07/01/2018. OPINIÓN. dolmendedombate.com
Uno de los efectos reconocidos que ha tenido el hecho de que la Playa de As Catedrais en Lugo haya pasado a ser la insignia turística de la Xunta de Galicia ha sido lo que ha pasado en sus alrededores. Miles de personas que llegan sin conocer la existencia de una reserva obligatoria en determinados meses del año y que han terminado por desparramar sus anhelos en sendas direcciones del tramo litoral, bien hacia Ribadeo, bien hacia Barreiros.
La cuestión no sería más que una anécdota si no fuera porque en la práctica el resultado ha sido la devastación del ecosistema litoral y la eliminación de varios centímetros de suelo como ya han atestiguado diversos especialistas. Porque el turismo de masas mal entendido no es una bendición sino todo lo contrario.
Por eso parece tan poco sensato lo que se está haciendo en el Dolmen de Dombate y su entorno, mal que le pese a algún que otro sátrapa. Porque para el Partido Popular de Cabana y quienes de uno u otro modo lo sostienen y respaldan lo importante es que las visitas al Dolmen de Dombate y su centro arqueológico no dejen de crecer. De las 22.974 visitas de 2014 a las 28.743 de 2017. Y subiendo. El como se consigan ya es lo de menos pues lo fundamental es llegar al record. "Citius, altius, fortius", como reza el dicho. O "más rápido, más alto, más fuerte", pero que siga entrando la gente. Y todo en un lugar carente de la más mínima infraestructura que pueda considerarse turística.
El subidón es tal que ya cualquier cosa es posible. La última, una jornada de promoción del berberecho del Anllóns en el centro arqueológico el pasado mes de diciembre. Nadie duda del interés del tema, pero es que sobran restaurantes donde poder llevar a cabo tal evento (y sin duda, con mayores garantías sanitarias). Porque un centro arqueológico es o debería ser eso, un espacio centrado en la divulgación e interpretación de lo que en teoría se expone.
Recordaba hace pocos meses Antonio Maestre en La Marea, que aunque el turismo "es el mayor activo de la economía española" los gobiernos locales "no están sabiendo gestionar" adecuadamente el incremento de visitantes "por la instauración de un pensamiento neoliberal que convierte cualquier atismo de medida regularizadora en un ataque contra los beneficios empresariales". En Dombate, ni pensar se puede ya con libertad frente a quienes consideran que el monumento les pertenece por derecho divino.
Sin embargo, el camino a la turistificación es el camino al error. Ni tan poco interés como antes ni tanto interesado como ahora. Ni el abandono galopante por parte de la Diputación de A Coruña durante décadas ni el manoseo constante de la instalación a nivel municipal para cualquier tipo de evento. Porque el camino de Dombate debería ser el camino de la sensatez, el camino medio y del aprovechamiento racional de un bien cultural que nos pertenece a todos y a todas.
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