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El Dolmen del País Vasco rodeo de viñas donde 'vivía' una bruja

Descubierto hace menos de un siglo, en este monumento funerario de Rioja Alavesa se encontraron restos de hasta 39 individuos.

20/10/2024. Viajes National Geographic. Mari Carmen Duarte. 

Las señales de misticismo se reparten por todo el mundo. Desde extraños cráteres hasta pinturas ancestrales, el mundo ha creado alrededor de ellas todo tipo de leyendas, seres mitológicos, profecías y poderes. Y aunque a la mente quizá acudan ejemplos mayas o ingleses, la verdad es que no hay que irse tan lejos para visitar algunos de ellos. Uno de esos casos es el del dolmen de la chabola de la hechicera, en el pequeño pueblo de Elvillar (Álava), Bien de Interés Cultural y Patrimonio Histórico.

A diez minutos del núcleo de casas, en un pequeño promontorio, se ubica este dolmen que tiene alrededor de 5.000 años y se cree que en él se llevaban a cabo enterramientos ya durante la época del Neolítico. Algo que lo constata es que, a su alrededor, se encontrar restos de utensilios tales como hachas y piezas de cerámica o incluso joyas que descansan en el Museo de la Sociedad de Amigos de Laguardia.

A cobijo de un roble centenario, este monumento funerario fue descubierto hace menos de un siglo, concretamente en 1935 por Álvaro de Gortazar, un vecino del lugar, y es uno de los mejor conservados del País Vasco. Formado por tres partes distintas (el túmulo, la cámara y el corredor), era originalmente una construcción con un diámetro de 32 metros, otros cuatro de altura y nueve losas verticales. En su interior se llegaron a encontrar los restos de hasta 39 individuos y el ajuar con el que se enterraron.

El dolmen se bautizó así porque, según la leyenda que se formó a su alrededor, en las mañanas del 24 de junio llegaban a los oídos de los vecinos de alrededor voces y cantos que no parecían provenir de ningún lugar en específico. Pronto comenzaron a creer que era cosa de magia y que la culpable era una bruja que habitaba en esa colina y que, si se le miraba directamente, convertía a las personas en piedras que pasaban a formar parte del monumento.

Para conocer más a fondo la historia de este tipo de monumentos, uno de los mejores planes es realizar la ruta de los dólmenes de la Rioja Alavesa para transportarse milenios atrás y comprender cómo vivían los pueblos que habitaban esas tierras. Este recorrido, que consta de ocho construcciones megalíticas donde se realizaban enterramientos colectivos, se extiende desde la localidad de Villabuena de Álava hasta la de Kripan. En el monumento del Alto de la Huesera, además, se conservan dos lagares rupestres de la Edad Media que se utilizaban para pisar la uva.


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