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Itálica podría ser la Pompeya de España, pero no hay dinero para poder desenterrarla

Visitamos este Conjunto Arqueológico ubicado a las afueras de Sevilla para intentar contestar la gran pregunta: ¿por qué las obras no avanzan más rápido?

19/10/2024. El Confidencial. Por Alfredo Herrera Sánchez

Son las 10 de la mañana de un día cualquiera en los últimos once años de la vida de Alejandro Paniagua, un guía turístico que está rodeado de visitantes en las ruinas romanas de Itálica, Sevilla. La cuidadosa puesta en escena del recorrido tiene un punto de inflexión que suele enfatizar Alejandro: "Si aparece un mosaico lo tapan con plástico. Cuando haya dinero, se quita la protección y se restaura". Los turistas suelen mirarse entre sí desconcertados. No entienden por qué permanece enterrado el 80% de uno de los yacimientos romanos más importantes de la península Ibérica. Paniagua sortea las piedras originales de la calle principal (máximus cardum) con unas sandalias que lo hacen parecer un romano clásico de las películas. Cuenta detalles fascinantes de Itálica y avanza en una fábula que vuelve a extrapolar el relato hacia la modernidad: "Aquí en el siglo XX había sembrados de olivos. Cuando se araba la tierra todo se levantaba y aparecían los mosaicos, pero desmembrados, rotos. Esta es la pena de Itálica, que siendo ya monumento nacional desde 1912, seguía habiendo descuido. Por eso yo quiero que Itálica sea Patrimonio de la Humanidad, para que esté más protegida. No es lo mismo ir a un juzgado de aquí que al de La Haya". Ese sueño de un futuro mejor para Itálica no está muy claro. Su candidatura para obtener el anhelado reconocimiento sigue sin presentarse ante la Unesco. Además, la variedad de yacimientos romanos que existen en España hace más difícil resaltar la peculiaridad del sitio. Según el historiador y arqueólogo Sebastián Vargas Vázquez, uno de los principales investigadores del Conjunto Arqueológico, el principal valor de la antigua urbe radica en que es la única que conserva el urbanismo romano que floreció bajo el mandato del emperador Adriano. "Itálica es una ciudad muy importante", enfatiza Vargas. "Primero por su propia historia, es una ciudad que dio dos grandes emperadores a Roma, Adriano y Trajano. La ampliación de Itálica era un proyecto imperial, por lo que ello conllevaba. El urbanismo de Itálica es muy singular, sus calles no se ven en muchas otras ciudades. Las avenidas principales tienen 17 metros de ancho y las más pequeñas 14. Es una ciudad absolutamente monumental. Un templo como el Traianeum no tendría sentido en una ciudad pequeña".

El recorrido que ofrece Paniagua muestra menos de una decena de casas parcialmente excavadas con sus respectivos mosaicos. Si estuvieran al descubierto los suelos romanos de las 66 viviendas que hay en Itálica, se crearía un espacio mural que pudiera atraer a muchos más visitantes cada año. Para Vargas, ese sería el mayor activo del Conjunto Arqueológico: "Itálica podría convertirse en una galería de mosaicos a cielo abierto. No son repetitivos, algunos geométricos sí lo son, pero bueno, te van dando detalles de cómo trabajaban los talleres, qué objetivos tenían los propietarios… cada uno te cuenta una cosa distinta".

Pocas visitas

Según una publicación de la Junta de Andalucía, a principios de septiembre, Itálica fue visitada por 125.886 personas en los primeros seis meses de 2024. Si descontamos los lunes porque ese día se mantiene cerrada, Itálica recibió a 806 personas como promedio diario. Ese dato podría ser mucho mayor si tenemos en cuenta que el recorrido incluye uno de los anfiteatros más grandes construidos por el Imperio romano, el mayor fuera de Italia.

