Un equipo de las universidades de Córdoba, Granada, Huelva y Alcalá de Henares ya ha trabajado en el complejo hallado en Belalcázar, donde se espera ahora un permiso para iniciar el trabajo de campo y llegar a las primeras conclusiones.
18/05/2019. Cordópolis.
Cierren los ojos y piensen en Stonehenge. Este conjunto megalítico, mil veces filmado en películas y reproducido en portadas de discos, cómics y hasta bestsellers, es el mayor ejemplo de una antigua cultura que un día dominó las Islas Británicas. Ahora imaginen algo parecido y único en la Península Ibérica. Y piensen que está en algún lugar del término municipal de Belalcázar, al Norte de la provincia de Córdoba. Y que no hay nada igual al Sur del Cantábrico. Y mucho menos que se conserve en unas condiciones aceptables.
Desde hace varios años, un equipo interdisciplinar de arqueólogos viene trabajando en Belalcázar en un conjunto megalítico que es único en la Península, según ha explicado a este periódico el profesor del Departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Granada Rafael Martínez Sánchez, licenciado por la Universidad de Córdoba. “El yacimiento arqueológico representa un monumento a todas luces excepcional, integrando arquitectura megalítica y elementos naturales del entorno modificados como soportes de arte megalítico”, ha señalado.
El hallazgo ya tiene un cierto recorrido de campo gracias a un proyecto de investigación aprobado por la Delegación Provincial de la Junta de Andalucía en el que colaboran las universidades de Córdoba, Granada, Huelva y Alcalá de Henares, así como la Asociación Andolises, también de Belalcázar, y constituida por profesionales del patrimonio histórico. Gracias a ese recorrido ya se sabe la importancia del hallazgo y, sobre todo, las potencialidades que podría tener si a partir de ahora se interviniese en él de una manera correcta.
Este viernes, la asociación Turdulia describía el hallazgo: diez dólmenes, dos chrómlechs, dos túmulos y un menhir. Su antigüedad está aún por catalogar, pero incluso podrían datar del quinto milenio antes de Cristo. El yacimiento tiene gran cantidad de restos de mampostería esparcidos por todo el entorno que, dada su extensión, hacen sospechar de un asentamiento sólido y continuado en el tiempo.
Históricamente, los grandes yacimientos de la provincia de Córdoba se han localizado al Sur, donde ya existe bastante concienciación ciudadana y patrimonial. Al Norte no hay aún grandes yacimientos visitables, aunque sí muchos potenciales, como el caso de Mellaria en Fuente Obejuna y ahora el megalítico de Belalcázar, donde todo el trabajo está por hacer.
“Evidentemente, cualquier estudio concreto que tenga al patrimonio arqueológico como objetivo de investigación se sujeta en nuestra comunidad a una legislación a la que atenerse, pasando por una comisión de especialistas para disponer de una correspondiente evaluación antes de ser autorizado”, señala Rafael Martínez. “Este permiso es necesario tanto para las prospecciones de campo como para los estudios de piezas como el caso de la estela de guerrero recientemente presentada, también de Belacázar, o desde luego, para las intervenciones arqueológicas como las que nuestro equipo está realizando en la zona”, señala. “Evidentemente todas las investigaciones arqueológicas tienen sus tiempos y estos se alargan cuando la inversión material es escasa, o existe resistencia por parte de los propietarios a facilitar los permisos de trabajo en algunas propiedades, lo que hasta el momento ha sido desgraciadamente el caso de este yacimiento arqueológico”, lamenta.
No obstante, el estudio preliminar ya tiene algunos resultados, gracias principalmente a la tecnología digital. “Como ejemplo contamos con una la imagen área recientemente obtenida del yacimiento, gracias a la colaboración de la empresa Arqueocad”, muestra Rafael Martínez. Y los resultados son realmente asombrosos.
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