12 feb 2010 ~ ~ Etiquetas: ,

Jaén: Otíñar, primera zona patrimonial de Andalucía

Otíñar, un paraje de alto valor a una decena de kilómetros de Jaén capital, en el arranque de la Sierra Sur, se ha convertido en la primera zona patrimonial que se inscribe en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz. Allí se concentran numerosos elementos culturales reflejo de la ocupación del territorio desde la Prehistoria hasta la época contemporánea.
Revista Cultura. Año 5. Enero-Marzo 2010

Una información de la Dirección General de Bienes Culturales

Por sus características, el paraje de Otíñar se ha inscrito en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz como Bien de Interés Cultural, utilizando por primera vez la tipología de Zona Patrimonial, figura de reciente creación recogida en la nueva legislación de patrimonio, la Ley 14/2007, de 26 de noviembre, del Patrimonio Histórico de Andalucía, que la define en su artículo 26.8 como “aquellos territorios o espacios que constituyen un conjunto patrimonial, diverso y complementario, integrado por bienes diacrónicos representativos de la evolución humana, que poseen un valor de uso y disfrute para la colectividad y, en su caso, valores paisajísticos y ambientales.”

Los primeros indicios de ocupación de Otíñar se remontan al periodo prehistórico con el yacimiento Cueva de los Corzos que se corresponde con un asentamiento del Neolítico medio. Además, se han documentado yacimientos de la Edad del Cobre, romanos, medievales, así como modernos y contemporáneos. Como dato definitorio se localizan por toda la zona estaciones con pinturas rupestres, con numerosas representaciones en lugares de tránsito y de cierre de las visuales, constituyendo hitos claves para avanzar en el conocimiento del territorio prehistórico.

Entre los conjuntos rupestres incluidos en esta zona patrimonial tenemos el del Cerro del Frontón —formado por el abrigo del Cerro del Rajón y los cinco abrigos del Cerro del Frontón—, el conjunto del Cerro Veleta que engloba varios abrigos; el conjunto del Peñón de la Bríncola formado por los abrigos denominados Cueva de la Higuera I y II, así como los abrigos de la Cueva del Plato I, II y III, este último con pinturas de gran figurativismo y el conjunto rupestre del Barranco de la Cañada, compuesto por los abrigos denominados El Covarrón I —que contiene pinturas— y el abrigo de la Cantera, que posee además petroglifos.

Por último, destaca por su excepcionalidad el conjunto rupestre del Barranco de la Tinaja, formado por los abrigos de la Cueva del Toril y Barranco de la Tinaja I, II, III y IV, donde se localizan diversos paneles con pinturas y petroglifos, cuyo paralelo conocido ha de establecerse con grabados gallegos y portugueses. En el Toril se localizan hasta una treintena de figuras de una conservación excepcional.

Aparte de los sitios citados contamos con la ocupación calcolítica hallada en el Cerro Veleta donde se ha detectado un poblado fortificado al que se asocia la necrópolis dolménica del Collado de los Bastiones. Este collado, cerrado por muralla y necrópolis, posee un alto interés estratégico, tratándose del único paso natural que pone en comunicación los valles de Otíñar con la campiña occidental de Jaén.

La Otíñar medieval se define mediante dos fortalezas, dos castillos de origen islámico, el de Cerro Calar y el de Otíñar, en el que se han documentado grandes transformaciones a lo largo de su historia. A este último se asocia una aldea que actualmente conserva en superficie los restos de una capilla medieval así como la traza de algunas viviendas.

Si existe una ocupación que caracterice en mayor medida la zona patrimonial, es la del XIX, coincidiendo en líneas generales con los límites del antiguo Señorío de Otíñar, otorgado a Jacinto Cañada Rojo por Fernando VII con la condición de edificar una villa. La aldea, hoy en día abandonada, fue bautizada como Santa Cristina en honor de la Corona, pero popularizada con el topónimo de la antigua aldea medieval, Otíñar, y se estructura en torno a una plaza donde se ubica la iglesia y la casa de los señores.

Los topónimos de Otíñar, herederos de los ganaderos medievales y en constante evolución, son un patrimonio más de este paisaje. Como expusiera Miguel de Unamuno: “De tal manera las palabras llevan la esencia humana de las cosas, que las que no son nombres propios, los geográficos, los toponímicos, llevan un paisaje, y a las veces basta sólo oír la palabra para adivinar lo que puede ser la tierra que recibió aquel nombre".

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es una excelente noticia para todos, anima a ir a conocer aquel territorio. Esperemos que Otiñar sea la primera de una lista en la que, por idénticas razones, el Aljarafe norte consiga ser Zona Patrimonial por derecho propio.