"El número de visitantes tiene que ver con la calidad de lo que se ofrece", opina Fernando Amores, un profesor de la Universidad de Sevilla que ha investigado y excavado en el Conjunto Arqueológico. "En el mundo del turismo todo depende de que el destino tenga un valor muy importante, pero Itálica está al lado de Sevilla, donde el turismo ya está muy trabajado y la gente lo tiene todo cogido para estar una noche o dos. Itálica es un producto que también está a diez kilómetros de la ciudad". Además de la lejanía de la capital andaluza, su gestión también atenta contra la cantidad de visitas. Marta Martín, una guía turística oficial de la Junta de Andalucía, explica a El Confidencial por qué cree que no llegan más personas: "Itálica es gratis para todos los europeos y eso podría cambiar. Si se aprueba cobrar la entrada se le daría un valor añadido. Cuando ofreces algo gratis, por lo general muchos piensan que es una mierda. Además, hay un poco de dejadez. No es normal que no haya allí un taquillero fijo. A veces viene un grupo de no europeos que debe pagar, pero el taquillero ha ido a desayunar o no hay taquillero ese día. Falta un poquito de control, la verdad". "A mí me gusta ver cuando la gente viene la primera vez", dice Martín. "Cuando viene un uruguayo, por ejemplo, y entra en Itálica, o incluso una persona de Zaragoza que ha venido tres veces a Sevilla y nunca ha visitado Itálica. Me gusta mirar sus caras cuando entran al anfiteatro y ven lo que hay. Suelen decir: '¡Jolín!, ¿esto está aquí?'". Hay parcelas sin investigar que podrían conservar los restos mejor conservados El Confidencial contactó con varias consejerías de la Junta de Andalucía para profundizar en la situación de Itálica, pero solo el director del Conjunto Arqueológico accedió a dialogar con este diario. "El estar fuera de Sevilla hace que el esfuerzo por desplazarse a Itálica siempre sea un hándicap", reconoce Daniel González. "Tenemos que trabajar y mejorar las ofertas, sobre todo desde el punto de vista de los turoperadores. Yo creo que es más una cuestión de ir generando una nueva sinergia con las visitas a Sevilla, que un déficit de infraestructura". Amores, por su parte, sí subraya un problema grave que deben enfrentar los turistas en Itálica, uno que obliga a reducir el horario de visitas durante el verano: "Sería bueno tener más sombra, tener más infraestructuras para la época de estío. A veces la gente pone en las redes que ha pasado mucho calor durante las visitas, y eso hace que muchos declinen ir. Pero todo necesita un proyecto, que se apruebe el financiamiento y que luego se ejecute". En opinión de Martín, la situación actual forma parte de un ciclo interminable: "Si hubiera más dinero para invertir, gracias al financiamiento o por el cobro de una entrada, todos estaríamos ganando porque al final habría más excavaciones, más proyectos, más centros de investigación. Es todo como una ruleta: no hay inversión porque no hay dinero, y no hay dinero porque hay pocos fondos y no se cobra la entrada".

Las excavaciones no avanzan

Los expertos consultados por El Confidencial recalcaron que la arqueología moderna es muy lenta, pero eso no justifica que la mayoría de los terrenos de Itálica aún permanezcan sin excavar. Entre las termas mayores y el máximus cardum hay al menos cuatro grandes parcelas que prácticamente no se han tocado. Pasando la zona conocida como Cañada Honda, la más cercana a Santiponce, hay otras parcelas sin investigar que podrían contener los restos mejor conservados de la ciudad romana. "Hay muchas cosas de Itálica por saber todavía", explica Vargas, quien lleva más de diez años trabajando en la antigua urbe. "Tenemos algunos tramos de la muralla identificados, pero no sabemos el perímetro exacto que tenía. Tampoco sabemos dónde estaba la delimitación entre la ciudad nueva y la vieja. No sabemos cómo son completamente las termas, porque no están excavadas en su totalidad. Si hubiera financiación me pusiera a trabajar en eso inmediatamente, yo tengo el proyecto diseñado de cómo hacerlo". González, el director, reconoce que los sondeos realizados han expuesto el gran potencial que se mantiene enterrado: "Las prospecciones geofísicas hechas en muchas parcelas sin excavar han dado muy buenos resultados. Se han localizado estructuras muy interesantes de casas y edificios. Tenemos una riqueza muy importante ahí por encontrar".

Vargas precisa que en algunas zonas, sin ni siquiera hacer sondeos geofísicos, "sabemos que hay mosaicos porque las lluvias al caer levantan las teselas". Un simple recorrido por las parcelas vírgenes permite apreciar la riqueza arquitectónica que aún queda por exponer. En una de las calles secundarias que lleva a las termas mayores se pueden ver al menos dos bases de columnas romanas cubiertas parcialmente por la tierra. Las últimas excavaciones que se desarrollaron en Itálica fueron lideradas por Vargas entre finales de 2023 y principios de 2024, pero el equipo solo pudo explorar durante tres meses, recuerda el experto: "Hay que tener en cuenta que nosotros trabajamos con alumnos universitarios, que están además aprendiendo. Hacen una excavación más lenta de lo común. Cosa distinta sería si tuviésemos una financiación que nos permita tener técnicos para avanzar mucho más". Al menos desde 2014, año en el que Vargas comenzó sus trabajos en Itálica, en ninguna excavación han participado técnicos u obreros profesionales de arqueología. Contar con una mano de obra cualificada permitiría cavar más y mejor, siempre evitando los duros meses del invierno sevillano.

