Vargas.

En este ecosistema frágil, el pasado confluye con la vida de los murciélagos y otros seres que hoy, como hicieran los hombres desde 4.000 años antes de Cristo y hasta la Edad Media, moran en este portentoso hábitat cubierto de estalactitas y estalagmitas a solo dos kilómetros del musitar de los vecinos de Almadén de la Plata, en el Parque Natural de la Sierra Norte de Sevilla.

Acceso restringido
La falta de financiación para llevar a cabo los estudios arqueológicos pertinentes en el interior de Los Covachos determinaron el cierre de esta cavidad, documentada en la zona desde el siglo XIV, para poner fin al expolio arqueológico y a la injerencia de las personas en su ecosistema. La entrada a la cueva están reservadas a los meses de marzo y abril, y septiembre y octubre, para no inferir en la colonia de murciélagos, siempre y cuando se justifique el objeto de la visita y se obtenga una autorización previa que debe expedir la Junta de Andalucía.

«Un gran caos de bloques nos va llevando a las salas internas de la cueva, como la sala de los grabados, de grandes proporciones, que revela la belleza de esta cueva con rocas talladas por el agua a lo largo de millones de años que modelan una superficie lisa y colorida», relata a ABC Provincia Hipólito Sánchez, tras acceder en una expedición concertada por el Espeleo Club Erebo de Los Palacios. «La otra gran sala, llamada del Hoyo, es de menor tamaño que la anterior pero no por ello menos hermosa», asegura Sánchez, quien avanza que el discurrir por el interior, con equipos de iluminación y cámaras fotográficas para registrar cada detalle que les asombra, no reviste una gran dificultad. «El resto de la cavidad lo componen una serie de pasillos de regulares dimensiones en los que encontramos formaciones de calcita» detalla el espeleólogo.

A punto de estallar
La sociedad espeleológica Geos ha elevado a la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio de la Junta una candidatura para que este conjunto arqueológico sea declarado Monumento Natural de Andalucía. La iniciativa persigue avanzar en las investigaciones pendientes y extremar la protección y conservación del legado que ha logrado salvarse. No en vano, en el siglo XX se proyectó su voladura con el objetivo de explotar la cavidad como yacimiento minero. Los expertos abogan ahora por poner en valor de este enclave con fines lúdicos.

Hasta los últimos contornos de esta gruta se adentraba a mediados del XVIII el párroco Antonio Apolinar, cuyos restos descansan en el templo melojero. Las incursiones del presbítero dieron lugar a una leyenda que asegura la existencia de un pasadizo que conectaría la parroquia de Almadén con las entrañas de la montaña, hueca en esta cavidad esculpida por la naturaleza en el corazón de la sierra. Del pasadizo y las andanzas de este cura no sólo da cuenta la leyenda, también las huellas que dejó grabadas entre los años 1764 y 1769, que hoy avivan los misterios por resolver en la caverna.

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