Siglo y medio después del primer hallazgo, el yacimiento arqueológico entre Castilleja de Guzmán y Valencina de la Concepción será Bien de Interés Cultural
El Correo. 02/01/2010. O.G.
Después de muchos años de reivindicaciones por parte de historiadores, expertos y colectivos de proteccionistas, el yacimiento arqueológico entre Castilleja de Guzmán y Valencina de la Concepción, donde los dólmenes son su exponente más destacado, podrá ser catalogado como Bien de Interés Cultural (BIC). Con la categoría de Zona Arqueológica, ingresarán en el Catálogo General de Patrimonio Histórico Andaluz, tras recibir el visto bueno de la última Comisión Provincial de Patrimonio este procedimiento.
Este momento coincide con el reciente hallazgo de determinadas piezas, en la segunda fase de las excavaciones arqueológicas en el lugar, que revelan este enclave como el de mayor concentración de figuras zoomorfas de Europa encontrado hasta el momento. De hecho, en la franja situada entre Castilleja de Guzmán y Valencina de la Concepción están los restos arqueológicos más antiguos que se conocen en lo que hoy es el área metropolitana, el pasado más remoto del territorio, de casi 5.000 años antes de nuestra era, pero, paradójicamente, escasamente valorados. De hecho, los que más se han volcado hasta el momento con estos vestigios han sido los propios ciudadanos, integrados en diferentes colectivos, en una lucha sin tregua que muchas veces ha sido más un clamor en el desierto.
Constantemente amenazados, tanto por el avance del urbanismo como por la falta de medidas de protección, destaca, no obstante, que no son un patrimonio descubierto hace dos días. De hecho, del dolmen de La Pastora se tiene constancia desde 1860, mientras que el último en ser catalogado fue el de Montelirio, en 1998.
Estos vestigios del Calcolíticos, unidos a los del Cerro del Carambolo, en Camas, están llamados a formar parte del Parque Cultural del Aljarafe, una figura que actualmente no tiene ningún referente en la provincia pero que se contempla en el Plan de Ordenación del Territorio de la Aglomeración Urbana de Sevilla (Potaus) y garantizaría el compromiso del área metropolitana con su pasado.
En otro rincón de la aglomeración urbana, el yacimiento arqueológico de Gandul espera la misma atención, y en este caso son igualmente colectivos de conservacionistas los que están permanentemente alzando la voz para que se tomen medidas que garanticen la preservación de este pasado. También para estos restos arqueológicos, entre Mairena del Alcor y Alcalá de Guadaíra exigen la consideración de Parque Cultural.
De momento, el del Aljarafe va por delante. El primer paso es la declaración como BIC. La Dirección General de Bienes Culturales, mediante una resolución del 10 de septiembre de 2008 inició el procedimiento de inscripción en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz de este yacimiento arqueológico. De igual modo, en su última convocatoria, la Comisión Provincial de Patrimonio Histórico emitió un informe favorable a la inscripción, como órgano consultivo, cumpliendo así con lo previsto en el artículo 9.6 de la Ley del Patrimonio Histórico de Andalucía. Tras este informe se debe proceder a los trámites preceptivos de información pública y de alegaciones para su resolución que será definitiva, que luego deberá ser ratificada por el Consejo de Gobierno del a Junta de Andalucía para que efectivamente pasen al Catálogo General de Patrimonio Histórico Andaluz.
Paralelamente, como una fórmula para ayudar a que este patrimonio sea conocido y apreciado por todos, se creará un centro de interpretación, que de nuevo se topa con ciertos recelos por parte de algunos colectivos y partidos, que temen que la nueva construcción afecte al yacimiento arqueológico. Las administraciones deberán ingeniárselas para este proyecto.
La definición del área a proteger para la Zona Arqueológica tendrá en cuenta, además del enorme interés del yacimiento arqueológico para el conocimiento de los modos de vida de una comunidad de 5.000 años de antigüedad, otros valores ciertamente relevantes. Constituye un elemento singular su privilegiada situación geográfica. Hay que sumar la pervivencia de tres grandes construcciones funerarias monumentales en el municipio de Valencina de la Concepción, los dólmenes de La Pastora, Matarrubilla y Ontiveros, y el citado de Montelirio, en Castilleja de Guzmán.
El BIC, en cualquier caso, abarcará mucho más, ya que en una catalogación secundaria se incluirán el poblado y la necrópolis de la Edad del Cobre y los yacimientos arqueológicos Los Pozos, Casa Huerta, Torrijos I, Torrijos II, Torrijos y III, Cerro Catalán, La Cuadra-Los Llanos, Hacienda San José, La Estacada Grande, Hacienda Medina, Nuestra Señora de los Reyes, Las Cañadas, Los Molinos-Montijos, Las Coronas, Cerro de la Cruz, Cerro Mármol y Pozo Goro. Un largo listado que da idea de la riqueza que encierra este territorio en la comarca de la provincia más saturada por el ladrillo y los pecados del urbanismo salvaje.
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