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Galicia: Un dolmen en el 'cortello'


Dolmen de Abuime, con los cinco ortóstatos en pie que se conservan. / JOSÉ LOSADA.
25/09/2012. El País.

Cuando localizaron en el patio de la casa grande aquella piedra enorme que les costó un mundo encontrar, todos a un tiempo contenieron la respiración, como si fuera una fiera dormida que conviniera no despertar. Entonces aguardaron unos minutos. No se atrevían a darle la vuelta, no fuese a ser que lo que se adivinaba en el envés lo confirmase el haz de la roca. Y por desgracia estaban en lo cierto. La “leyenda” que corría por la parroquia de Vilasante era una verdad como un puño. Los señores de la casa grande con ciprés, hace más de un siglo, mandaron traer una piedra alargada y robusta para labrarle un bebedero a los animales. Los encargados de hacer el trabajo no dudaron al elegir el bloque que iban a cincelar. El mejor estaba ahí arriba, en un lugar conocido como Campo das Mámoas. Era una piedra del mejor granito, que no se sabe desde cuándo reposaba tontamente sobre otras cinco o seis más pequeñas, pero también voluminosas, que estaban de pie, hincadas en la tierra. A aquel amontonamiento caprichoso de megalitos le llamaban Dolmen de Abuime.

Y no les bastó con rebajar toscamente por una cara la tapa del dolmen, sino que hicieron un trabajo primoroso, una gran pila trazada a tiralíneas, labrada por manos de cantero perfeccionista que concluyó su obra taladrándole un desagüe. De este empeño reciclador de la herencia del pasado que hoy se calificaría como delito contra el patrimonio quedó referencia escrita en un estudio sobre el megalitismo de la zona que publicó una nacida en Vilasante, Pura Lorenzana, junto a sus amigos Cuevillas y Fraguas. Se trataba de su trabajo de ingreso en el Seminario de Estudos Galegos; la profesora de Historia y Lengua leyó Mámoas del Saviñao. El anta de Abuime y la necrópolis del Monte da Morá en mayo de 1930. Y entonces contó a los sabios aquello de que la piedra del dolmen había sido trasladada a la corte de una casa en Vilasante. Atentados parecidos se siguen perpetrando hoy sin causar escándalo.

Tras el hallazgo, nadie duda en O Saviñao de que el abrevadero sea la tapa del anta aunque esté irreconocible. “Apuesto 100 a uno a que la pía es la piedra que buscábamos”, afirma el director del instituto, Enrique Sampil. Él, además del alcalde, Joaquín González, y el dueño de una empresa que aportó las máquinas para desbrozar y mover los escombros que cegaban el patio de la casa, deshabitada, arruinada y cerrada desde hace 30 años, se unieron al afán de otro vecino de Escairón, la cabecera municipal.

Cada vez que vuelve a la casa de sus padres, José Losada, emigrante en Las Palmas ya jubilado, de 71 años, limpia de maleza el dolmen de Abuime, que conserva en pie cinco de los 10 ortóstatos que debió de tener y es “uno de los más grandes de Galicia”. En el pueblo le llaman Pepe Carriola, un alcume “bueno” que heredó de sus padres y no sabe bien de dónde viene. Y como le duele, en sus regresos, año tras año, comprobar que todo está cada vez más “abandonado”, hace tiempo que además de recopilar fotos antiguas (ha juntado 7.000) realiza audiovisuales de la historia y el paisaje de todas las parroquias. “En total son 29, y llevo 18; a ver si me da tiempo a terminarlas”, comenta. El verano pasado le tocó la parroquia del dolmen. Por eso se decidió a mover el tema de la piedra.

“Hacía tres décadas que la gente quería entrar en la casa”, cuenta Carriola. Pero él, en pocos días, contactó con todos los herederos, “ocho en total, desperdigados por media España”. “Tengo cierta habilidad para esto, y logré la autorización”, relata. Luego las palas se adentraron en la selva que invadía las ruinas, y al fondo apareció la ansiada pila que cinco milenios atrás dio techo a los muertos. Ante tan perfecto bebedero nadie disimuló la decepción. La pieza ya no vale, no se puede restituir a su lugar. Así que mientras espera los resultados de un análisis del granito que encargó a la Universidad de Las Palmas para confirmar que se trata de la tapa del dolmen, desde Canarias negocia permisos para trasladar el abrevadero a la plaza de Escairón. Allí dará ejemplo de lo que no hay que hacer.

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