La mala conservación perjudica lo ya desenterrado

Amén de la lentitud de las excavaciones, lo peor es que lo ya encontrado no se conserva de forma idónea. Casi todos los mosaicos musealizados están a la intemperie, menos uno de mármol que se cubrió con una especie de carpa metálica que intenta resguardarlo de las inclemencias del tiempo. Esa iniciativa pretende extenderse de forma paulatina al resto de las piezas, pero es algo que también depende del dinero disponible. "Los grandes problemas con los mosaicos derivan de que están al aire libre", insiste Vargas. "Un día llueve mucho y otros hace mucho sol o mucho frío. Cuando llueve el agua se filtra, y como los mosaicos están levantados y vueltos a poner sobre una capa de cemento, no drena y el agua se queda dentro. Entonces, cuando viene una helada por la noche, esa agua se congela y levanta al mosaico. Por eso lo ideal sería cubrir los mosaicos, pero se necesitan muchas cubiertas y hay que ver cómo se hacen. Si se taparan los mosaicos, todo es mejor, incluso para los trabajos arqueológicos y de conservación". Cuando se halla un mosaico, su conservación debería comenzar de forma automática, pero las decenas de miles de euros que cuesta ese proceso suelen ralentizarlo. De hecho, algunos mosaicos esperan el rescate durante mucho tiempo. El Confidencial constató que varios mosaicos encontrados en la casa Demetrio de los Ríos llevaban años cubiertos con mantas.

"La casa estaba como muy abandonada en medio del circuito, era de esas que están ahí y no se sabe qué pasa con ellas", explica a El Confidencial Fernando Amores, el investigador que lideró las últimas excavaciones en la mencionada domus romana. "Con lo hallado y la información recopilada, ya podemos difundir las novedades y poner cartelería nueva, aunque no se vea lo excavado. La propia administración de Itálica tiene toda la información como para hacer ahí un proyecto de restauración. Hemos estado siete años trabajando en esa casa. Es como si fuera un cadáver que le hacemos la autopsia y lo cerramos, ya sabemos todo". Ese es otro problema de Itálica: la mayoría de las casas excavadas no se han musealizado completamente. Los investigadores hallan tres mosaicos, por ejemplo, y se conservan para ser expuestos solo dos o uno. Lo que falte por restaurar se queda para un próximo proyecto que aporte más financiamiento, como ha sucedido con la casa de Neptuno. En esa domus se encuentra el mosaico más grande de toda la ciudad, pero fue recubierto con un material plástico para frenar el creciente deterioro causado por su exposición a los elementos naturales. Sobre la casa Demetrio de los Ríos, el director de Itálica explicó a este diario: "Tenemos un proyecto de musealización para esa casa. Debemos empezar a tramitar todos los permisos y licitar lo que serían los proyectos de restauración arquitectónica. Todos estos procesos son súper lentos porque son muy complejos, técnicamente hablando, implican mucho dinero y son licitaciones grandes. Al final esto se va dilatando un poco en el ritmo de la administración".

Un expolio continuado

Las piezas encontradas en Itálica generalmente no permanecen allí porque se derivan hacia el Museo Arqueológico de Sevilla, entidad que lleva años cerrada por restauración. Esa situación ha sido habitual a lo largo de los siglos en la ciudad adrianea. Paniagua recuerda que antiguamente se utilizaron las piedras de la urbe para construir en Sevilla y Santiponce, el municipio que rodea al monumento. Muchos yacimientos arqueológicos importantes tienen lo que se llama un museo de sitio. En España, por ejemplo, el yacimiento de Medina Azahara (Córdoba), tiene uno ya. "Itálica también tuvo uno, pero después se eliminó porque no tenía las condiciones suficientes, era muy pequeño", recuerda el profesor Amores. "Es una cuestión compleja, porque los hallazgos de Itálica, como no hay instalaciones, terminan siempre en el Museo Arqueológico de Sevilla. Lo ideal sería que el yacimiento tuviese un museo de sitio". En Itálica no hay medios para exponer ni siquiera las piezas que se conservan aún en sus instalaciones. Lo principal es que no existe un edificio lo suficientemente grande como para acogerlas. Solo funciona una pequeña sala prácticamente improvisada con algunas piezas reproducidas. El director ha solicitado fondos para construir un local más amplio Para evitar la futura salida de las piezas que se hallen en el Conjunto Arqueológico, el director explica a El Confidencial que ha solicitado fondos para construir un local más amplio: "Estamos trabajando con el nuevo plan director para hacer un nuevo centro de recepción más grande, y ahí poder acoger un mayor número de piezas, que efectivamente tenemos algunas almacenadas. La idea es hacer un nuevo centro, porque este edificio es de los años 70 del siglo pasado y se queda pequeño para las necesidades del conjunto y de los visitantes".

