El investigador Michael Hoskin reúne a cuatro generaciones de su familia en el lugar que él ayudó a convertir en Patrimonio de la Humanidad.
08/04/2017. Diario Sur.
A sus 87 años Michael Hoskin ha pronunciado incontables conferencias, pero solo en la de ayer escuchó al terminar «thanks, dad!» («¡gracias, papá!»). El arqueoastrónomo británico reunió a cuatro generaciones de su familia –25 personas– en el interior del tholos de El Romeral para explicarles ‘in situ’ la importancia de Antequera en su vida y en su trayectoria. «Quería que lo vieran y comprendieran por qué he dedicado tanto tiempo a esto», dijo el científico. Cierra así un círculo que empezó cuando descubrió la orientación «única» del dolmen de Menga, la «perfección» del tholos de El Romeral y la «interesante» construcción de Viera. Una investigación que sirvió de punta de lanza para el reconocimiento del Sitio de los Dólmenes de Antequera como Patrimonio de la Humanidad.
Y solo es el principio: «Aún quedan misterios por resolver: ¿Por qué hay tres dólmenes diferentes y por qué hay solo uno de cada tipo? Yo no tengo la respuesta». Pero sí dio con una clave para conocer mejor al hombre prehistórico: detectó la singularidad de Menga, el estudio del que dice sentirse «más orgulloso», su dolmen «favorito». «Y el motivo por el que llevo aquí esta medalla», dijo a su familia tocando la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes concedida por el Gobierno español, que colgaba de su cuello junto al emblema de Académico de Honor de Antequera.
Tras analizar la orientación de 3.000 megalitos en el Mediterráneo, el británico concluyó que todos miran hacia un punto celeste marcado por la salida del sol en los equinoccios y solsticios, salvo Menga. El «monumental» dolmen rompe la norma y se dirige hacia un inmenso montículo sobre la vega de Antequera, la Peña de los Enamorados, un lugar «sagrado» para los ancestros. Y ellos, aseguró, «eran conscientes» de esa peculiaridad. Como en El Romeral –el de «más alta calidad» de su clase–, que aunque sigue una referencia solar que llega a su punto culmen en el solsticio de invierno, se levantó con vistas al mágico Torcal.
El hallazgo le valió al conjunto el nombramiento de Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y Antequera quiso celebrarlo ayer con su protagonista. El Ayuntamiento encabezado por Manuel Barón y el subdelegado del Gobierno en Málaga Miguel Briones descubrieron una escultura en su honor –del artista Pedro Fernández Roales– en un nuevo mirador a la ciudad entre el Arco de los Gigantes ySanta María La Mayor. Y, por supuesto, se orienta a la Peña de los Enamorados. Nunca ha estado allí, solo la ha visto desde la distancia: «Pero siempre que estoy en Antequera soy consciente de ella».
Con un plazo de ejecución de cinco meses, la obra se ha culminado en apenas dos para coincidir con la visita del profesor de la Universidad de Cambridge, que tuvo un recibimiento a lo ‘Bienvenido Mr. Hoskin’ entre autoridades y vecinos. «Ya nos podemos ir que lo hemos visto ‘mu’ requetebién», comentaban unas señoras en ese espacio «ganado al cielo».
Él correspondió con un «cálido agradecimiento» por una distinción que siempre recordará «con orgullo». Le arropaba su familia, «sorprendida» por tanta expectación, y sus amigos. Entre ellos, la profesora de Arqueología de la Universidad de Granada Margarita Orfila y el director del Conjunto Arqueológico Dólmenes de Antequera Bartolomé Ruiz, «la sonrisa más amplia que he conocido en España», dijo. Hoy se colgará una medalla más: la de Menga, que le entregará el delegado del Gobierno andaluz, José Luis Ruiz Espejo.
«Nuestros ancestros nos dan lecciones de trabajo en equipo», declara el científico
En un aparte con la prensa, Hoskin recordó el valor del conjunto dolménico de Antequera. Porque «lo normal» es encontrar muchas tumbas de la misma cultura, pero que haya tres diferentes unas de otras y «tan enormes» lo convierten en «único». Sigue fascinado por el modo en que el hombre prehistórico logró construir estos monumentos funerarios. «Si se lo cuentas a alguien es difícil de creer, hay que verlo. Las pirámides de Egipto no son nada en comparación con los dólmenes», sentenció. Por eso, mantuvo que la sociedad actual «sería mejor si tomáramos nota» de ellos. «Nuestros ancestros nos dan lecciones de trabajo en equipo. El trabajo para construir Menga tuvo que ser increíble, se unieron por un propósito común», añadió.
Dijo Hoskin que solo pasando tiempo dentro del dolmen «entiendes el dolmen». Y su familia lo corroboró. «Le hemos escuchado mucho hablar sobre Antequera, pero solo estando aquí comprendemos qué significa», concluyó su nieta Megan Hoskin.
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