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Tres razones para proteger los Dólmenes de Antequera


El dolmen de Menga orientado hacia la Peña de los Enamorados. / JAVIER PÉREZ.
Hacía falta un sólo criterio. La candidatura a Patrimonio de la Unesco está avalada por tres
Icomos certifica los valores del conjunto: son piezas únicas del patrimonio mundial, su relación con el paisaje es excepcional e ilustran una etapa significativa de la historia de la humanidad

21/05/2016. Diario Sur. María Eugenia Merelo.

Un pueblo sin literatura es un pueblo mudo. Lo defendía con coherencia el novelista castellano Miguel Delibes. De la misma manera, un pueblo sin memoria es un pueblo ciego. Y la memoria del ser humano está grabada en su patrimonio cultural. Lo hemos heredado de nuestros predecesores y nuestra obligación es conservarlo a su vez para las generaciones futuras. La Unesco es la entidad responsable de su protección internacional y en su lista de Patrimonio Mundial inscribe el que considera excepcional y más valioso.

A un paso de esa lista se encuentran desde el jueves el Sitio de los Dólmenes de Antequera, que guardan las huellas de 6.000 años de historia de la provincia de Málaga. Construidos por las primeras sociedades agrarias y ganaderas de las fértiles tierras antequeranas, los dólmenes de Viera, Menga y El Romeral, tres sepulcros megalíticos referenciados entre los mejores de Europa, obras excepcionales de la arquitectura y la ingeniería prehistóricas, han recibido el aval del Consejo Internacional de los Monumentos y los Sitios (Icomos, en sus siglas en inglés) para conseguir la protección internacional del organismo dependiente de Naciones Unidas.

El documento dictado por Icomos esta misma semana tras varios meses de evaluación, y al que ha tenido acceso SUR, concede al conjunto antequerano tres criterios que avalan su excepcionalidad. Según las normas de Unesco, con un sólo criterio de los diez reconocidos oficialmente la candidatura podría haber salido adelante y llegar a la reunión clave que se celebrará en Estambul (Turquía) entre el 10 y el 20 de julio. En esa reunión, si nada se tuerce, se producirá el ingreso de los monumentos prehistóricos malagueños en una lista que ya protege 981 bienes de valor universal excepcional de 160 países.

En su primer criterio, Icomos certifica que los Dólmenes de Antequera son piezas únicas del patrimonio mundial. En este sentido, destaca las características arquitectónicas de los monumentos, el valor de su construcción con grandes bloque de piedras y subraya que se trata de uno de los exponentes megalíticos europeos más importantes, ejemplo del genio creativo de la humanidad.

Icomos reconoce la teoría de Michael Hoskin, profesor de Cambridge

Como segundo criterio, Icomos destaca que se trata de un ejemplo excepcional de la práctica funeraria y ritual de una sociedad prehistórica altamente organizada de las edades neolíticas y de bronce de la Península Ibérica. Valora también la concepción extraordinaria del paisaje megalítico y su relación de los monumento. Paisaje y dólmenes, un binomio interrelacionado y determinante: Menga mira a la peña de Los Enamorados, catalogada como Paraje Sobresaliente, y El Romeral hacia la sierra de El Torcal, declarado Paraje Natural y Zona de Especial Conservación de la Red Natura 2000.

De esta manera, Icomos reconoce la teoría de Michael Hoskin, profesor de la Universidad de Cambridge, quien arrojó luz sobre uno de los secretos de la necrópolis prehistórica antequerana: una orientación atípica y singular. El investigador británico, al que está dedicado el Centro Solar del Conjunto Dolménico, es uno de los pioneros de la Arqueoastronomía, disciplina que estudia las orientaciones astrales de ciertos edificios de la Prehistoria y la Antigüedad a partir del conocimiento de las dos ramas que la integran: la Arqueología y la Astronomía.

Las construcciones milenarias van cargadas de razones a la cita de Estambul

Las investigaciones de Hoskin constataron que los dos espacios naturales a los que se orientan Menga y Romeral, constituían espacios sagrados para las comunidades megalíticas, que compartían códigos religiosos y una noción de pertenencia tribal. La orientación diferenciada era la forma de rendir tributo a esos espacios. Una arquitectura consciente y programada para interrelacionar paisaje y arquitectura, algo hasta ahora único en el mundo.

Por último, y como tercer criterio, el documento al que ha tenido acceso SUR rubrica el ejemplo sobresaliente que suponen Menga, Viera y El Romeral para ilustrar una etapa significativa de la historia de la humanidad, destacando que se trata de los primeros grandes monumentos ceremoniales que se construyeron en la Europa occidental.

Los Dólmenes de Antequera van sobrados de razones a la cita definitiva de Estambul . Ese día, la Unesco tendrá argumentos de sobra para decretar su protección y poner en el mapa del patrimonio universal estas construcciones funerarias milenarias, grandes espejos de nuestra memoria.

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