«Vamos a trabajar para que las piezas originales puedan verse, analizarse y comprenderse en el mismo sitio donde se hallaron», anunció la presidenta de Extremadura.
03/04/2024. ABC. Mónica Arrizabalaga.
En el décimo aniversario del inicio de las excavaciones en las Casas del Turuñuelo, se suceden las buenas noticias. El yacimiento arqueológico de Guareña (Badajoz) donde se ha documentado una gran hecatombe tartésica y se han descubierto los primeros rostros de esta aún misteriosa cultura protohistórica contará con su propio museo en el lugar.
Lo anunció hace unos días la presidenta de la Junta de Extremadura, María Guardiola, durante su visita a las excavaciones que retomó el equipo del proyecto Construyendo Tarteso el pasado 4 de marzo. «Vamos a trabajar para que las piezas originales puedan verse, analizarse y comprenderse en el mismo sitio donde se hallaron», avanzó la jefa del Ejecutivo extremeño.
Según Guardiola, este «museo de sitio» será el primero de estas características de la comunidad autónoma. «Turuñuelo es un referente mundial por sus hallazgos en estos diez años» y «somos conscientes del valor añadido que supone para el municipio, para la comarca y para toda nuestra Extremadura extraordinaria», resaltó la presidenta, que anunció además la apertura de una Sala Tarteso en el Arqueológico de Badajoz y la promoción de una Ruta Tartésica que una los distintos yacimientos de Guareña, Medellín, Cancho Roano y La Mata.
Esther Rodríguez, codirectora de las investigaciones junto a su colega del CSIC Sebastián Celestino, sonreía satisfecha. «Estamos muy contentos, la monumentalidad del yacimiento se presta a tener aquí las piezas», señala la arqueóloga en conversación telefónica con ABC.
El proyecto presentado por el equipo de Construyendo Tarteso, que fue aprobado por las autoridades, contempla la construcción de una cúpula protectora sobre el túmulo, que albergue en su interior el yacimiento y la zona expositiva. «Sigue la idea de la tumba de Filipo en Vergina», destaca Rodríguez aludiendo al Museo de las Tumbas Reales de Aigai, en el que un gran túmulo artificial custodia los sepulcros del padre de Alejandro Magno y de Alejandro IV de Macedonia, entre otros.
En busca de la puerta
Mientras, y hasta finales de mayo, los arqueólogos prosiguen sus trabajos en el Turuñuelo, en la estancia contigua a la sala donde hallaron los fragmentos de las esculturas del siglo V a.C. La codirectora de las excavaciones explica que van en busca del final del edificio por la parte este, de la puerta por la que se accedía, pero teme que no lleguen a dar con ella. «Nos queda muy poco túmulo por excavar en esa zona. Hemos llegado casi al límite de las casas», dice.
En los primeros compases de esta sexta campaña han descubierto los cimientos de un muro romano, un elemento que ya documentaron en sus inicios. «Ya sabíamos que hubo una ocupación romana encima del cerro. Empezaron a construir, pero se debieron de dar cuenta de que el sitio, al ser un yacimiento rellenado de tierra, no era muy estable y no continuaron. No hemos encontrado ni ladrillos ni tejas de época romana», relata la arqueóloga, que teme que esta ocupación afectara a la antigua entrada al edificio tartésico.
Tras semanas de trabajo, han llegado a niveles protohistóricos y ahora estudian un derrumbe de adobe con el que se han topado. ¿Habrá más fragmentos escultóricos? ¿Qué historia se oculta debajo? «¡Quién sabe! Habrá que esperar», dice con estoica paciencia Rodríguez.
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