Una pareja que pudiera llevarse mejor

Cerca de la garita de la entrada de Itálica hay una carpa donde se venden pequeñas esculturas y souvenirs para los visitantes. Manuel García Campano quisiera estar en la misma entrada o incluso dentro de Itálica, pero fue relegado a vender sus cerámicas en la acera de enfrente. "Yo antes vendía allí, en la entrada, pero me quitaron de debajo de esos árboles", explica el artesano que lleva 14 años viviendo en Santiponce. "Tuve que ir al Ayuntamiento, que no tiene nada que ver con Itálica, y me dejaron este lugar que es un aparcamiento. Yo soy el único que queda haciendo esto todavía. Cuando salgo de aquí me voy al taller a trabajar. Casi todas mis artesanías están inspiradas en cosas encontradas en Itálica. Por eso no comprendo cómo desde el monumento no se me apoya. De donde ellos me sacaron hace diez grados menos cuando el calor pega". "No hay ninguna tienda dentro, no les parece bien que haya puestos" Las recreaciones del artesano se basan en piezas que ni siquiera están expuestas en Itálica. Con su trabajo ayuda a preservar de cierta forma un patrimonio arqueológico que se ha dispersado entre el expolio, el Museo Arqueológico de Sevilla y los almacenes de la propia Itálica. "Yo soy autónomo y mi mujer también", continúa García. "Nosotros vivimos de esto, somos un equipo, ella es licenciada en escultura. Ellos (las autoridades) podrían devolverme donde yo estaba, allí vendía más. No hay tiendas adentro, no hay nada que ofrezca un producto relacionado con el tema romano. Después de la pandemia intenté hablar con el director, pero no quiso hablar conmigo porque dice que ahí no me podía poner. A los de la Junta (de Andalucía) tampoco les parece bien que haya puestos allí. No lo ven como algo bueno". Vargas conoce a la pareja de artesanos y está a favor de su trabajo: "Son gente maravillosa, con mucha sensibilidad, hablo mucho con ellos. Lo que no saben lo preguntan porque tienen también ese ánimo de aprender".

placeholderManuel García Campano y su puesto de artesanías frente a la entrada de Itálica. (A.H.S.)

Manuel García Campano y su puesto de artesanías frente a la entrada de Itálica. (A.H.S.)

El director de Itálica define la presencia del puesto de artesanías en la entrada como "una situación un poco anómala", y explica a El Confidencial que el Ayuntamiento de Santiponce prepara varios quioscos para artesanos en un área un poco más alejada del monumento. "En principio nosotros tenemos previsto poner una tienda de recuerdos, como sucede en la mayoría de los espacios culturales del mundo", concluye el funcionario. García señala que la afluencia de visitas pudiera ser mayor si se mantuviera el "trenecito", un transporte público local que recorría varios monumentos del municipio: "Había un tren que quitaron. Traía al público aquí y se paseaba por el pueblo. Ese tren era privado y se arruinó, tuvieron que venderlo. A ellos (las autoridades) parece que no les interesaba mantenerlo". El artesano explica que el paso de la pandemia también acabó con otros vínculos que mantenían los vecinos con Itálica: "Muchos chavales del pueblo trabajaban como guías cuando venían excursiones. Se vestían de romanos y explicaban las historias, pero tuvieron que dejarlo después de haberse preparado y estudiar mucho. Algunos chicos están chungos, con depresión y eso, porque encontrar otro trabajo aquí es difícil". "No sé cuánta gente del pueblo se beneficia en realidad de Itálica" "Lo del trenecito era de titularidad municipal", explica el director. "El Ayuntamiento ya no dispone del tren, pero nosotros vamos a intentar el año que viene a restablecer ese servicio en coordinación con el Ayuntamiento, para poder ofrecer visitas guiadas a todos los enclaves que se encuentran dispersos por el municipio". El director dice que se trabaja "codo a codo" con las autoridades de Santiponce, celebra el crecimiento en el número de visitantes y asegura que habrá más proyectos de excavación y conservación. Sin embargo, mientras se materializan esas promesas, el artesano insiste: "Todo el mundo dice que Itálica no está bien vendida. Esto lo llevan las autoridades y se supone que es del pueblo, pero no sé cuánta gente del pueblo se beneficia en realidad de Itálica". Fernando Amores opta por delimitar los roles determinantes en el destino de Itálica y concluye: "Los investigadores tenemos que entender nuestra responsabilidad para también ofrecer información y soluciones. Y ellos (las autoridades) con todo eso siempre deben intentar sacar más recursos".


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